Apuntes
sobre la segunda edición del libro
La toma del búnker de Somoza: 19 de julio de 1979
Lenin Fisher
Debo
agradecer al Rector Magnífico de la UNAN-León, Octavio Guevara, por su decidido
respaldo para publicar la segunda edición del libro titulado: LA TOMA DEL BÚNKER DE SOMOZA y subtitulado: 19 DE
JULIO DE 1979; edición dedicada al Comandante Fidel Alejandro Castro
Ruz, líder de la Revolución latinoamericana y mundial, en el primer aniversario
de su fallecimiento.
A Oscar Ulises Cortes Tapia, hijo del Chele Marcos, quien puso a la
disposición, desde la primera edición de este libro, el archivo fotográfico,
familiar y personal, de su heroico padre, protagonista de la toma del Búnker de
Somoza. De la misma manera, a Nelson Chavarría Rojas (Chachi), primo de mi
madre, por autorizar la publicación
de las fotografías que tomó durante la liberación de León, junto a la leyenda
de la fotografía en esta ciudad, don Miguel Cano. Igualmente, a Francisco José
Jarquín Ramírez, Leopoldo Rivas Alfaro, Enrique
Bolaños Flores, Mario Rodríguez Vásquez y Ernesto José Toruño por colaborar con
fotografías. También, al doctor Miguel Gaitán, cuya grabadora digital, facilitó
las entrevistas y sus transcripciones.
Asimismo, le doy las gracias a mi hermano mayor,
Harold Chavarría, por ayudar en la recopilación de documentos y fotografías,
así como en la realización de las entrevistas. También debo agradecer al doctor
José Agüero por sus gestiones con las autoridades universitarias.
Finalmente agradezco a Leopoldo Rivas Alfaro,
Francisco José Jarquín Ramírez, Iván García Abarca, Lenin Valle Ruiz, José
Tomás Quintero Rodríguez, Juan Armando Zepeda Jarquín, Mario Rodríguez Vásquez,
Benito Ramón Sevilla González, Fernando José Rosales, Francisco Roque y Enrique
Bolaños Flores, quienes compartieron verbalmente sus extraordinarias
experiencias combativas, durante la lucha por la liberación de Nicaragua, y en
particular de León, incluyendo el heroico avance hacia Managua y la toma del
Búnker de Somoza el 19 de julio de 1979.
De los fundadores del FORLP, al que primeramente
conocí fue a Iván García Abarca, cuando yo tenía cuatro años y medio de edad, porque
en 1973, después de la muerte de mi madre, Miriam Chavarría, mi padre Luis
Fisher Pérez, nos trasladó desde el barrio el Sagrario a San Juan (entre la
esquina de las Fajas William y la esquina de los Solís), donde vivimos contiguo
a la casa del compañero Iván, de quien mi padre y todos sus hijos guardamos siempre
muy gratos recuerdos. Doña Auxiliadora (q.e.p.d.), la esposa de Iván, era quien
nos ponía las inyecciones cuando teníamos infección en la garganta. En ese
barrio creció mi hermano Yader, entre juegos de “pelota de hule”, discusiones y
peleas con Luis Manuel Toruño Montenegro, el legendario Charrasca, quien era un poco mayor que Yader. Alguna vez, recuerda
mi hermano Luis, los primos de mi mamá, entre ellos Nelson Chavarría Rojas Chachi, evitaron que estos dos muchachos
pelearan.
En junio de 1979 conocí a Leopoldo Rivas Alfaro,
cuando yo tenía 10 años. Él llegó a dormir varias noches a la casa que
alquilaba don Pablo Efraín Jáen Puerto (don Payín), tío de Denis Callejas Jáen
(hermano de Fanor Urroz Jáen, Mariano),
quien cumplía la misión de escolta de Polo
Rivas y cargaba un Fal y un radio-comunicador. La casa estaba situada de la
esquina de las Brisas del Pochote media cuadra al norte, en San Felipe, hoy
ocupada por una funeraria. Ahí vivimos la Ofensiva Final dos de mis hermanos,
Malcolm y Vladimir, y yo; pues, mi papá se quedó atrapado en Managua. Harold,
el mayor, combatía en el Frente Sur, después de haber salido en libertad de la
tenebrosa cárcel del Destacamento XXI de la GN. Luis, trabajaba con los comités
de solidaridad en San José, Costa Rica, después de haber sido testigo del
asesinato del combatiente Ramón Larios Brenes, el 20 de abril de 1979, en el
Pochote. Y Yader había muerto el 14 de enero de ese año, después de ser herido,
el día anterior, en una acción de recuperación económica para financiar la
lucha, en el barrio San Juan.
A Francisco José Jarquín Ramírez (Camilo) lo conocí
en 2004, cuando en un centro de fotocopiado, en la esquina de la antigua
Recalde, me preguntó por qué fotocopiaría la página que había seleccionado (era
la foto del Frente Revolucionario Sandino o FRS, en Honduras, en 1960, donde
aparecen Alejandro Martínez Sáenz, Bayardo Altamirano, Edén Pastora Gómez,
Modesto Duarte, Luciano Vílchez, Leónidas Rodríguez, Daniel García, Pedro Pablo
Ríos, Francisco Toribio, Renán Montero y otros compañeros). Yo le respondí:
porque en esa foto está mi papá. Entonces, me preguntó: ¿quién es tu papá? A lo
cual respondí: Luis Fisher. Camilo me
dijo: ¿Luis Fisher?, ¿dónde está Luis Fisher?, tengo muchos años de no verlo.
De esa manera, se reencontraron dos veteranos combatientes sandinistas.
Los nombres de William Fonseca y Lenin Fonseca,
quienes vivían en San Felipe, siempre han sonado a mis oídos con una gran
autoridad y contundencia. A ninguno de ellos lo conocí personalmente. Pero tengo
casi diez años de trabajar en el Hospital Escuela Antonio Lenin Fonseca Martínez, en Managua. Lenin Fonseca, médico
de profesión, otro de los fundadores del FORLP, de quien he reconstruido su
biografía (a partir del testimonio de Pablo Coca y de conversaciones con Camilo). Biografía que ha sido publicada
en mi blog, en la revista Correo
(No.33; May-Jun. 2013), y en el libro Escritos
revolucionarios del siglo XXI, en 2014. Ahora, al finalizar esta segunda
edición, tengo más elementos biográficos de Lenin Fonseca, gracias a otro de
los fundadores del FORLP: Iván García Abarca.
Conocí el Pochote, en San Felipe, cuando una vez, a
media noche, en 1976, Harold me llevó enfermo donde mi abuela materna, Mercedes
Chavarría, que vivía de la Funeraria Bonilla tres cuadras al oeste. Ahí conocí
a todos los integrantes de la Escuadra Táctica de Combate o ETC, dirigida por
Lenin Valle Ruiz (Felipe); muchachos que combatían a la GN a cualquier hora del
día. Ahí, una tarde, conversé con Charrasca,
quien me dijo que no tirara piedras a los perros callejeros porque en otros
países más bien se los comían. Lenin Valle siempre me pareció serio, educado y callado.
Era, al igual que mi hermano Harold, diferente a los demás muchachos del
Pochote. Es que ya tenían un alto sentido de su responsabilidad histórica y
andaban sigilosamente en actividades conspirativas. En el Pochote vi a Charrasca encabezar una columna de
combatientes que fusilaron a los guardias nacionales capturados el 20 de junio
de 1979, en el comando departamental, algunas horas antes.
La primera vez que escribí algo en un libro sobre
la hazaña del FORLP al tomarse el búnker de Somoza fue
en 2011, en Chavalos de la Revolución y otros ensayos, describiendo cuando
escuché, el 19 de julio de 1979, la noticia en radio Sandino, casi al mediodía,
después de regresar, todo sucio, de un entrenamiento de las Milicias Populares
Sandinistas (MPS).
Ahora tenemos dos ediciones sobre el tema y quiero puntualizar
algunas cosas:
1-. En la primera edición del libro LA TOMA DEL BÚNKER DE SOMOZA EL
19 DE JULIO DE 1979, logramos demostrar, en el año 2016, a través de varias
referencias bibliográficas consultadas, que fue el FORLP el primero en llegar
al búnker y la Loma de Tiscapa.
De esa manera refutamos lo planteado por el comandante E. Noguera,
en el libro Memorias de la lucha
sandinista, publicado por M. Baltodano; cuyo testimonio dice que el Frente
Norte fue el que se tomó el búnker de Somoza y la Loma de Tiscapa.
2-.Siete testimonios recabados, a través de entrevistas, para esta
segunda edición, coinciden en que no hubo combate durante la toma del búnker de
Somoza y la Loma de Tiscapa, porque la GN había huido al norte del país, se
disfrazó de civil y se dirigió a los barrios de Managua, embajadas, Cruz Roja y
aeropuerto internacional. O sea, que la GN no dio su última gran batalla con
honor militar o profesional, ni mucho menos, por ningún ideal.
3-.He procurado contribuir a rescatar la historia por medio de la
mayor cantidad y variedad de fuentes posibles: libros, revistas, periódicos,
entrevistas, testimonios, fotografías y vídeo-documentales.
4-.Señalamos la importancia de fechas como el 20 de junio y 7 de
julio de 1979 para León y la Revolución Sandinista, porque son las fechas de la
liberación de León y de la toma del Fortín de Acosasco. Fechas que han sido
casi olvidadas, confundidas u omitidas por distintos autores, entre ellos
dirigentes revolucionarios e intelectuales (algunos de ellos, lamentablemente,
ya fallecidos).
5-.En la misma primera edición se hizo un análisis de cómo se
subvaloró la gesta del FORLP al tomar el búnker de Somoza y la Loma de Tiscapa,
el día de la victoria; y cómo se celebró o sobrevaloró el repliegue táctico a
Masaya, casi otorgándole, a este último, una categoría de acción decisiva para
lograr el triunfo revolucionario.
6-.Asimismo, en dicha edición se analizó cómo la toma del búnker
de Somoza por parte del FORLP fue omitida en varios libros. Solamente uno la
menciona brevemente: La epopeya de la
insurrección, escrito por el general H. Ortega S.
7-.Reconstruimos, en esta segunda edición, toda la ruta de combate
y victorias del FORLP, en cada lugar donde se enfrentó, derrotó y aniquiló a la
Guardia Nacional, a partir de testimonios de protagonistas de primera línea;
desde León hasta el búnker de Somoza. Y tomando en cuenta lo señalado en dos
discursos por el comandante Leopoldo Rivas Alfaro, en los que enfatizó que
Fidel Castro les dijo en Cuba que, de acuerdo al seguimiento del alto mando
militar del ejército cubano, el único frente guerrillero del FSLN que avanzó
hacia Managua, derrotando a la GN, a cada paso, fue el FORLP.
8-.En la primera edición, fue analizado el vídeo documental
llamado La ofensiva final,
enfatizando en la pregunta: ¿Por qué dicho documental no incluye imágenes de la
toma del búnker de Somoza, por parte del FORLP? En esta segunda edición,
aclaramos cuál fue la causa, basados en una entrevista con los dos periodistas
mexicanos: E. Hernández Rodríguez y P. Talavera Álvarez.
9-.Lo positivo de la obra creo que pesa más que lo negativo. Estoy
seguro que tiene más aciertos que desaciertos. Hemos logrado reconstruir mucho.
También hemos rescatado bastantes cosas, incluyendo testimonios, fotos (la
segunda edición incluye más de 500), nombres, seudónimos, apodos, vivencias
personales heroicas, etc. Identificamos a muchos compañeros (algunos de
ellos fallecidos, como recientemente lo fue el valiente Tomás Bolaños, que
combatió en Sept. 78 y en el Frente Sur en 1979), y escribimos sus nombres,
seudónimos o apodos en los pies de fotos; señalando además, lugares, fechas y
contexto. Hasta ahora, nada de eso había sucedido en los libros publicados. En
todos esos aspectos superamos a cualquier obra.
10-.Es cierto que hemos tenido imprecisiones o errores; pero
recordemos que son hechos que ocurrieron hace 38-40 años; y que el primer libro
que abordó ampliamente el tema fue De
León al búnker, de Cortés Domínguez, publicado hasta el año 2003. Dicha
obra, como toda obra fue objeto de críticas, por tener imprecisiones; pero a la
vez, debe reconocerse que tiene bastante información correcta.
Según la psicología, cuando los seres humanos tratan de recordar emociones pasadas se
equivocan con una frecuencia de 60% y cuando tratan de recordar detalles, la
frecuencia de error es de un 40%. El primer registro o grabación inicial puede
ser cambiado en una segunda o tercera ocasión, porque agregamos o suprimimos
emociones o detalles, debido al paso del tiempo. Aunque podemos recordar con
más facilidad los hechos más relevantes, grandes o impactantes.
La complejidad de los testimonios se puede ver claramente en la
Biblia (el libro más leído y vendido en los últimos 50 años, con 3900 millones
de copias), tiene entre sus testimonios los cuatro Evangelios del Nuevo
Testamento; dos de ellos, el de Mateo y el de Juan, fueron escritos por otras
personas, alrededor de los años 70 y 80, del primer siglo de nuestra era. Marcos
y Lucas (este último era médico, de origen sirio), escribieron sobre lo que Pedro
y Pablo les contaron, y tomaron en cuenta escritos previos recopilados y
relatos de María, la madre de Jesús.
En todo caso, los Evangelios fueron escritos alrededor de 40 años
después de la muerte de Jesús de Nazaret. Solamente el Evangelio de Juan señala
que la madre de Jesús estaba presente al momento de la crucifixión (aunque no
menciona el nombre de ella, sino el de su tía, que también se llamaba María y
era la esposa de Cleofás; y además, a María de Magdala). Por otra parte, Juan,
en su Evangelio, no es mencionado por su nombre, sino como el “…discípulo al que más quería…”; pero
aparece como el único discípulo presente en la crucifixión (los demás huyeron y
se escondieron; una reacción natural). Lucas solo habla de: “Las mujeres que habían venido desde Galilea
con Jesús…”. Asimismo, en los Evangelios de Marcos, Lucas y Mateo nunca
mencionan a algún discípulo presente en la crucifixión.
11-.Toda obra está expuesta a la crítica y este libro no será la
excepción. Nosotros somos los primeros en reconocer si hay algún error, sobre
todo en el aspecto testimonial, porque en cuanto a las citas de otros libros o
publicaciones, eso es responsabilidad de otros autores. Los errores los hemos
superado, corrigiendo y borrando oraciones o párrafos enteros; y también,
incorporando más información.
12-.Este proceso de rescate de la historia
reciente es un proceso dialéctico; de menos a más, de lo inferior a lo
superior. El contenido del libro se puede mejorar. ¡Por supuesto que se puede
mejorar! Aspiramos a una edición de lujo y a una edición en inglés; estamos trabajando
en ambos proyectos.
13-.A todos aquellos que deseen colaborar con aclaraciones,
correcciones, fotografías inéditas y desconocidas, nombres, pseudónimos o de
cualquier otra forma, les decimos: estamos a sus órdenes.
14-.Sabemos que el material de las dos ediciones podría ser
suficiente para una maestría o un doctorado en historia, en cualquier
universidad del planeta. Por tal razón, es innegable la importancia de esta
obra para la historia de Nicaragua, para la historia del sandinismo y el FSLN,
para la historia militar del país y para la historia de la Revolución
Nicaragüense.
15-.Todo el trabajo realizado se ha hecho por conciencia revolucionaria;
sin fines de lucro. Si el libro se ha vendido es para compensar algunos costos
o gastos que van más allá de la ayuda que hemos recibido de las editoriales
universitarias de Managua y León. En la primera edición se imprimieron 50
ejemplares. En la segunda, serán 300. Ha sido prioritario donar por lo menos un
ejemplar a cada una de las más importantes bibliotecas de Nicaragua. Las
dificultades encontradas no han sido pocas.
16-.Tenemos la seguridad de que la segunda edición de La toma
del búnker de Somoza, es hasta ahora, lo mejor que se ha escrito sobre
la gesta heroica y combativa del FORLP, desde su génesis (como le gusta
llamarle a Iván García Abarca), o desde
su fundación, hasta tomarse el perfecto símbolo del poder (como lo llamó
Eduardo Galeano), al comando central y corazón de acero de la dictadura
dinástica, la mañana del jueves 19 de julio de 1979: el Búnker de Somoza y la
Loma de Tiscapa.
17-.Iván García
Abarca, Francisco José Jarquín Ramírez y Leopoldo Rivas Alfaro deberían ser
considerados por el Concejo y el Alcalde de la ciudad de León, como candidatos a
recibir el reconocimiento de Hijos Dilectos de Santiago de León de los
Caballeros, acompañado de la entrega de las llaves de la ciudad, por su contribución
a la liberación de León, la ciudad donde se hizo justicia ante el asesinato de
Sandino y su estado mayor, el cerebro de la nación y la primera capital de la
Revolución.
18-.Rescatar y
escribir sobre la memoria histórica puede ayudar a que la sociedad nicaragüense
no cometa los errores del pasado, para evitar la guerra, ese monstruo grande
que pisa fuerte (como la describió el argentino León Gieco, en su canción Solo le pido a Dios).
19-.Estamos obligados
a mejorar las condiciones materiales básicas de todos los nicaragüenses para
lograr la felicidad. Escribimos sobre la historia de la Guerra de Liberación
Nacional para que se recuerde el gran sacrificio que significa hacer una
revolución y para que nunca más suenen los fusiles, ni los cañones; ni tiñamos otra
vez nuestra bandera azul y blanco con la sangre de nuestros hermanos.
Managua, Nicaragua, 6 de diciembre de
2017
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