Memorias de una guerra olvidada:
testimonio de un cachorro del
BLI Juan Pablo Umanzor
testimonio de un cachorro del
BLI Juan Pablo Umanzor
Lenin
Fisher
El libro Memorias de una guerra olvidada, de Manuel Coronel Novoa, autor y
editor, impreso en Imprime y publicado en Managua, en febrero de 2017, reúne en 297 páginas, de sus 15 capítulos, la experiencia vital de un soldado del Servicio Militar Patriótico (SMP),
durante la guerra contrarrevolucionaria de la década de 1980, que el gobierno
de Estados Unidos organizó y financió para derrotar a la Revolución Sandinista.
Los testimonios y relatos son demostrativos
e interesantes; llenos de sentimientos y reflexiones, así como de convicciones.
Reflejan a un Cachorro de Sandino, así eran llamados los soldados del SMP por
el gobierno sandinista, en su dimensión militar, en plena guerra, y en su plano
humano.
La guerra de baja intensidad que
ejecutaron los gobiernos yanquis de Ronald Reagan y George Bush (con la complicidad
de los gobiernos de Honduras, Costa Rica
y El Salvador), en contra de Nicaragua, no podrá ser olvidada, y en eso difiero
con el autor de la obra, mientras protagonistas como él o testigos oculares de
los hechos, escriban sobre la misma, para heredar dichos testimonios a las
futuras generaciones.
Defender la Revolución Nicaragüense
fue todo un acto de patriotismo; defenderla de una forma de guerra
imperialista, con un ejército constituido por combatientes originarios del país
agredido, reagrupando a los restos de la Guardia Nacional del dictador Somoza
Debayle (derrocado en julio de 1979), e integrando a campesinos e indígenas que
no entendieron, o no fueron beneficiados lo suficiente, y quizás hasta
perjudicados por la revolución. Valió la pena defender la revolución. Porque si
el proyecto contrarrevolucionario hubiese triunfado por las armas, además del
baño de sangre, las consecuencias de todo tipo hubiesen sido impredecibles.
Como señaló el sociólogo Orlando
Núñez, durante la presentación del libro, los franceses no se preguntan si
valió la pena la Revolución Francesa; y los estadounidenses tampoco se
preguntan si valió la pena la Revolución Norteamericana que les permitió independizarse
del imperio británico. Simplemente, ambos fenómenos sociológicos están
registrados en la historia y son referentes importantes. Y yo agregaría, ambas
son revoluciones que llenan de orgullo a ambas naciones.
El heroísmo de los jóvenes
nicaragüenses que defendieron su revolución será reivindicado por la historia,
a pesar de que el desenlace de la guerra fue una derrota electoral de la Revolución
Sandinista, y no solo del FSLN, en febrero de 1990, con el ascenso de un
gobierno de derecha que impulsó la contrarreforma restauradora del orden
derrotado en 1979, y la desmovilización y entrega de armas de la Contra, como resultado de los
acuerdos de paz, logrados en Guatemala, por los presidentes de Centroamérica;
pero con la preservación de las instituciones creadas por la revolución como el
Ejército y la Policía.
La guerra de defensa de la
Revolución Sandinista no podrá ser olvidada jamás porque entre otros hitos que
representó están los siguientes: primero, por primera vez en la historia un
país poderoso fue condenado por terrorismo de Estado (ese país fue Estados
Unidos de Norteamérica), a través de una sentencia de la Corte Internacional de
Justicia de la Haya (el máximo tribunal de la Organización de Naciones Unidas),
emitida en junio de 1986, que mandó a indemnizar a Nicaragua por los daños
causados por la guerra de desgaste y bloqueo económico (sin posibilidades
reales de triunfo), que incluyó el minado de los puertos, hecho que criticó
hasta la primera ministra británica Margaret Tacher. Daños que en 1986 eran
alrededor de 12 mil millones de dólares, después ascendieron a 17 mil millones;
y en 2010 el padre Miguel D´Escoto Brockmann calculaba en 50 mil millones.
Segundo, a Revolución Nicaragüense
enfrentó al ejército irregular más grande y mejor armado de América latina, a
lo largo del siglo XX, según afirma acertadamente el general retirado Humberto
Ortega Saavedra. Contrarrevolución antisandinista que se vio involucrada en el
escándalo Irán-Contra-gate, mucho más grave que el Watergate, y que era
suficiente para destituir al presidente gringo de turno; donde a través del
transporte y venta de drogas, desde Honduras hacia Estados Unidos; así como la
venta de armas a un supuesto enemigo como Irán, el gobierno de Estados Unidos
tenía otra vía para financiar la guerra contra Nicaragua.
Así las cosas, el Ejército Popular
Sandinista y los batallones de reservistas voluntarios no eran suficientes para
enfrentar y derrotar a la contrarrevolución (llamada de distintas formas: FDN,
ARDE, Misurasata o Resistencia Nicaragüense). Fue necesario el SMP; solamente
así se pudo enfrentar y derrotar estratégicamente al ejército
contrarrevolucionario, llamado por su apócope la Contra. La defensa de la patria, en caso de agresión extranjera,
la justifica hasta el catecismo católico.
El gobierno sandinista no fue el
primero en instaurar una ley de servicio militar. Según Kinloch (1999) el presidente Pedro Joaquín
Chamorro Alfaro, el 18 de julio de 1877, expidió un reglamento que estableció
el servicio militar obligatorio para todo nicaragüense que tuviera entre 16 y
55 años. Chamorro Alfaro, político conservador, justificó el servicio militar
obligatorio basado en el argumento de hacer efectiva
la igualdad en el deber de servir a la patria, establecido en la Carta
Fundamental.
Memorias
de una guerra olvidada incluye al
final una lista de 74 combatientes del BLI Juan Pablo Umanzor, entre miembros
permanentes del EPS y soldados del SMP; cantidad que sería menor a una compañía
de un batallón; pero, en todo caso, representa un gran esfuerzo. No es posible recordar los
nombres de todos los compañeros. Primero, porque no todo mundo es Jim Farley,
quien recordaba el nombre de pila de 50 mil personas, según Dale Carnegie, en
su libro Como ganar amigos e influir
sobre las personas. Y segundo, porque según los psicólogos, cuando los
seres humanos tratan de recordar emociones pasadas se equivocan con una
frecuencia de 60% y cuando recuerdan detalles, la frecuencia es de un 40%.
En fin, el libro es valioso desde
el punto de vista historiográfico e histórico. Su lectura es amena e intensa. Los
jóvenes deben leerlo, sin lugar a dudas, para conocer mejor la historia
reciente de Nicaragua.
Managua, Nicaragua, 12
de agosto de 2017
Escritos de Lenin Fisher: reflexiones sobre la vida e historia de
Nicaragua.
leninfisherblogspot.com