Antonio Lenin Fonseca Martínez:
biografía de un médico
revolucionario
Juro
luchar hasta las últimas consecuencias
para
que los niños de Nicaragua vivan sanos y en paz.
Que
mi hijo crezca con mis hermanos del pueblo
en un clima de paz y socialismo.
Lenin Fonseca
Ese es el pensamiento del
médico Antonio Lenin Fonseca Martínez, que puede leerse en la placa metálica del
monumento, situado en la entrada del hospital que lleva su nombre, en Managua,
capital de Nicaragua.
Antonio
Lenin Fonseca Martínez nació en la ciudad de León, el 17 de enero de 1951 y murió
en combate el 3 de junio de 1979 en Chinandega, a los 28 años de edad (1). Su
padre fue Noé Fonseca, propietario de la tienda "El Arca de Noé". Doña
Cleotilde Martínez fue su madre, de acuerdo a la partida de nacimiento,
extendida por el registro civil de las personas de la Alcaldía de León.
Fue incorporado al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) por Francisco José Jarquín Ramírez “Camilo” y por su hermano William Fonseca, alrededor de 1970. Su hermano William había participado en la red de apoyo logístico a la gesta guerrillera de Pancasán, en 1967, según relató el propio “Camilo” al editor de esta biografía (2,4). No debe confundirse a Francisco J. Jarquín R., uno de los primeros combatientes del FSLN, quien en la ofensiva final combatió en Matagalpa, y que aún vive, con Carlos Manuel Jarquín (Chinto), uno de los héroes y mártires de Veracruz, caído el 16 de abril de 1979.
Fue incorporado al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) por Francisco José Jarquín Ramírez “Camilo” y por su hermano William Fonseca, alrededor de 1970. Su hermano William había participado en la red de apoyo logístico a la gesta guerrillera de Pancasán, en 1967, según relató el propio “Camilo” al editor de esta biografía (2,4). No debe confundirse a Francisco J. Jarquín R., uno de los primeros combatientes del FSLN, quien en la ofensiva final combatió en Matagalpa, y que aún vive, con Carlos Manuel Jarquín (Chinto), uno de los héroes y mártires de Veracruz, caído el 16 de abril de 1979.
En una reunión hecha el 5 de febrero de 1978, en la
casa del colaborador Pablo Ordóñez, situada en el sector de las Gavetas, se
fundó el Frente Occidental Rigoberto López Pérez (FORLP), según Francisco J. Jarquín.
A esa reunión asistieron varios compañeros de la guerrilla que estaban
separados del FSLN por sectarismo o intrigas promovidas por dirigentes del
Frente Estudiantil Revolucionario (FER), actitudes erróneas y sin fundamentos.
Estuvieron presentes en la fundación del FORLP: William Fonseca Martínez (Enrique), Iván
García Abarca (Edgard), Guadalupe Ignacio Moreno Mendoza (Abel), Antonio Lenin Fonseca Martínez (Toño o Cuajada) y
Francisco José Jarquín Ramírez (Camilo). La decisión mayoritaria determinó que el primer
jefe fuera “Camilo”. Un mes después tenían 14 armas de guerra y contaban con
una buena organización (5).
Lenin Fonseca era conocido en las filas revolucionarias
del FSLN con el pseudónimo de “Ariel”. Vivía en la colonia el Hipódromo, en el
barrio San Felipe; estudió en colegios públicos y se bachilleró en el Instituto
Nacional de Occidente (INO) en el año de 1969. Estudió medicina y se graduó en
la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) (1).
Antonio
Lenin Fonseca cultivó una amistad muy personal con los inspectores del INO,
miembros de la Juventud Liberal, Antonio Alemán y su hermano Arnoldo Alemán
(quien llegó a ser presidente del país en 1997), lo cual le permitió conocer la
filosofía del liberalismo para contraponerla con la forma de actuar de la
dictadura somocista. El hecho de haber sido médico y la amistad antes
mencionada, debieron influir para que los gobiernos de derecha no se atrevieran
a quitar el nombre del Hospital Antonio Lenin Fonseca (1).
Ingresó a la Escuela de Medicina entre 1970-1971. En
ese tiempo, en el movimiento estudiantil revolucionario circulaban libros como
el Diario del Che en Bolivia, el manual escrito por la autora chilena Martha
Harnecker (Conceptos fundamentales del materialismo histórico), el libro del
general de las grandes batallas vietnamitas Vo Nguyen Giap (Armar a las masas
revolucionarias, construir el ejército popular), libros de Ho Chi Minh (el
máximo dirigente de la Revolución Vietnamita), el Libro Rojo de Mao (el líder
de la Revolución China Mao Tse-tung) y sus cuatro tesis, libros sobre la guerra
de liberación de Cuba; así como escritos de Stalin y Lenin (líderes de la
Revolución Rusa). En 1969, escuchábamos radio Rebelde de Cuba, que era
una fuente de información revolucionaria (1).
William Fonseca, hermano de Lenin, leyó primero el
Diario del Che en Bolivia; luego lo leyó Lenin. Ese diario era para la juventud
como la imagen del joven revolucionario que tenía un conjunto de virtudes y
principios dignos de imitar. La lectura de ese tipo de información llevaría a
Antonio Lenin Fonseca a tener cierta capacidad intelectual revolucionaria (1).
Fue un asiduo lector de la historia de Nicaragua;
visitaba con frecuencia las bibliotecas del Banco Central de Nicaragua donde
estaban los mejores archivos de todo lo escrito sobre la historia nicaragüense
(1).
Ese conjunto de cosas, más la influencia de algunos
compañeros revolucionarios y dirigentes estudiantiles con más experiencia, hizo
que los jóvenes de esa época asumiéramos una posición político-ideológica
progresista, de avanzada; y conllevó a la participación decidida en los
movimientos políticos, huelgas de maestros, de trabajadores de la salud o de la
construcción, y huelgas estudiantiles por la autonomía universitaria y el 6% del presupuesto nacional para la UNAN, que
en tiempos de la dictadura somocista era solo del 2%. Conocimos las grandes
gestas heroicas del movimiento estudiantil (1).
Y también conocíamos sobre los movimientos
revolucionarios armados y un poco sobre la lucha sandinista en Nicaragua,
porque sobre ésta no había tantos escritos como ahora. Esa formación llevó a
Antonio Lenin Fonseca a tomar la decisión de participar directamente en la
lucha armada con el objetivo de contribuir a la derrota de la dictadura
somocista (1).
En ese afán, se hicieron varias excursiones de
grupos de jóvenes a las montañas o cerros (Momotombo, el Chonco, cerro Negro,
etc.), que eran una especie de internamiento incipiente de lo que podrían ser,
en el futuro, escuadras de combate (1).
En 1977 se planteaban muchas preguntas, en el seno
del FSLN, alrededor de la lucha contra Somoza. La gran pregunta era si la
montaña era algo donde sólo se iba a morir; si las bajas que se le hacían a
la Guardia Nacional (GN) eran pocas o eran muy poco conocidas;
porque la mayor cantidad de población estaba en occidente, centro y norte del
país (1).
De acuerdo a Francisco J. Jarquín R., “Camilo”, en
1977, William y Lenin, junto a otros compañeros realizaron una acción de
recuperación de armas, al asaltar una armería en el barrio San Juan, en León,
enfrente de la gasolinera Molieri, recuperando escopetas, pistolas y como 10
mil balas y cartuchos. Lenin Fonseca logró cambiar las escopetas por pistolas
con un cuatrero, al cual integraría a la lucha y quien murió en combate en
Chinandega, en 1979 (2).
Después de asaltar la armería, Lenin Fonseca no
quería regresarse a su casa y más bien deseaba pasar a la clandestinidad; pero
como esto último se le negó, lloró de indignación. Ese mismo año, realizaron
una emboscada a la Guardia Nacional en el tope de Sutiaba, donde finaliza la
avenida Marcoleta y hoy existe la estatua de un indio. Cuando se retiraban,
después de causar cinco bajas al enemigo, entre heridos y muertos, Lenin
Fonseca se fue dentro de un pozo, cerca de la iglesia de San Pedro, y se
fracturó dos costillas, pese a lo cual continúo su actividad. William y Lenin
formaron parte del estado mayor del FORLP (2).
Pablo Coca señala que surgió la tesis insurreccional
o tendencia tercerista que planteó la necesidad de que la gente participara
masivamente en la lucha contra la dictadura. Esto sumado al asesinato de Pedro
Joaquín Chamorro –que fue como una gran chispa que encendió al país y a la
movilización popular-, aceleró la lucha contra Somoza y la participación masiva
de la gente contra la dictadura (1).
Fue así como, desde principios de 1978 comenzó la
preparación larga y minuciosa de la insurrección de septiembre de 1978. Antonio
Lenin Fonseca y su hermano William participarían en la organización y ejecución
de dicha insurrección, que duró nueve días en León y otras ciudades del país,
durante la cual se atacó la cárcel “La 21” y el comando departamental de la GN
(1).
En los últimos días de combate, en septiembre de
1978, en León, cuando la mayoría de los combatientes sandinistas estaban
cansados, sufrían de sueño, pesadillas e insomnio, Antonio Lenin Fonseca decía:
algunos compañeros han muerto porque les cegó la inteligencia la nube; se les
puso una nube encima de la cabeza y no vieron nada; ni vieron al enemigo
encubierto (1).
Habiéndose cumplido el objetivo de movilizar a la
gente desde el punto de vista político y militar, y no pudiendo vencer a la GN
en ese momento, se decidió la retirada de la ciudad para tratar de conservar la
fuerza, reorganizarla y continuar la lucha. Al retirarse las escuadras
guerrilleras en septiembre de 1978, William Fonseca fue capturado y ejecutado
por la GN en el reparto Estrella, al norte de la ciudad de León. Dicho reparto
hoy se llama William Fonseca (1,2).
En
octubre de 1978, se organizaron las Milicias Populares, cuyo logotipo era un
combatiente popular con una gorra y un fusil Fal. Este fusil fue como el arma
oficial en la lucha insurreccional, aunque la gente usaba lo que encontraba,
cualquier arma de cacería, machetes, palos, bombas de contacto, etc., (1).
En los meses de noviembre-diciembre de 1978, Antonio
Lenin Fonseca y yo iniciamos a estudiar nuestra especialidad médica en el
Hospital 14 de Julio, en Managua (hospital que desde 1979 lleva el nombre de
Antonio Lenin Fonseca Martínez) (1,2).
Harold Chavarría, combatiente sandinista, recuerda
una ocasión cuando estando en una casa de seguridad del barrio Zaragoza, llegó Lenin
Fonseca a dejar un cassette con el
mensaje que debía leer el comando guerrillero que tomaría una radioemisora de
la ciudad de León. Lenin Fonseca dirigía y organizaba diferentes tipos de
acciones político-militares.
Lenin Fonseca empezó a estudiar la especialidad de
ginecología y obstetricia, en el Hospital 14 de Julio, del INSS, que hoy lleva su nombre, de acuerdo al doctor Alvaro López Largaespada, uno
de sus compañeros de promoción en León (2). Asistíamos desde las 7 de la mañana
a 12 del mediodía. Buscábamos quién cubriera los turnos y nos regresábamos a la
ciudad de León para trabajar hasta las 10 u 11 de la noche en la actividad
revolucionaria, propaganda y organización de los combates, como parte del
estado mayor del FORLP. Antonio Lenin Fonseca trabajaba en la comisión política
y yo en la comisión militar. Como teníamos la posibilidad de movernos semi-clandestinamente,
recaían sobre nosotros muchas responsabilidades (1).
Entre las responsabilidades estaban: buscar y
organizar a los mejores combatientes de León. William Fonseca, Antonio Lenin
Fonseca y otros compañeros contactaron a la escuadra de “Charrasca” (1) (Luis
Manuel Toruño, el más temerario combatiente popular leonés) (3). Los dirigentes
en los barrios de León nos organizamos con los compañeros que conocíamos
(trabajadores, desocupados, jóvenes estudiantes de secundaria, etc.) (1).
En una ocasión fui llamado para que Antonio Lenin
Fonseca me traspasara la responsabilidad de atender a la escuadra de
“Charrasca” y surgió una situación un poco divertida. A las tres de la tarde
estábamos en una casa de seguridad en el barrio San Felipe esperando que
llegaran miembros de la escuadra de “Charrasca”. Antonio me dijo: ya van a
venir los malos, ahí los vas a conocer (1).
Y fueron llegando uno por uno. Eran jóvenes bien
vestidos, muy educados, decían buenas tardes, qué tal, cómo están, y
después que habían entrado el Gringo, Pisis, Chepe Carreta y otros, le pregunté
a Antonio Lenin Fonseca: ¿y los malos a qué horas vienen? Me respondió: ¡estos
son los malos!, ¡Miralos bien y vas a ver!... Quizá lo que quiso decir Antonio
Lenin Fonseca era que esos muchachos eran combatientes feroces, sobre cuyos
hombros estaría principalmente la lucha contra la GN en León y por lo cual
había que saber conducir a esa fuerza (1).
Así continuamos trabajando en León hasta que un día,
el periodista Armando Quintero Martínez anunció en un radio-noticiero local que
había dos médicos que tenían el control de las armas y de las fuerzas
revolucionarias sandinistas de la ciudad de León que luchan contra el general
Somoza; y dio el dato de 110 fusiles de guerra, que era exactamente la cantidad
que teníamos acumulada en ese momento, las cuales se usaban casi diario en la
lucha contra la GN de Somoza. Por tal razón, fuimos trasladados a Chinandega.
Nos sustituyeron en León, Aracely Pérez, que estaba en Chinandega; y Edgard
Lang, que estaba en Managua (1).
El
16 de abril de 1979, Lenin Fonseca y Carlos Brenes (Joaquín), estuvieron
participando en la reunión del estado mayor del FORLP, en el reparto Veracruz,
desde las 7 de la mañana hasta las 4 de la tarde, cuando Oscar Pérez-Cassar
orientó tomar un receso. Lenin y Carlos salieron a comprar el periódico y
alimentos; fueron a la casa de un colaborador. Vieron pasar a la Guardia
Nacional hacia la carretera a Poneloya (una tanqueta, dos camiones y cuatro o
cinco Becat). Carlos le comentó a Lenin: van por los muchachos. Y éste
respondió: puede ser otra cosa (6).
Sin
embargo, preocupados, desde la casa de otro colaborador hablaron por teléfono
con Pérez-Cassar. Según Brenes la primera respuesta que recibió fue la de una
voz femenina que decía: apúrense hijos que los van a matar. Luego de un corte
brusco de la comunicación, volvió a marcar y contestó Pérez-Cassar diciendo:
apurate que nos están volando pija. Brenes preguntó: ¿es con ustedes?...sí, contestó,
nos están rodeando, y se cortó otra vez la comunicación (6).
Como
Lenin Fonseca era de León, rompió la compartimentación y contactó a las
estructuras, a los combatientes; desenterraron armas y formaron escuadras de
combatientes de Sutiaba, que se dirigieron a Veracruz para ayudar a los
compañeros masacrados; pero ya era muy tarde. En otras palabras, Lenin Fonseca
pudo haber caído asesinado en el reparto Veracruz, ese trágico 16 de abril cuando fueron asesinados Aracely Pérez, Idania Fernández, Carlos Manuel Jarquín, Edgard Lang, Róger Deshón y Oscar Pérez Cassar (6).
Seguimos trabajando las 24 horas del día,
arduamente: organizando los combates, la recuperación de armas, trasiego de
armas provenientes de El Salvador y Honduras hacia el interior de Nicaragua,
etc., hasta planificar la ofensiva final, la cual era necesaria porque el
Frente Sur Benjamín Zeledón tenía un mes de estar combatiendo a la GN en una
guerra de posiciones (a lo largo del mes de mayo de 1979); y era necesario
lanzarse a combatir a la GN para des-compresionar ese frente de guerra (1).
Se decidió que el 2 de junio de 1979 iniciaría la
ofensiva final en Chinandega; el ataque se planificó para las dos de la tarde.
Antonio Lenin Fonseca dirigiendo a las mejores fuerzas, con las mejores armas
que teníamos, incluyendo un lanzacohetes RPG-7, era el responsable de atacar el
comando departamental de la GN (1,2,4).
Otro compañero y yo, teníamos la responsabilidad de
atacar el comando del ingenio San Antonio, Chichigalpa, Posoltega y la zona
campesina aledaña. Las cosas no sucedieron como fueron planificadas, pues los
guerrilleros que bajaron del cerro El Chonco, dirigidos por Juan José Espinoza (el "negro William") y
otros compañeros, para apoyar a la columna de Antonio Lenin Fonseca y Marlene
Tapia Ramírez, fueron detectados en el by-pass de Chinandega, entre las tres y
cuatro de la madrugada, y así se iniciaron los combates (1,2,4).
Las
fuerzas que atacaríamos el ingenio San Antonio, Chichigalpa y Posoltega
estábamos en los manglares, cerca de la orilla del mar y en los límites del
ingenio mencionado, cuando sonó el radio-comunicador diciendo:
-Venado,
venado.
-Aquí
banano –contesto-.
-Aquí
venado, venado; adelante banano. Estamos combatiendo en las calles. Tenemos más
de dos horas de estar combatiendo.
-¿Cómo
van? –pregunto-.
-Le
hemos hecho varias bajas a la guardia y también la guardia nos ha hecho varias
bajas a nosotros.
Se interrumpió la comunicación y esas fueron las
últimas palabras que pude escuchar de Antonio Lenin Fonseca. Y nosotros
iniciamos de inmediato el ataque que nos habían ordenado. Después conocería
como se desarrollaron las acciones en la mañana del día 2 de junio de 1979 en
Chinandega (1,2,4).
Horas antes del momento
previsto para el inicio de la insurrección final, en Chinandega, es abatido Lenin Fonseca, junto a otros compañeros del estado mayor local de la guerrilla
urbana, en la comarca San Benito, a cuatro kilómetros de la cabecera
departamental. Así fue abortada la insurrección en Chinandega. (3)
Los combatientes sandinistas caídos en
el sector de La Cruz, en el barrio El Calvario, el 2 de junio de 1979, fueron
los siguientes: Silvia Marlene Ramírez Tapia, Bayardo Eliseo Salinas S., César
Ramón Juárez L., Narciso Izaguirre M., Matilde Chavarría N., Ramón Salvatierra,
Mariano Chávez A., Denis Mayorga R., Rudy Mayorga R., Freddy Pereira C.,
Narciso Mendoza, Ricardo Baca P., Oscar Molina y Oscar Ponce. Dichos nombres
están inscritos en la placa metálica del monumento, que en su honor, la Junta
Municipal de Reconstrucción de Chinandega instaló el 19 de julio de 1980, en el
parque central Héroes y Mártires del 2 de Junio (7).
Según
Dora María Téllez, quien era la jefa del estado mayor del FORLP, el 3 de junio
iniciaría la insurrección en León y Chinandega; pero la Guardia Nacional mató a
los mandos de la tendencia Tercerista (Insurreccional) del FSLN, en Chinandega.
Entonces, los combatientes de las tres tendencias: GPP (Guerra Popular
Prolongada), Terceristas y una parte de los Proletarios se fueron a los cerros,
al Chonco, cerca del Casitas, a todos esos volcanes, esperando entrar a
Chinandega. Ellos también combatieron ahí. Por el lado de Chinandega llegaron a
León, ya liberada, los siguientes compañeros: Sergio Mendoza, Alonso Porras,
Carlos Zamora y Pablo Coca; la gente que había quedado una vez que mataron a
Lenin Fonseca, a Merceditas, María Angeles, el propio 2 de junio. (8).
De acuerdo a Mónica
Baltodano, la masacre del estado mayor de Chinandega ocurrió cuando el mando de
la insurrección buscaba la reconcentración para iniciar el levantamiento, que
sería reforzado por dos columnas: una proveniente de Honduras, al mando de Alonso
Porras y Sergio Mendoza; y otra columna Tercerista que entraría por El Viejo (8).
Posteriormente, una vez que triunfó la Revolución el
19 de julio de 1979, conocí detalles de lo que había pasado. Las fuerzas de Silvia
Marlene Tapia Ramírez fueron aniquiladas en el barrio Guadalupe, en el centro
de la ciudad de Chinandega. Hoy podemos ver en el Parque Central de Chinandega
la lista de los héroes y mártires (Marlene y sus compañeros). Antonio Lenin
Fonseca partió en retirada hacia Potosí, junto a Lucrecia Lindo, Quxabel
Cárdenas y otros compañeros, tratando de encontrarse con otros camaradas que
venían de El Salvador. En esa retirada fueron emboscados por la GN. Así murió
Antonio Lenin Fonseca, combatiendo (1,2).
Entre abril y mayo de 1979, a cargo de la tendencia Insurreccional dirige los preparativos de la ofensiva final en Chinandega, que iniciaría el 2 de junio a las dos de la tarde. Dirigió las mejores fuerzas, con las mejores armas. Era el responsable de atacar el comando departamental de la GN. Ese día combatieron durante más de dos horas y cayeron 13 compañeros (entre ellos Marlene Tapia), en el sector de la Cruz, del barrio el Calvario, según Pablo Coca.
El 3 de junio, en la comarca San Benito, a cuatro
kilómetros de Chinandega, según Quxabel Cárdenas (en una entrevista brindada a
la periodista Tirsa Sáenz, de radio la Primerísima, el 2 de junio de 2021), al regresar 28 compañeros
en un camión, desde Tonalá, donde habían ido a traer armas de un buzón, después
de viajar 30-45 minutos, algunos venían soñolientos. Cárdenas tenía cinco días
casi sin dormir y tenía una herida en una pierna, a pesar de lo cual iba
alerta. El camión fue emboscado en el camino por la GN y murieron seis compañeros:
Antonio Lenin Fonseca Martínez (médico), Lucrecia Lindo (estudiante de tercer año de medicina), César Ramón Juárez, Armando
Vallecillo, Rodolfo (el Popo) Navarro y Rolando Cortés Téllez (Piel Roja). El
terreno era plano, un algodonal, con alambradas de púas y donde no había manera
de parapetarse. En esas condiciones, Cárdenas tuvo que ordenar la retirada. La
GN los atacó y persiguió con una avioneta.
De acuerdo a Pablo Coca, un balazo en la mandíbula y otro en el costado derecho cegaron la vida de Lenin Fonseca; fue enterrado en una fosa común y meses más tarde exhumado.
En septiembre de 1978, el jefe de la tendencia Tercerista que insurreccionó Chinandega fue el sociólogo Blas Real Espinal y once combatientes, con armas de guerra. Posteriormente, el 31 de octubre del mismo año cayó en combate Real Espinal, junto a David Martínez, María del Pilar Gutiérrez y José Benito Centeno. (9)
Según Iván García Abarca (Enrique), en agosto de 1978, por órdenes de Oscar Pérezcassar (el Gordo Pin), él y Lenin Fonseca trasladaron desde León a Managua, en el carro Fiat, color blanco hueso, propiedad de Fonseca, a tres combatientes sandinistas, un fusil G-3, un Garand, una carabina y cuatro granadas. Los tres combatientes (Maxell Pantoja, el Cachorro Amaya y Juan Lorenzo Hernández Cisne) fueron dejados por los Repuestos La 15 y participaron en el asalto al Palacio Nacional del 22 de agosto de ese año. Las armas fueron entregadas a Dionisio Marenco, en el parqueo del restaurante Lacmiel, en la carretera a Masaya. El fusil G-3 fue el que usó el comandante Cero (Edén Pastora Gómez). Al regresar, García Abarca y Lenin Fonseca se trajeron a León a Carlos Manuel Jarquín (Chinto), que había sido llevado al restaurante por Marenco y que sería del estado mayor del FORLP y uno de los Héroes de Veracruz, al igual que Perezcassar (10).
Por otra parte, Enrique Bolaños Flores (Yader), recuerda, siendo un adolescente, que en la insurrección de septiembre de 1978, Lenin Fonseca combatió portando un fusil Fal, vestía un overall negro y usaba pañoleta rojinegra. Además, señala que la familia de Lenin Fonseca era vecina de ellos, pues vivían al otro lado de su casa, y que cuando su hermano Juan de Dios Muñoz fue asesinado y llevado a la casa, los hermanos William y Lenin Fonseca se portaron muy solidarios; y William Fonseca colocó la bandera roja y negra en el ataúd; pero por presión y amenaza del guardia somocista Pablo el Chele Aguilera, tuvo que quitarla (10).
Recuerda Pablo Coca que Lenin Fonseca fue enterrado en una fosa común. Fui a
desenterrarlo. En ese momento hablé sobre quién era él. Me tocó enterrarlo y
hablar nuevamente sobre él, en su despedida. Vine al Hospital 14 de Julio para
reunirme con los trabajadores y proponerles que el hospital se llamara Antonio
Lenin Fonseca Martínez. Al principio los trabajadores se oponían porque hubo
enfermeras que libraron luchas heroicas, lo cual nunca se negó; y seguí
explicando sobre el trabajo desarrollado por Lenin Fonseca. Al final, los
trabajadores, el sindicato y la dirección del hospital apoyaron la idea y por
eso conocemos hasta hoy el hospital con el nombre de Antonio Lenin Fonseca
Martínez (1,2).
En una ocasión, Antonio Lenin Fonseca me planteó que
tenía dolor de muela y yo le dije: andá donde la doctora Guido o el doctor
Guerra para que te la compongan. Entonces, me quedó viendo y me dijo: y si me
pegan un tiro y me matan, para qué me la van a componer, que les compongan las
caries a otro. Sin embargo, fue; le quitaron el dolor y le compusieron la
muela. Seguimos trabajando, pero sus palabras parecían una premonición porque
uno de los tiros que recibió era en la mandíbula y en el otro en el costado
derecho (1).
Antonio Lenin Fonseca era como todos nosotros; le
gustaba la música; siempre hablaba de las canciones de Julio Iglesias. Entre
las canciones que más le gustaban estaba aquella que dice más o menos así: “Al
final la vida sigue igual/ unos que vienen otros que se van/ unos que viven otros
morirán.” También era enamorado de la belleza de la mujer. Tuvo su novia. Tuvo
su esposa. Y dejó una hija muy parecida a él (1).
Lenin Fonseca era trabajador; su
personalidad era jovial, dirigente de buen carácter y trato fraternal. Si
alguna vez se enojó mucho con alguno de nosotros, no pudimos ver las
impresiones de ese enojo con signos de violencia, sino que en general, siempre
se mantenía tranquilo (1,2).
Es importante señalar que la personalidad de Antonio
Lenin Fonseca Martínez permitió, digamos, que fuera un compañero que en su
trabajo aglutinara gente, o sea, que con su estilo de trabajo atraía, no
rechazaba. Para los que estudiamos con él, para los estudiantes de medicina,
fue un buen amigo. Se ganó el sobrenombre de “la Polilla” por su manera de ser:
jovial, alegre, bromista, tranquilo. Todos lo queríamos. Y para los que tuvimos
la oportunidad de combatir a su lado, de trabajar juntos, fue una buena
experiencia…haber compartido la vida en esos momentos de riesgo, de alto
riesgo, con un compañero de buen carácter, de gran eficiencia en su trabajo y
de gran valentía (1).
A
manera de epílogo sobre lo escrito y publicado hasta hoy sobre Lenin Fonseca,
sabemos que: el doctor Pablo Coca leyó su testimonio el 3 de junio de 2011 en
el Hospital Escuela Antonio Lenin Fonseca Martínez. Una copia del mismo fue
revisada y editada por Lenin Fisher, publicándose en leninfisherblogspot.com. Esta publicación virtual sirvió de base al
artículo de la revista Correo. Francisco Jarquín Ramírez (Camilo) en su libro
El precio de la victoria, se refirió a Lenin Fonseca; además, relató varios
detalles a Lenin Fisher, que luego éste publicó en el libro Escritos
revolucionarios del siglo XXI, los cuales enriquecieron el testimonio de Coca.
Es de gran importancia el testimonio de Carlos Brenes, el cual forma parte del
libro de Jarquín Ramírez. Es llamativo que en el libro De León al búnker, Guillermo
Cortés Domínguez casi no menciona a Lenin Fonseca. El testimonio de Dora María
Téllez y los comentarios de Mónica Baltodano, en el libro Memorias de la lucha
sandinista, son relevantes y complementan el contexto insurreccional. Sea esta
revisión bibliográfica un homenaje al médico revolucionario, héroe de la
liberación nacional de Nicaragua: Antonio Lenin Fonseca Martínez. Los testimonios de Iván García Abarca y de Enrique Bolaños Flores en la segunda y tercera edición del libro La toma del búnker de Somoza: 19 de julio de 1979, enriquecen la biografía de Lenin Fonseca.
Autor: Lenin Fisher
Managua, Nicaragua, 4
de julio de 2015
Actualizaciones: 26 de febrero de 2018; 2 y 3 de junio de 2021
Escritos de Lenin Fisher: reflexiones sobre la vida e historia de Nicaragua.
leninfisherblogspot.com
Actualizaciones: 26 de febrero de 2018; 2 y 3 de junio de 2021
Escritos de Lenin Fisher: reflexiones sobre la vida e historia de Nicaragua.
leninfisherblogspot.com
Referencias bibliográficas:
9-.Ortega Saavedra, H. La epopeya de la insurrección Lea. Managua, Nicaragua. 2004: p. 353-356
10-.Fisher, L. La toma del búnker de Somoza: 19 de julio de 1979. 2da. ed. Universitaria. León, Nicaragua. 2017: 316
1-. Coca, P. Testimonio sobre la vida y lucha del doctor
Lenin Fonseca. En: Dr. Antonio Lenin Fonseca Martínez: héroe de la liberación
nacional de Nicaragua. Escritos de
Lenin Fisher: reflexiones sobre la vida e historia de Nicaragua. 8-8-2011. leninfisherblogspot.com
2-.Coca, P. Testimonio sobre la vida y lucha del doctor
Lenin Fonseca. En: Fisher, L. Escritos
revolucionarios del siglo XXI: a XXXV años de la Revolución Sandinista.
Universitaria. Managua, Nicaragua. 2014: 32-37
3-. Cortés Domínguez, C. De León al búnker.
Editarte. Managua, Nicaragua. 2003: 188 y 257
4-. Fisher, L. Coca, P. Antonio Lenin Fonseca, algo más que
un médico. Correo. No. 33. May-Jun. Managua, Nicaragua. 2014: 66-68
5-. Jarquín Ramírez, F.J. El precio de la victoria. Universitaria.
León, Nicaragua. 2004: 9 y 35
6-. Jarquín Ramírez, F.J. Testimonio del comandante Carlos Brenes
(Joaquín). En: El precio de la victoria. Universitaria. León, Nicaragua. 2004: 83-88
7-. López
Espinoza, R.J. Una cronología en fotos de la liberación del departamento de
Chinandega y sus municipios. Servicios gráficos. Managua, Nicaragua. 2013; 254
8-. Baltodano, M. Tener ideales y luchar por ellos.
En: Memorias de la lucha sandinista. Tomo II. Rosa Luxemburg Stiftung. Managua,
Nicaragua. 2011: 363-3789-.Ortega Saavedra, H. La epopeya de la insurrección Lea. Managua, Nicaragua. 2004: p. 353-356
10-.Fisher, L. La toma del búnker de Somoza: 19 de julio de 1979. 2da. ed. Universitaria. León, Nicaragua. 2017: 316
11-. La insurrección final de 1979 en Chinandega. Radio La Primerísima. 2-6-2021.
https://radiolaprimerisima.com/entrevistas/la-insurreccion-final-de-1979-en-chinandega/