Sandinismo y revolución:
errores y omisiones de la ofensiva final
Lenin Fisher
Escribir sobre la Revolución Popular
Sandinista y su etapa insurreccional, incluyendo la ofensiva final, es un
verdadero reto para cualquier persona interesada en el tema.
Los testimonios de los
protagonistas que vivieron esa etapa de lucha del pueblo nicaragüense para derrocar
a la dictadura militar y dinástica de la familia Somoza, son valiosos y no son
pocos los publicados hasta hoy. Otros hemos escrito acerca de este apasionante
tema, sin haber sido protagonistas, aunque sí testigos conscientes y partícipes
indirectos o menores; pero motivados por la necesidad de la investigación
histórica.
En el libro Sandinismo y revolución
(Midence, 2016), en medio de sus aportes sobre el relato histórico de la
batalla de Nicaragua por la liberación nacional y la justicia social, se
encuentran algunos errores y omisiones, que también son compartidos por otros
autores o protagonistas, que durante la Revolución Sandinista ocuparon
distintas responsabilidades.
Detectar los errores y omisiones,
apoyados en el pensamiento crítico y alternativo, ayuda a generar nuevos
conocimientos sobre la realidad histórica, como señala en las páginas iniciales,
el autor de Sandinismo y revolución. Es una forma de contribuir a preservar la
memoria histórica y defender la verdad histórica. Porque la historia de la
lucha sandinista fue escrita originalmente con sangre y no puede re-escribirse
olvidando los hechos relevantes. Las omisiones y los errores en el relato
histórico ayudan a re-escribir la historia, a olvidarla, negarla y a alejarse
de la verdad.
Analizar las publicaciones, lo que
se escribe, acerca de las luchas revolucionarias y liberadoras es parte de la
construcción del pensamiento crítico, el cual es vital para cambiar la matriz
del conocimiento de la historia de nuestros pueblos. Es, como dice el profesor
Lazareff, buscar la liberación epistemológica.
Entre los errores y omisiones
encontrados en Sandinismo y revolución están los siguientes:
1-. No le llama Insurrección de
Septiembre de 1978 al hecho histórico de la primera insurrección armada, en
varias ciudades, encabezada por la tendencia Tercerista o Insurreccional, para
derrocar al tirano Somoza Debayle. Solo habla de insurgencia de Matagalpa y que
acciones parecidas surgieron después en otras ciudades.
Como sabemos, siempre se ha dicho
que fue espontáneo el levantamiento armado de jóvenes matagalpinos, en agosto
de 1978, después del sorprendente y exitoso asalto al Palacio Nacional. Por
muchos años tuve mis dudas sobre la espontaneidad de esa acción en Matagalpa,
donde jóvenes armados con armas de cacería y bombas de contacto o Molotov, se
enfrentaron a la Guardia Nacional. Eventos como ese no inician por generación
espontánea. Tienen que organizarse y dirigirse.
En el año 2020, en el programa Sin
fronteras, de radio la Primerísima, el periodista William Grigsby dijo
claramente que el levantamiento de los jóvenes matagalpinos fue organizado y
dirigido por Bayardo Arce Castaño y Crescencio Rosales, quienes eran altos dirigentes
de la tendencia Guerra Popular Prolongada (GPP). La red organizativa tenía una
buena base social en el movimiento estudiantil de secundaria y en los barrios
pobres de Matagalpa. Así que, la acción no fue espontánea.
Ortega (2017) señala que Mario
González Almendárez, responsable de la GPP en Matagalpa, desarrolló un gran
trabajo entre los jóvenes de secundaria, en dicha ciudad, desde 1976. Al final,
dicho levantamiento fue derrotado e igual suerte tuvo otra sublevación, casi
simultánea, en Diriamba, Carazo.
Ahora bien, ¿por qué
ocurrió dicho levantamiento en Matagalpa los días 27 y 28 de agosto? El
detonante en Matagalpa fue que la Guardia Nacional asesinó al joven José
Alberto Chavarría Castro. Sin embargo, se puede inferir que la tendencia GPP,
en su sana y fraterna competencia con la tendencia Insurreccional, por el
liderazgo de las acciones militares y para no perder la iniciativa, adelantó
las acciones en Matagalpa, porque sabía que la insurrección en varias ciudades
estaba próxima, sobre todo después del éxito de la Operación Chanchera en el
Palacio Nacional. Operativo que la concretó la tendencia Tercerista y no pudo
realizarla la GPP.
2-. No menciona la fecha de liberación
de la ciudad de León, el 20 de junio de 1979, ni la importancia estratégica,
desde el punto de vista militar y político de dicha victoria; la primera
victoria militar relevante del FSLN contra el ejército somocista, en 18 años de
lucha. León, fue después de todo y a pesar de todos, la primera ciudad liberada
y el primer territorio libre de Nicaragua. Nunca antes el FSLN había tomado el
control de un cuartel departamental de la Guardia Nacional. Fue la cabeza de
playa que se buscaba para instaurar un gobierno provisional; cosa que logró
hacer el 18 de julio de 1979 (fecha que sí menciona el autor de Sandinismo y
revolución), es decir, casi un mes después de que el Frente Sandinista tomó el
cuartel departamental de la ciudad.
En la página 573 se señala que el
FSLN realizó en los primeros meses de julio de 1979 una serie de intromisiones
a varias ciudades, entre las que incluye a León. Dicha aseveración es inexacta
porque los jóvenes sandinistas de León estaban en su propia ciudad, en los
barrios y en sus casas. No estaban en los alrededores, ni en las zonas
suburbanas o en las montañas cercanas. Ellos permanecieron en el propio casco
urbano.
Sin embargo, en Sandinismo y
revolución se menciona a varias ciudades ya liberadas a inicios de julio de 1979;
pero sin incluir a León, que ya tenía más de 10 días de haber sido liberada. En esa lista de ciudades se incluye a
Jinotega, lo cual es increíble, porque ésta se liberó hasta el propio 19 de julio.
Asimismo, se da más relevancia al asesinato del periodista estadounidense Bill
Stewart y su intérprete nicaragüense, que a la liberación de la segunda ciudad
en importancia, León. La ciudad más antigua de Nicaragua. Una ciudad colonial,
que se libera de la dictadura somocista y empieza así su descolonización, como
parte de la lucha anti-colonialista y anti-imperialista de los pueblos. Y
negar la gesta heroica de liberar a León antes que ninguna otra ciudad es negar
el papel de la comunidad indígena de Sutiaba y también es negar que la
liberación de León fue la primera victoria, de relevancia estratégica desde el
punto de vista militar y político, que el FSLN obtuvo sobre la Guardia
Nacional, después de lo que el Comandante de la Revolución Tomás Borge Martínez
llama en su libro La paciente impaciencia como una larga cadena de derrotas y
fracasos que el Frente Sandinista tuvo.
Y es que la campaña mediática
internacional por el asesinato de Stewart tuvo mayor impacto en la mente (en el
imaginario dirían los intelectuales o académicos) de muchos nicaragüenses, que
la liberación de León. Además, pareciera que no pocos protagonistas, autores,
periodistas, analistas políticos, intelectuales e historiadores se han
propuesto olvidar, negar o anular la importancia de la liberación de León, la
ciudad de Rubén Darío y Rigoberto López Pérez, el 20 de junio de 1979. Todos
ellos no han reflexionado acerca del impacto emocional, anímico, psicológico,
político y militar que tuvo la liberación de León, por parte del FSLN, en las
columnas guerrilleras sandinistas. No han reconocido que una victoria militar
de tal envergadura tuvo que ser motivo de conversación en las rondas de
comunicación que realizaban los altos mandos guerrilleros, cada día.
Quizás el olvido o la intención de
negar la importancia de la liberación de León tiene que ver con los resabios
del colonialismo, que llevó a cierta aversión de la gente hacia las ciudades
coloniales, como León y Granada, que mantuvieron o disputaron el control
político del país.
Resulta contradictorio que el único
que reconoce la importancia estratégica de la victoria del FSLN en León, es el
mismo dictador Anastasio Somoza Debayle, sobre lo cual dice, en su libro
Nicaragua traicionada (1980), que lo ocurrido en León fue una debacle y el
inicio del desmoronamiento de la situación militar de la Guardia Nacional, llamando
infierno a los combates en la ciudad y señalando que tenía preparados a tres
mil soldados para defender Managua, ante el inminente avance de los
guerrilleros sandinistas de León hacia la capital, como efectivamente sucedió. Nadie
más ha reconocido de una manera tan clara los hechos históricos mencionados. Solamente
el último marine yankee: Somoza Debayle.
Pues, el Frente Occidental
Rigoberto López Pérez fue el primer frente guerrillero que llegó y tomó el
control de la Loma de Tiscapa y el búnker de Somoza, en las primeras horas de
la mañana del 19 de julio de 1979, después de avanzar casi 100 kilómetros,
derrotando y aniquilando las fuerzas de la Guardia Nacional, en todos los
lugares donde se enfrentaron (León, Fortín de Acosasco, Pancorva, La Paz
Centro, Izapa y Nagarote). En efecto, ningún otro frente guerrillero avanzó en
ofensiva hacia Managua, como en julio de 1979 señalaron el comandante Fidel
Castro y altos mandos del ejército cubano.
3-. En Sandinismo y revolución, el
autor le da mayor importancia al repliegue de los guerrilleros de Managua a
Masaya, a lo largo de 28 kilómetros, señalando que fueron bombardeados por el
enemigo, de manera permanente, lo cual no fue exactamente así. El despliegue
propagandístico sobre dicho repliegue, hecho en la década de 1980, promovido
por algunos que participaron en tal acción, que luego ocuparon cargos
gubernamentales o partidarios importantes; pero que después de 1990 traicionaron
a la Revolución, al FSLN y al sandinismo, caló en una parte de la población,
incluyendo a intelectuales, historiadores, periodistas, escritores, etc.
El repliegue mencionado no fue
decisivo para el triunfo de la Revolución Sandinista. Y en términos generales
sucedió por razones objetivas que evidencian una derrota de las fuerzas
guerrilleras en la capital, si se analizan los hechos de manera integral.
Porque no se pueden separar las derrotas en Batahola (una de las masacres más
conocidas de la ofensiva final) y la hacienda el Vapor de la acción de
replegarse hasta Masaya, sin poder ni querer regresar en contra-ofensiva hacia
la capital, por la misma carretera a Masaya o por la carretera sur.
De tal manera, que la acción
ofensiva del Frente Occidental tuvo mayor importancia militar, hasta asediar
Managua, en el empalme de Xiloá, al atardecer del 18 de julio de 1979; hecho
también olvidado y que debió servir para presionar a los mandos de la Guardia
Nacional durante las negociaciones de la rendición incondicional. Tal accionar de
los sandinistas procedentes de León, que permitió entrar a Managua con dos
tanques, cuatro tanquetas, camiones blindados y casi mil guerrilleros bien
armados, fue una verdadera resistencia ofensiva para lograr la liberación
nacional y buscar la justicia social revolucionaria.
4-. Sandinismo y revolución resalta
el papel del pueblo indígena de Monimbó, en Masaya, en febrero de 1978. No
obstante, no menciona que entre los guerrilleros sandinistas procedentes de
León, que tomaron el búnker de Somoza y la Loma de Tiscapa, iba una gran
cantidad de jóvenes leoneses del pueblo indígena de Sutiaba y del barrio San
Felipe (fundado por los colonialistas españoles para los negros e indios que
llevasen una vida licenciosa).
Existen fotografías y
vídeos de los jóvenes de Sutiaba y San Felipe en la Loma de Tiscapa y marchando
enfrente del búnker de Somoza, como los hermanos Mario y Gustavo Rodríguez Vásquez
(conocidos como los Chocoyos, una costumbre indígena de llamar a las familias
con nombres de animales). También resulta inevitable recordar que un indio
Sutiaba dirigió la insurrección de septiembre de 1978 y la ofensiva final de
1979 en Masaya, donde se ubica el barrio Monimbó, el extraordinario guerrillero
Hilario Sánchez Vásquez, quien resultó herido durante la ofensiva final, fue
fundador del Ejército Popular Sandinista y murió como alto oficial del mismo,
en un accidente naval en el lago Cocibolca. Además, los vínculos de Sutiaba con
la lucha revolucionaria y con el FSLN, tienen una historia más larga que la de
Monimbó, lo que implicó niveles organizativos más sólidos.
En conclusión, negar u olvidar la
fecha de liberación de León y la importancia de la ofensiva del Frente
Occidental avanzando hacia Managua, hasta tomar el búnker de Somoza y la Loma
de Tiscapa, es también negar la heroica y valiente lucha de los jóvenes de
Sutiaba y San Felipe, un pueblo originario que ha transmitido su herencia de
lucha al sandinismo y un barrio surgido de la discriminación colonial. Todo en
honor a la verdad, en resguardo de la memoria, en contra de la amnesia y para
que no se re-escriba la historia.
Bibliografía:
Cox, J. (1980).
Nicaragua traicionada: por Anastasio Somoza, según lo relatado a Jack Cox.
Belmont, Massachusetts. Western Islands.
Fisher, L. (2020). La toma del búnker de Somoza: 19 de julio de 1979.
3era. ed. Universitaria. León, Nicaragua.
Midence,
C. (2016). Sandinismo y revolución: resistencia, liberación, justicia y cambio en las luchas
de nuestros pueblos. Managua, Nicaragua. Universitaria
Tutecotzimí.
Ortega
Saavedra, H. (2017). La
epopeya de la insurrección. 3era. ed. Managua, Nicaragua. Lea.
Managua,
Nicaragua, 17 de febrero de 2021
Escritos
de Lenin Fisher: reflexiones sobre la vida e historia de Nicaragua.
leninfisherblogspot.com