Lenin: a cien
años de su muerte
Lenin Fisher
En
el siglo XXI conmemoramos el centenario de la muerte del gran líder
revolucionario de Rusia y la Unión Soviética: Vladímir Ilich Uliánov, más
conocido por su pseudónimo Lenin (el que viene del Lena), o sea, del río Lena
(diminutivo de Magdalena), el río cercano a una de las cárceles, donde guardó
prisión, como reo político.
Lenin
nació el 22 de abril de 1870 y murió el 21 de enero de 1924. Ha sido calificado
como el hombre más influyente en el siglo XX porque transformó su país y el
mundo, a través de la primera revolución socialista en el planeta, que tuvo
repercusiones en todos los continentes. Su gran mérito fue llevar a la práctica
la teoría marxista, construyendo una sociedad socialista. Fue un teórico del
materialismo dialéctico y del materialismo histórico, a los cuales enriqueció
con sus propios aportes, basados en la experiencia real, o sea, a través de su
lucha política, económica y militar.
En
este año 2024, la televisora rusa RT (Russia Today) ha homenajeado a Lenin con
una presentadora digital, llamada Anastasía (creada con inteligencia
artificial), quien entre otras cosas ha dicho que en países latinoamericanos
existen muchas personas que llevan por nombre Vladimir o Lenin, como Brasil (más
de 14 mil) y Colombia (más 18 mil 500). Lenin como buen marxista creía en el
potencial de la ciencia y la técnica para mejorar el conocimiento de la
realidad, en beneficio de la humanidad.
En
nuestro país, algunos han acostumbrado, a través del tiempo, nombrar a sus hijos
con los nombres de grandes personajes de la humanidad. Así, Nicaragua también
tiene muchas personas con el nombre de Lenin o Vladimir. Entre las más
conocidas están: Antonio Lenin Fonseca Martínez (héroe de la liberación
nacional) y Lenin Cerna Juárez (miembro de la segunda generación de cuadros históricos
del Frente Sandinista, que ocupó importantes cargos en la defensa de la
Revolución Popular Sandinista). En mi caso particular, mi padre Luis Fisher
Pérez (uno de los primeros guerrilleros del Frente Sandinista de Liberación
Nacional), le puso Vladimir, como primer nombre a su penúltimo hijo; y a mí, su
último hijo, me puso Lenin, como segundo nombre. Evidentemente, que mi padre
admiraba a V. I. Uliánov (Lenin). Recuerdo que, siendo niños y adolescentes, mi hermano Vladimir se burlaba de mí, diciéndome que yo, o sea, mi nombre, era solamente su pseudónimo. A lo cual, un día respondí que era más conocido por Lenin y que, además, así aparecía en sus libros.
En
Nicaragua, y quizás en otros países, los nombres de Vladímir y Lenin se han
latinoamericanizados por: Vladimir y Lenín. De hecho, en los diccionarios
aparecen las dos formas de escribir Lenin y Lenín. Y la distorsión al escribir
los nombres Vladimir y Lenin también ha existido, principalmente debido a los
errores de inscripción en las oficinas de registro de las alcaldías municipales
(un problema que ha afectado a muchos otros nombres y apellidos, el cual debe
superarse con capacitación). Entre tales errores crasos están los siguientes:
Vladimir con “B”; Lenin con doble “n”; o Lenin con “g” al final. ¡Qué horror!
Recuerdo
que, a finales del año 2003, en medio de un proceso de elecciones internas del
Frente Sandinista, en la Casa Museo Rigoberto López Pérez (antigua Casa del
Obrero, donde fue ajusticiado el dictador Somoza García y que durante la década de 1980 fue la sede de la Central Sandinista de Trabajadores), entre un montón de
basura, próxima a ser eliminada, recogí, ante la mirada indiferente de varios
compañeros sandinistas, seis libros de Lenin, publicados por editorial
Progreso, que todavía conservo en mi pequeña biblioteca: los tomos 16, 17, 22 y
23 de sus Obras Completas; así como los tomos 1 y 3 de sus Obras Escogidas.
Todos ellos muy interesantes. Eran los tiempos de los gobiernos neoliberales de
la derecha nicaragüense y del retroceso de las fuerzas revolucionarias.
Los
funerales de Lenin duraron cinco días y a ellos asistieron más de un millón de
personas. De ahí surgió la idea de embalsamar y preservar su cuerpo para
colocarlo en un monumento en Moscú. Posteriormente, a la desaparición de la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), se contabilizaron más de 14
mil 300 monumentos dedicados a Lenin.
En
fin, hay que señalar que el legado de Lenin es imperecedero, entre otras cosas
porque no se puede entender a la actual Rusia (líder del emergente mundo
multipolar), sin la fundación y construcción de la Unión Soviética (la primera
y mayor potencia económica, tecnológica y militar, de corte socialista).
Managua, Nicaragua, 27 de enero de 2024.
Escritos de Lenin Fisher:
reflexiones sobre la vida e historia de Nicaragua.
Webgrafía
La
memoria de Lenin perdura en el mundo pese a los intentos de borrar su historia.
https://actualidad.rt.com/video/496453-memoria-lenin-mundo-intentos-historia.
20/1/24