Centenario de la muerte de Rubén Darío
Lenin Fisher
Cuando se celebró en 1967 el centenario del nacimiento de Rubén Darío,
yo no había nacido. Este año 2016, cuando conmemoramos el centenario de su
muerte, soy un hombre adulto.
Recuerdo que cuando tenía entre seis y ocho años era difícil para mí
entender por qué Félix Rubén García Sarmiento tuvo que vivir algún tiempo en Honduras. Al crecer, uno sí puede comprender el drama
familiar de la destrucción de la relación marital de sus progenitores y del
alcoholismo de su padre.
Era complicado imaginarme, al pasar frente al Museo Archivo Rubén Darío,
que el poeta niño tuvo que ser criado por los tíos abuelos. Además, no entendía
muy bien el significado de la frase “poeta niño” situada en la placa de mármol de
la pared norte del museo, ni por qué lo tildaban de dipsómano.
Un hermoso monumento dedicado a la madre y develado como parte de las
festividades del centenario del natalicio del poeta, fue construido en el parque
San Juan, de mi natal León. El recuerdo más agradable que tengo de dicha obra es
el de un grupo de chavalos de El Pochote, barrio San Felipe, que salíamos
corriendo, en la noche, hasta el parque San Juan y al llegar ahí, entrábamos al
redondel, de la base de la estatua, y comenzábamos a correr con un grado de inclinación
importante, hasta dar muchas vueltas, cansarnos o marearnos. Era muy divertido.
Luego, emprendíamos el regreso, corriendo, por supuesto.
Nunca me iba imaginar que en el lugar donde está la estatua de bronce
del poeta, en la esquina opuesta al Museo Archivo, existían casas coloniales
que ocupaban toda la manzana (le llamaban al sector las cuatro esquinas). En
León de mediados del siglo XX se cometió un gran desastre arquitectónico, al
destruir la mayor parte de esas casas con valor histórico y construir un
colegio privado, a pesar de que un ciudadano leonés donó un extenso terreno para
tal fin; pero los dueños del colegio prefirieron alquilar las tierras y
construir el instituto en pleno centro histórico y sin diseño colonial (kitsch).
Una de las pocas personas que no vendió su casa y se opuso a tal barbaridad fue
el eminente médico Humberto Tijerino Delgadillo, llamado “el mono sabio”.
Ni hablar de la gran impresión que tiene un niño cuando ve que la tumba
del gran poeta está dentro de la Basílica Catedral de la Asunción, resguardado
por un león llorando; y muy cerca de ahí, la tumba de otros grandes bardos.
Las festividades del centenario del nacimiento fueron aprovechadas para
protestar contra la dictadura somocista. La resistencia pacífica, en la antigua
Avenida Central o Roosevelt, entre sus pancartas portaba una que decía: “Año
dariano sin tirano”. Cuatro días después del centenario del natalicio del
panida, la Guardia Nacional masacró al pueblo en Managua: “Esa Pax Dariana de
ocho días fue rota el domingo 22 con sangre que no se orea aún”, escribió el
dariísta Ernesto Mejía Sánchez, en Cuestiones rubendarianas. En agosto sucedió
el levantamiento guerrillero de Pancasán donde murió, entre otros, el doctor
Oscar Danilo Rosales Argüello (el FSLN sufre una derrota militar y se muestra
como la única opción antidictatorial). En octubre, cayó otro médico, el Che
Guevara, en Bolivia.
En el año 1967 tantos millones de hombres se resistían a hablar inglés, no callaron para llorar después y miles de cachorros del león español andaban sueltos. A cien años de su muerte los vigores y esperanzas latinoamericanas han empezado a unirse.
En el año 1967 tantos millones de hombres se resistían a hablar inglés, no callaron para llorar después y miles de cachorros del león español andaban sueltos. A cien años de su muerte los vigores y esperanzas latinoamericanas han empezado a unirse.
Managua, Nicaragua, 14 de enero de 2016
Escritos
de Lenin Fisher: reflexiones sobre la vida e historia de Nicaragua.
leninfisherblogspot.com