¡A
cambiar las reglas del fútbol!
Lenin Fisher
Hoy finalizó la Eurocopa 2012. Dicho evento deportivo me ha convencido todavía más
de que es necesario cambiar las reglas del fútbol.
La Copa Mundial de Fútbol
Sudáfrica 2010 fue el escenario para ver importantes fallas y sutiles
manipulaciones que suceden para favorecer a un equipo que tiene una liga con
mucho poder económico –la más poderosa de las ligas profesionales- y posee a
los dos equipos de fútbol más caros del mundo. De tales observaciones surgió el
artículo de opinión “Reformas antipacto y antifraude…en el fútbol” (END. ed.
10747; 10-7-10:13:A), el cual fue mejorado y ampliado con el título de
“Reformas en el fútbol” en “Chavalos de la revolución y otros ensayos”
(Universitaria. León. 2011:195-201). La idea es cambiar las reglas como en el volley-ball.
Avanzar
en el torneo hasta llegar a la final, no sin antes ser beneficiado por off-sides mal cantados (España y Croacia);
penalties dudosos; empates a uno o a
cero gol; golpes en la cara no sancionados, frente a la portería; o por
increíble que parezca, serie de penalties
donde el mejor o el más completo jugador del mundo no es incluido en la primera
ronda de disparos (España y Portugal; omisión deliberada de Cristiano Ronaldo).
Cosas que omiten o minimizan los medios de comunicación porque juegan su papel. Si un director técnico
no es capaz de seleccionar para su primera ronda de penalties a uno de los mejores goleadores del planeta, entonces que
abandone su puesto y me contraten a mí, porque yo sí lo hubiese incluido, sin
lugar a dudas. ¿Puede realmente C. Ronaldo patear el balón para meter un gol y
eliminar a España, donde está la liga de dos equipos archimillonarios, sin
pensar en la fortuna que le paga el Real Madrid? ¿Cuál nacionalismo o
patriotismo luso? Lo importante no es ni
competir, ni ganar; es cuántos millones de dólares o euros ganás.
Sudáfrica
2010 no fue sólo el Mundial de las vuvuzelas o lepatatas, sino que fue la Copa
donde el interés empresarial o el capital transnacional se impuso al interés
nacional, deportivo e individual. ¿Cómo se explica que Mesut Özil, el jugador
alemán de descendencia turca, haya jugado como un poderoso y rápido tanque contra
Argentina, ante la Primera Ministra alemana, para después ante España parecer
sedado, zombi o fantasma? El negocio lo aclara todo: el Real Madrid ya lo tenía
casi fichado por un contrato millonario.
En Ucrania y Polonia 2012, le tocó el
turno a Mario Balotelli, jugador danés-italiano de descendencia africana, quien
jugó como un demonio ante Alemania metiendo dos goles espectaculares; pero ante
España, lució torpe, sin puntería, descalibrado, sin compás y con las
coordenadas invertidas. No obstante se lee en “La gente dice Impre.com”: prensa
inglesa y española señalaron que el Real Madrid daba por hecho el fichaje de
Balotelli por 35 millones de euros (10 millones por temporada). Nada más.
¿Qué
jugador se esforzaría porque su equipo nacional le gane a España, dueña de los
dos más caros equipos de fútbol del planeta? ¿Qué puede más, el espíritu
deportivo y nacional, o 35 millones de euros? C. Ronaldo, M. Özil y M. Balotelli han pasado las mismas situaciones: o su país o sus contratos; o su camiseta nacional o la bolsa. El campeón prefiere jugar con los
dados cargados y las cartas marcadas; vacunar; sobar la mano; “cañonear” (firmar
o fichar). Mano invisible del mercado. Cambiemos las reglas.
Managua, Nicaragua, 1 de julio de 2012
leninfisher.blogspot.com