AMLO: un presidente, un estadista
Lenin Fisher
Andrés Manuel López Obrador, llamado
AMLO, el presidente mexicano izquierdista, durante su primer año de gobierno ha
demostrado ser un estadista brillante.
En efecto, su brillo con luz propia
empezó con el lema Por el bien de todos,
primero los pobres; que en un país tan desigual por la injusticia
capitalista y el neoliberalismo de los tratados de comercio libre cae como
anillo al dedo. La prioridad no son los intereses de los “fifí”, es decir, los
ciudadanos de la high society; ellos
tienen siglos de estar muy bien.
AMLO junto al pueblo mexicano,
mayoritariamente pobre, hará historia. La coalición con los intereses de los
humildes hará valer el nombre de su coalición político-electoral Juntos haremos historia.
Funcionarios públicos, compañeros de
lucha, amigos y familiares fueron claramente advertidos por López Obrador que
no serán beneficiados por la impunidad si caen en las garras de la corrupción.
Combate al corrupto negocio ilícito de
la venta trasegada de combustible producido por Pemex; cambio de estrategia en
la lucha contra el narcotráfico dejando en segundo en plano la búsqueda de
capos y priorizando la seguridad en las comunidades; creación de la Guardia
Nacional para complementar a la fuerza policial; impulsar programas sociales
para disminuir la pobreza y la extrema pobreza; crear una empresa estatal para
llevar internet a más del 80% del territorio nacional; abanderar el principio
de la no injerencia en los asuntos internos de otros países; y no prestarse a
los ataques y agresiones imperialistas en contra del pueblo venezolano y de su
gobierno electo legítimamente; son entre otras, parte de las buenas acciones
que ha hecho López Obrador, ex-alcalde de la capital mexicana entre 2002 y
2005, quien es originario del estado de Tabasco, donde el 80% de los votos
fueron para él, lo cual es algo más que un bonito gesto localista.
La contundente victoria de AMLO, con el
53% de los votos, me alegró mucho; pero en esos días no escribí ningún artículo
en particular, excepto haciendo algunas referencias, porque Nicaragua estaba
siendo afectada por el golpe de Estado blando que la derecha neoliberal y
neosomocista impulsaba para derrocar al gobierno constitucional del presidente
Daniel Ortega. El nuevo gobierno mexicano ha tenido una postura responsable en
la OEA, donde Estados Unidos ha hecho un espectáculo mediático, lleno de
noticias falsas, contra Nicaragua.
El 1 de julio de 2018 las fuerzas del
imperialismo yanqui sufrieron una derrota en México al perder la presidencia.
La coalición ganadora recibió más de 30 millones 46 mil votos, para ganar en 31
de los 32 estados del país, de un poco más de 50 millones 500 mil votantes, que
representó el 63% de participación, de un total de 89 millones de votantes (Sputnik,
2018).
Seguramente la gente común siente que AMLO
ha empezado a regenerar a México, por lo que el esfuerzo de fundar un nuevo
partido político en 2014, el Movimiento de Regeneración Nacional, ha valido la
pena; partido que recibió la mayor cantidad de votos dentro la alianza
ganadora, con más de 25 millones 128 mil votos.
Según Sputnik (2018), el porcentaje de
votos alcanzados por López Obrador, en su tercer intento electoral, supera a
los presidentes de la derecha tradicional mexicana Salinas (1988), Fox (2000),
Calderón (2006) y Peña (2011), quienes obtuvieron 50%, 42%, 36% y 38%,
respectivamente.
No podría finalizar este pequeño
escrito sin mencionar tres detalles interesantes. Primero, el elegante y
oportuno reclamo al imperio español para que pidiera perdón por los daños
causados a México durante la conquista y la colonia. Segundo, la aseveración
del presidente de no re-elegirse, respetando las leyes mexicanas, a pesar de
que se perfila como un verdadero líder capaz de dirigir grandes
transformaciones revolucionarias, por lo que no debe perder tiempo en detectar
y preparar al relevo. Y tercero, la costumbre de brindar conferencias de prensa
frecuentemente, mostrando serenidad, educación y lenguaje oportuno; aún y
cuando aparezcan periodistas irrespetuosos e insolentes como Jorge Ramos de
CNN.
No todos los presidentes son
estadistas. Trump por ejemplo nunca será un estadista; pero es el presidente de
Estados Unidos; y aunque se reeligiese, los gringos tendrían otra vez a un
presidente, pero no un estadista.
En conclusión, el México lindo y
querido cuenta con un verdadero estadista como presidente, que está empeñado en
hacer bien las cosas para beneficio de todos los mexicanos y especialmente de
los marginados, excluidos y empobrecidos. Ese estadista de clase mundial es
AMLO.
Referencia
Sputnik (2018). López Obrador ganó con 53.17% en
escrutinio final de elecciones de México. 6-7-18
Managua,
Nicaragua, 1 de septiembre de 2019
Escritos
de Lenin Fisher: reflexiones sobre la vida e historia de Nicaragua.
leninfisherblogspot.com