Aguinaldo doble,
jubilación a los 50 años y otras reivindicaciones
Lenin Fisher
Los
seres humanos deben aspirar a mejorar sus condiciones de vida, a través de la
construcción de sociedades más justas, desde el punto de vista económico y
social. Mejorar las condiciones de vida y el nivel de conciencia de la
humanidad, sin duda, ayudarían a aproximarnos a la felicidad de nuestra
especie.
El
avance tecnológico permitirá, de manera inexorable, que las máquinas con
inteligencia artificial trabajen por los hombres, mientras éstos se dedican a
dirigirlas, supervisarlas, repararlas y a disfrutar la riqueza generada por las
primeras, distribuyéndola de una forma cada vez más equitativa.
Los
gobiernos revolucionarios, como el existente en Nicaragua y los otros países
del Alba podrían, en determinado momento dar ese salto de calidad, una vez que
se desarrollen más la economía y sus fuerzas productivas.
Por tal razón, no es descabellado que en nuestros
países se llegue a convertir en una norma, más temprano que tarde, el aguinaldo
doble, es decir, que los trabajadores tendría no solamente un décimo-tercer
mes, sino que también, un décimo cuarto mes de salario.
En
Nicaragua a ningún trabajador le caería mal un segundo aguinaldo, que podría
ser alrededor de junio. Existen antecedentes de esa práctica en El Salvador y
en el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS). Se puede empezar con
un 25% del valor del aguinaldo acostumbrado, para aumentar cada dos o tres
años, a 50%, 75% hasta alcanzar el 100% del aguinaldo navideño.
Otra
reivindicación que no estaría en los cuernos de la Luna, sería la jubilación
universal y obligatoria para todos los trabajadores, lo cual tendría dos
grandes ventajas: 1) mayor oportunidad de trabajo para los jóvenes; y 2) los
jubilados tendrían más tiempo para disfrutar de su jubilación. Al fin y al
cabo, trabajamos para vivir y no deberíamos vivir para trabajar.
También
sería posible que a las mujeres embarazadas se les beneficie con la extensión
hasta dos años del periodo prenatal y postnatal. Asimismo, las mujeres podrían
llegar a trabajar solamente la mitad del tiempo que trabajan los hombres; pero
con derecho a igual salario, para que tengan tiempo de brindar atención a sus
hijos, familiares ancianos o con discapacidades, al hogar, etc.
Mientras
tanto, la mejoría del salario mínimo, del salario promedio y del salario según
el nivel técnico y profesional, son batallas importantes; sin olvidar, que en
algún momento será necesario el estímulo del aumento salarial y del ascenso en categoría,
casi olvidados por el neoliberalismo, tanto en la empresa privada como en el
ámbito público.
Además,
debe encontrarse una fórmula que permita no vivir devaluando nuestra moneda
nacional ante ninguna divisa extranjera. No digamos que no se puede de primas a
primeras.
En
conclusión, está justificado reflexionar sobre estos tópicos económicos,
sociales y salariales porque el capitalismo neoliberal nos ha hecho creer que
la contradicción principal o la lucha fundamental es entre los salarios de los
hombres y las mujeres; o bien, en que si los hombres o las mujeres tienen más
poder o cargos; y peor aún, que lo principal es atender a las demandas de
minorías, que a veces solo tienen que ver con caprichos de “opciones sexuales”,
cuando la mayoría necesita mejorar sus condiciones de vida a través de los
salarios y de las políticas públicas integrales.
Si
nadie lo propone, entonces, cuando yo sea candidato presidencial lo haré ¿?. Al
final de cuentas, casi nada es imposible.
Managua,
Nicaragua, 30 de noviembre de 2021
Escritos
de Lenin Fisher: reflexiones sobre la vida e historia de Nicaragua.
leninfisherblogspot.com
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