Tranques de Tünnermann, Báez Boys, Mara 19 y
nietos
de Sergio Ramírez: terrorismo y golpe de
Estado blando en Nicaragua
Lenin Fisher
En dos meses de la intentona de
golpe de Estado contra el gobierno sandinista, encabezado por el presidente
constitucional Daniel Ortega Saavedra, la derecha opositora ha sacado a relucir
todo lo que tiene, piensa, siente y quiere: la destrucción de todo signo o
huella de la Revolución Sandinista, del FSLN y del sandinismo.
Aplicando al pie de la letra el
Manual de Operaciones Sicológicas de la CIA, que la contrarrevolución armada de
la década de 1980 utilizó, ahora bajo el eufemismo de Golpe de Estado blando,
la oposición golpista, derechista y fascista, que se presenta como la
contrarrevolución del siglo XXI, ha asesinado, secuestrado, torturado y
vilipendiado a muchos sandinistas. Además, ha destruido, saqueado, incendiado y
robado la propiedad pública, estatal, privada, municipal y comunitaria, con el
fin de destruir la economía y el Estado nacional.
Kissinger y Sharp en una simbiosis
actual. Ya no basta con hacer rechinar la economía, como en Chile, en 1973. Hay
que destruirla.
Para destruirla hay que poner en
práctica el terrorismo, principalmente en las ciudades (a diferencia de la
década de 1980, en que la CIA lo aplicó en el campo y las montañas de
Nicaragua).
En todas las formas de terrorismo
del siglo XXI, autollamado pacífico y desarmado, han sobresalido los tranques o
barricadas en las calles y carreteras, defendidos por Carlos Tünnermann Bernheim
(quien en los años 1960 contribuyó al descubrimiento de las ruinas de León
Viejo, como rector universitario), pero que en 2018 ha apoyado a los grupos
vandálicos que han quemado edificios históricos de León, Masaya y Granada, que
datan desde el siglo XVIII y XIX.
También destacan los llamados Báez
Boys o los Chicos de Báez. Jóvenes que protestaban pacíficamente y sin armas;
pero que el 19 de abril de 2018 mataron a un policía de un balazo en la cabeza,
incendiaron edificios históricos de León, incluyendo el C.U.U.N., donde
quemaron vivo a un estudiante universitario; y mataron a un estudiante de
secundaria en Tipitapa; atacando y quemando edificios públicos y partidarios en
Estelí, Jinotepe y Masaya. Lo de Báez, es por el obispo auxiliar de Managua, Silvio,
cuyo segundo apellido es Ortega, quien los alentó desde la catedral capitalina,
llamándoles reserva moral de la nación (pero no se refería a que consumían gran
reserva, uno de los rones que produce la familia más rica de Nicaragua, también
patrocinadora del golpe de Estado suave). Y a los que llamó a no rendirse, no
doblegarse, no desanimarse, ni confundirse por ideologías. Bien, esto solo por
mencionar el comienzo.
Y como los actos vandálicos y
terroristas de los Báez Boys continuaron y fueron cada día más graves y
atroces, porque los jóvenes estudiantes universitarios se combinaron, desde el
inicio, con pandillas, delincuentes y narcotraficantes, a la vez que formaban
un movimiento político llamado 19 de abril; entonces, fueron bautizados por el
pueblo como la Mara 19 y con ese apodo se quedaron.
Sergio Ramírez Mercado,
acostumbrado a mentir en sus novelas y cuentos, cree que la política actual es
esencialmente una mentira y otra ficción. Así, enlodando todos sus premios
literarios, incluyendo el más reciente, llamado Cervantes, se ha dedicado a
escribir y decir mentiras, faltando al octavo mandamiento de la fe cristiana.
Una de tales falacias es decir que los jóvenes golpistas están desarmados y que
son un ejemplo de luchadores cívicos y pacíficos. A este tipo sui generis de terroristas Ramírez les
llamó nietos de la revolución, desde las páginas de La Prensa, uno de los dos
periódicos oligárquicos. Esos son nietos de la contrarrevolución, no de la
Revolución; o en todo caso, nietos de Sergio Ramírez. Pinocho es, sin duda alguna,
el personaje más parecido a Ramírez Mercado.
En su afán de destruir la economía,
todas las criaturas angelicales de Tünnermann, Báez, Ramírez y la Mara 19, han
causado en dos meses los siguientes daños: 1200 millones dólares en pérdidas,
según el economista Néstor Avendaño; 22.5 millones de dólares a las empresas de
zona franca, de acuerdo a Dean García; 55 ambulancias del ministerio de salud
destruidas o dañadas, según la doctora Sonia Castro; el cierre del 40-50% de
los restaurantes y la ausencia de vida nocturna en la capital y varias
cabeceras departamentales; la pérdida de más de 60 mil puestos de trabajo; así
como la reducción drástica del turismo nacional y extranjero. Pero el formato
del golpe de Estado suave, que golpea duro al país, debe seguir, aunque ya ha
provocado la muerte de casi 200 personas y alrededor de 1500 heridos.
En síntesis, el golpe de Estado
blando en Nicaragua es una acción contrarrevolucionaria y en ella han jugado un
importante papel terrorista los Báez Boys, los tranques de Tünnermann, la Mara
19 y los nietos de Sergio Ramírez.
Managua,
Nicaragua, 20 y 22 de junio de 2018
Escritos
de Lenin Fisher: reflexiones sobre la vida e historia de Nicaragua.
leninfisherblogspot.com