Ofensiva Final en Managua y Repliegue a Masaya
Lenin Fisher
Algunos asteriscos de la Ofensiva
Final en Managua y del Repliegue a Masaya, en junio de 1979, no son tan
conocidos y vale la pena recordarlos, especialmente si son parte del testimonio
de un protagonista como Iván García Abarca.
El compañero García Abarca, fue
co-fundador del Frente Occidental Rigoberto López Pérez, en febrero de 1978,
junto a Francisco José Jarquín Ramírez, William Fonseca Martínez y Guadalupe
Ignacio Moreno Mendoza, en el sector de las Gavetas, un sector limítrofe entre
los barrios San Felipe y San Juan, de la ciudad de León.
Posteriormente, el Frente Occidental
fue reforzado con otros cuadros, que dirigieron la insurrección en el mes de
septiembre: Oscar Pérez-Cassar (el Gordo Pin), Róger Deshón Argüello y Carlos
Manuel Jarquín López.
Recuerda Iván García que en una
ocasión Oscar Pérez-Cassar (el Gordo Pin), en 1978, le dijo: Vamos a dar un golpe que va a sonar hasta en
Cafarnaúm. Se refería a los
preparativos del asalto al Palacio Nacional, el 22 agosto de ese año.
En septiembre de 1978, García Abarca
fue parte del estado mayor que dirigió la insurrección en la ciudad
metropolitana y estuvo al mando del ataque frontal a la cárcel La 21 y el
Comando Departamental. Luego, en noviembre del mismo año fue capturado por una
patrulla dirigida por el temido Pablo “el Chele” Aguilera, después que este
dirigió el asesinato de cuatro jóvenes, en una casa del barrio San Felipe. Estuvo
prisionero en el Fortín de Acosasco y afortunadamente fue liberado. Después de
lo cual, fue trasladado a Managua, para trabajar en el llamado Frente Interno
(Frente Central Camilo Ortega Saavedra), donde fue parte del equipo de trabajo
de la tendencia Tercerista, encabezado por Joaquín Cuadra Lacayo y Raúl
Venerio.
Para el inicio de la Ofensiva Final,
en Managua, el 9 junio de 1979, Iván García Abarca dio la orden al compañero
César Augusto Silva para que con su escuadra atacara a la Sección de Policía
número 13 o la 13° Sección de Policía, como se le conocía, la cual estaba ubicada
en el sector de Sabana Grande. La escuadra de César Augusto Silva estaba
conformada por 15 combatientes, algunos de ellos con armas de guerra y otros
con armas de cacería.
En ese tiempo Iván García vivía en
el reparto el Dorado, en casa de Neysi Ríos, quien era una estudiante de la
Universidad Centroamericana (UCA), al igual que Antonio Sujo, los cuales eran
parte de la Juventud Revolucionaria Sandinista (JRS), organización juvenil a la
cual Iván García atendía. Ríos murió durante el Repliegue, cuando ella salió de
su casa hacia el Polideportivo España (en ese trayecto murió).
Por lo tanto, la escuadra de César
Augusto Silva fue la que inició la Ofensiva Final en Managua, el 9 de junio,
por la noche. Destruyeron la estación policial y derrotaron a la guardia
somocista. En la madrugada esa escuadra llegó al Dorado y los guerrilleros
andaban de casa en casa recolectando armas. Tocaron la puerta de la casa de
Neysi Ríos, donde vivía Iván García Abarca y ordenaron que les entregaran las
armas que tuvieran. Entonces, García Abarca les dijo que se las entregaría,
pero que quería hablar con el jefe de ellos. Los jóvenes rebeldes llamaron a su
jefe, César Augusto Silva, que se saludó con García Abarca, ante lo cual los
combatientes sandinistas estaban asombrados. No sabían que el jefe inmediato de
Silva era García.
El día 10 de junio es que llega el
estado mayor del Frente Interno al barrio Ducualí, ocupando las instalaciones
del colegio María Auxiliadora. De ese momento, hay una fotografía publicada en
el libro Un pueblo en armas, cuyo
autor es el comandante Carlos Núñez Téllez, quien era miembro de la Dirección
Nacional Conjunta del FSLN y dirigió la Ofensiva Final en Managua.
Durante el Repliegue Táctico a
Masaya, el 27 de junio de 1979, a Iván García Abarca le correspondió ir en la
parte media de la columna junto a Raúl Valerio (Willy) y Augusto Montealegre Valle. En
ese tercio medio de la columna que se desplazaba hacia Masaya llevaban 10
guardias somocistas prisioneros.
Iván García Barca portaba una
carabina M-1 en la Ofensiva Final y estaba en contacto directo con los
combatientes en las trincheras, donde combatió a la par de los jóvenes
guerrilleros. Recuerda que la tarde del 20 junio de 1979 al regresar al puesto
de mando, después de andar visitando, coordinando y animando a los jóvenes
sandinistas en las trincheras, se dio cuenta de la noticia de la liberación de
la ciudad de León, lo cual recuerda que le llenó de alegría. Ese hecho fue algo
que lo comentaron en el puesto de mando ubicado en el barrio Ducualí. Había alegría
en todos los mandos, esa tarde del 20 junio, al darse cuenta de que la ciudad
de León estaba bajo el control de los guerrilleros sandinistas.
También señala Iván García Abarca que
el combate por la liberación de Jinotepe fue a lo largo de la noche del 5 julio
para amanecer el 6 de julio. Fue un combate fue muy fuerte.
En cambio, recuerda que en la ciudad
de Granada el combate fue realmente una escaramuza que duró entre 15 y 30
minutos. La Guardia Nacional se rindió en el cuartel de la Pólvora, antes del
mediodía. Cuando los guerrilleros sandinistas entraron a la ciudad de Granada,
temprano por la mañana, la gente tenía miedo y cerraba las puertas. Realmente,
en Granada no hubo un gran combate. El jefe de la Guardia Nacional en Granada
no quería rendirse ante una mujer, porque la jefa era Mónica Baltodano y
entonces tuvo que ir uno de los guerrilleros varones para para negociar la
rendición a cambio de la salida del coronel Ruiz hacia Costa Rica.
Entonces, se designó a un grupo de 15
hombres distribuidos en dos o tres camiones, al mando de Iván García Abarca,
para trasladar al coronel Ruiz desde Granada hasta Masaya, donde debían
entregarlo al mando superior de la guerrilla. Uno de los conductores era un
compañero que le decían “el Gato”, quien llegó a ser escolta de Humberto Ortega
Saavedra.
Recuerda muy bien García que la
noche del 18 julio 1979, uno de los conductores encendió de manera imprudente
los focos y entonces fueron hostigados con morteros desde el Fortín del Coyotepe.
La marcha se detuvo por un rato. Señala García que no hubo ni muertos ni
heridos debido al fuego artillero. Además, recuerda que él no conversó nada con
el coronel Ruiz, porque la orientación era precisa: sólo trasladarlo hasta Masaya
y entregarlo. No debían conversar con él ni interrogarlo.
Por lo tanto, señala Iván García que
miente el que diga que entre los guerrilleros que transportaban al coronel Ruiz,
hubo muertos o heridos, o que se tuvo que amenazar al coronel Ruiz para que no
huyera, durante el bombardeo con morteros desde el Coyotepe.
Managua, Nicaragua, 8 de agosto de 2023.
Escritos de Lenin Fisher: reflexiones sobre la
vida e historia de Nicaragua.
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