¿Por qué conmemorar los 500 años de León?
Lenin Fisher
Incer Barquero y Arellano Sandino, a título personal, han dicho y escrito,
que niegan y se oponen a la conmemoración de los 500 años de fundación e historia de
León.
A continuación, expongo las razones por las cuales se debe conmemorar el
quincentésimo aniversario de León.
La historia de la ciudad de León comienza, en 1524, con su fundación,
por parte de los conquistadores españoles, en Imabite, a orillas del lago
Xolotlán (Ayaguala), el mismo año que se fundó Granada. Los españoles se asentaron en Imabite (un lugar con todas las condiciones naturales para sobrevivir), porque Pedrarias Dávila pensaba que sus fuerzas tenían que ubicarse en el centro de la Tierra, para poder dirigir todas las expediciones necesarias, en todas las direcciones posibles, según el historiador Casanova Fuertes. En otras palabras, para los españoles, Xalteva y luego Granada, no estaban en el centro de la Tierra. A partir de esa idea, es fácil entender por qué los españoles fundaron primero León y después Granada.
La fecha de fundación de León, asumida por muchos años, ha sido el 15 de junio de 1524; así se selló el arribo hasta el supuesto centro de la Tierra. Granada pudo haber sido fundada diez días o una semana después de León; incluso, mucho tiempo más tarde. Los españoles pasaron por Xalteva; pero siguieron avanzando en su misión de conquista, que era principalmente una acción de guerra. Para buscar el centro de la Tierra tenían que impulsar una campaña militar de conquista con todos los hombres armados posibles y la mejor retaguardia disponible. No se podían dar el lujo de fundar Granada y abandonarla, ni mucho menos de dejar hombres armados y todo tipo de recursos, desde arcabuces, municiones, pólvora y caballos. Sencillamente, no podían. Los españoles aplicaron el principio básico de la guerra: la reconcentración de las fuerzas para luego avanzar, combatir a los indios y derrotarlos. No podían dejar sus fuerzas dispersas, unas en Xalteva y otras avanzando hacia Imabite. No hubiese tenido ninguna lógica militar de conquista.
Si la fundación de Granada fue el 8 de diciembre de 1524, como ha propuesto Arellano Sandino, hay que observar que tal hecho no se vincule a las fiestas cristiano-católicas de la Virgen María, porque para ese tiempo los cristianos no dedicaban tales celebraciones a María. Del 15 junio al 8 de diciembre hay cinco meses y 23 días, lo cual pudo haber sido la diferencia de tiempo entre fundar León primero, y luego, Granada. La lógica militar de la conquista española, que fue una acción ofensiva constante, militar e ideológica, no permitía fundar primero en el sur para luego avanzar al norte y el occidente. Había que conquistar, primero, el centro de la Tierra, que estaba en Imabite (donde fundarían León), para posteriormente, continuar con los demás territorios, incluyendo Xalteva (donde se fundaría Granada).
La fundación de León y Granada ocurrieron de facto, sin escritura pública
que las certifique como tales. Por eso, la discusión de las fechas de fundación
y del orden de la mismas, o sea, si fue primero fundada León o Granada. La
fundación de ambas ciudades fue una iniciativa de Francisco Hernández de
Córdoba, que no estaba autorizado, ni había recibido instrucciones para tal
cosa. Ni siquiera su jefe superior, Pedrarias Dávila reconoció tales actos
fundacionales, porque no le convenía para sus ambiciosos intereses personales.
¿Deberíamos asumir que la fundación de León y Granada fue ilícita, ilegal e
inexistente? Tampoco debemos olvidar que el reconocimiento de la Provincia de
Nicaragua sucedió hasta el año 1527, o sea, tres años después de la fundación
de León y Granada.
Si se acepta la acción fundacional de Hernández de Córdoba, en las
condiciones antes descritas, ¿por qué no debemos dar el mérito que corresponde
al Alcalde Mayor Pedro Munguía y Mendiola, al dirigir la refundación de la
ciudad de León, en las tierras ejidales de Sutiaba?
Calificar de ilegal o ilegítima la traslación y refundación de la ciudad de León, en 1610, es subestimar la importancia de la decisión del Alcalde Mayor, ante un verdadero desastre en la ciudad original, debido a causas naturales, erupciones volcánicas del Momotombo (cinco en diferentes años: 1554, 1578, 1594, 1605 y 1610), terremotos, mala calidad del agua (con olor y sabor a azufre volcánico), falta de árboles como fuente energética, escasez de mano de obra indígena y la crisis político-administrativa, a partir del asesinato del Obispo Valdivieso, el 26 de febrero de 1550.
¿Acaso aplaudiríamos hoy si el Alcalde Mayor se hubiera quedado cruzado de brazos, esperando la muerte del último leonés, en los antiguos territorios de Imabite, en las faldas del Momotombo y orillas del Xolotlán? También hizo lo correcto el Obispo Pedro de Villarreal que bendijo el acto inicial de refundación de León, en 1610, quien no se quedó cómodamente en Granada, como si permaneció el Gobernador. Villareal no influyó en la decisión tomada, sino que la bendijo cuando el Alcalde Mayor decidió hacer el acto oficial de fundación de León en las tierras de Sutiaba.
No importa si hubo una ristra de Gobernadores y Obispos que vivieron en
Granada, mientras los leoneses impulsaban la titánica tarea de refundar la ciudad de León, en Sutiaba. Eso refleja solamente que las clases sociales altas pensaban
en sus intereses y comodidad. Esos
Obispos (Fernando Núñez de Sagredo, Alonso de Briceño, y entre 1731 y 1735,
Francisco Dionisio de Villavicencio); así como los Gobernadores (capitán
Fernando Álvarez Serrano, Cristóbal de Villagra, Francisco Fernández de Azagra y
Vargas), no quisieron, diríamos ahora, salir de su zona de confort, al seguir
viviendo en Granada.
Tal cosa sucedió, mientras los leoneses e indios Sutiaba construían León
desde 1610, a pesar de Gobernadores y Obispos, acomodados en Granada, donde
disfrutaban las mieles del poder político y eclesiástico. Este hecho es otro
mérito más para León y los leoneses. Munguía y Mendiola tuvo el liderazgo
suficiente para dirigir a los leoneses a refundar León, después de migrar, muy
a pesar de las más altas autoridades, que como ha sucedido muchas veces en la
historia, no siempre están con el pueblo. Refundar una ciudad, conservando su
particular identidad, requiere de mucho trabajo, muchas horas-hombre,
sacrificios, en medio de las relaciones coloniales de producción, de una
sociedad dividida en clases sociales, en medio de resabios mixtos de feudalismo
y esclavismo.
El Alcalde Mayor tomó una decisión correcta: trasladar la ciudad,
emigrar y refundar la ciudad, en un lugar más seguro y con mejores condiciones
naturales. Si el Gobernador y el Obispo, que vivían en Granada se opusieron al
traslado y refundación de León, ¿acaso la decisión del Alcalde Mayor no fue un
acto anti-burocrático y lleno de sentido común? ¿Qué debíamos haber esperado,
que los leoneses hicieran su éxodo a Granada?
Y es que han querido negar que hubo un éxodo y que hubo traslado de la
ciudad de León. Recordemos que el significado de éxodo, según el diccionario de
la Real Academia Española es: emigración de un pueblo o de una muchedumbre de personas. El éxodo es el desplazamiento de un
pueblo o comunidad de personas, que abandonan su lugar de origen en busca de un
nuevo espacio en el cual radicarse. Es una migración o emigración, si nos basamos
en la etimología griega de la palabra éxodo (éxodos=salida).
Por lo tanto, son sinónimos de éxodo, los
siguientes: emigración, migración, partida, abandono,
desplazamiento, traslado, entre otros. Un éxodo no tiene que ser,
obligatoriamente multitudinario. Además, en 1610, la población de León, ni la
de Granada, era de decenas de miles de personas.
Los
pobladores de León se trasladaron a un nuevo sitio. Abandonaron el León fundacional.
Migraron a Sutiaba. Seguramente fueron la mayoría los que se trasladaron. No
importa si fueron pocos, si lo vemos desde el año 2024; pero fueron los
suficientes para refundar la ciudad con la misma identidad y orgullo. El hecho
es que los leoneses se trasladaron, aunque no hayan llevado muchos objetos
materiales. No hay que olvidar que lo más importante es poner a salvo a las
personas. Todo lo material se recuperaría o construiría después, como lo
hicieron los leoneses, a pesar de las dificultades propias de toda refundación,
hasta lograr hacer de León nuevamente la capital de Nicaragua y una ciudad más
grande que Granada y, en consecuencia, la mayor del país durante bastante
tiempo.
El León fundacional de 1524 o León de Nicaragua (nunca han existido León
de Imabite ni León de Sutiaba, lo cual han querido inventar e imponer
recientemente), no pueden separarse de la historia de León después de 1610, ni
de la historia de Nicaragua. La historia es un proceso dialéctico, dinámico y
continuo, determinado por las contradicciones y luchas de las clases sociales;
no es una colección aislada de fechas, nombres y lugares, sin interpretación de
su significado.
Granada, a pesar de estar todavía en su asiento original, no conserva
ruinas arqueológicas del siglo XVI. Únicamente tiene los muros de San
Francisco, que son del siglo XVII. Por lo tanto, Granada, aunque permanece en
el enclave original, no conserva evidencias arqueológicas de la etapa fundacional,
o sea, de sus primeros 76 años. Si Granada no tiene tales evidencias, ¿por qué
se le exige al León actual tenerlas?, especialmente cuando sabemos que la
ciudad se trasladó en 1610 para refundarse, no para hacer otra ciudad. Pero
como León Viejo es inseparable del León actual y desde finales del año 2023, la
Alcaldía de León atiende a León Viejo, entonces, León tiene ruinas del siglo
XVI, de la etapa primitiva de la ciudad fundacional. Sin obviar la importancia
de la iglesia de Sutiaba y de las ruinas de la iglesia de Veracruz. Es necesario y obligatorio ante la historia que se declare legalmente a León Viejo como parte de la ciudad de León y se le adjudique una categoría de "Ciudad Histórica Especial" o bien, "Distrito Patrimonio Histórico de la Humanidad", una figura jurídica que recordaría los antecedentes del barrio de Sutiaba y los balnearios de Poneloya y Salinas Grandes.
Sin embargo, el León fundacional, ahora conocido como León Viejo, conserva ruinas arqueológicas de la primera etapa de desarrollo de la ciudad, es decir, de la etapa primitiva, así llamada por el historiador Arellano Sandino. Las ruinas de León Viejo son del año fundacional, de la etapa que va de 1525 a 1531. Tales ruinas. Patrimonio Histórico de la Humanidad, desde el año 2000, son también patrimonio histórico de Nicaragua y, por lo tanto, son patrimonio histórico de León, porque son inseparables, desde el punto de vista científico, entendiendo el continuum histórico de la ciudad.
León se refundó y no tomó otro nombre. Ni Nuevo León, ni León Nuevo.
Conservó su nombre original. Sin olvidar que, los conquistadores españoles no
fundaron León Viejo, pues este término debió haber surgido mucho tiempo después
del año 1610, cuando se refundó León. Por lo tanto, los habitantes refundadores
de León mantuvieron su identidad de leoneses. Los leoneses refundaron León porque su identidad orgullosa no les permitía, pues era una cuestión de honor, olvidar y negar el legado de haber sido la primera ciudad fundada por los españoles en lo que después sería la Provincia de Nicaragua.
No se puede perder de vista que, aunque León se refundó en 1610, no
perdió, ni perderá su condición de ciudad colonial, porque la colonia española
terminó, al menos formalmente, con la Independencia de Centroamérica en 1821. Pero el nexo de
León, como ciudad colonial y el de la ciudad como resultado de la conquista
española, como tal, no pueden desligarse por criterios academicistas rígidos,
que enmarquen los hechos históricos, volviéndolos aislados.
León también fue víctima de la piratería inglesa, al mando de Dampier, en
1685; y de invasiones militares de salvadoreños y hondureños (dirigidos por
Malespín y Guardiola), en 1844; así como de hondureños, en 1912, bajo las
órdenes de Durón. Los conservadores granadinos trajeron en dos ocasiones a las
tropas salvadoreñas y hondureñas para combatir a los liberales leoneses. No
solo Granada fue víctima de los piratas ingleses. Los filibusteros yanquis, al
mando de Heningsen y por órdenes de Walker, incendiaron Granada, en 1854;
quienes fueron traídos por liberales leoneses para derrotar a los conservadores
granadinos. Tales guerras destruyeron a nuestras dos ciudades coloniales. Sin
embargo, hasta Arellano Sandino señala que León ha sido la ciudad más sufrida
por las guerras a lo largo de la historia de Nicaragua.
El auge económico de Granada y su condición de capital, en determinado
momento, no niega los 500 años de fundación e historia de León, que después se
recuperó, creció y llegó a ser nuevamente capital del país. Después de perder
su condición de capital, en el siglo XIX, se ha mantenido como la segunda
ciudad en importancia de Nicaragua.
Las dificultades del inicio de la refundación de León, no niegan la
continuidad histórica de la ciudad, sino que más bien resaltan el carácter
heroico del emprendimiento de los leoneses al refundarla, en contra de la
burocracia, pasividad y conformismo del Gobernador y el Obispo, residentes en
Granada. De alguna manera, fue una acto antiburocrático, autonómico e
independentista.
Granada solo posee, según Arellano Sandino, como vestigios del siglo XVII
unos muros de San Francisco, porque a pesar de permanecer en su asiento
original, no tiene vestigios del siglo XVI. En cambio, en León, la iglesia de
Sutiaba empezó a construirse en 1698 y se encuentra activa. También posee las
ruinas de la iglesia de Veracruz, que fue construida, especialmente para
Sutiaba, entre los años 1524 y 1600, la cual funcionó como Catedral hasta 1622,
o sea, a lo largo de 12 años, después de la refundación de la ciudad de León, y
fue casi abandonada a finales del siglo XVII.
León y Granada fueron fundadas por los españoles mucho antes que los
conquistadores y colonizadores ingleses, franceses, portugueses y holandeses,
llegaron a las tierras del Nuevo Mundo. León ya se había refundado cuando los
holandeses fundaron New Amsterdam, en 1613. León se había refundado diez años
antes de que los peregrinos ingleses del barco Mayflower desembarcaron en
Plymouth, el 21 de diciembre de 1620. León ya tenía 54 años de refundada cuando
los ingleses vencieron a los holandeses y, entonces, a la ciudad de New
Amsterdam le llamaron New York, en 1664. Pues, el 6 de abril de 1619 fue
emitida la Cédula Real que reconocía oficialmente a la ciudad de León, situada
en su nueva localización, como resultado de la refundación en 1610.
Por otra parte, en las listas de las 700 ciudades fundadas por los
conquistadores españoles, en el siglo XVI, en América y Asia, aparecen León y
Granada. En dichas listas las ciudades que han desaparecido son precisamente
señaladas con el calificativo de desaparecidas. Sin embargo, ni León, ni
Granada están en la categoría de ciudades desaparecidas. León actual es la continuidad
histórica del León de 1610 y de 1524. El carácter y orgullo de la ciudad se ha
mantenido intacto. Su éxodo, traslación, refundación y permanencia en el tiempo constituyen una
singularidad histórica, que la podrían tener muy pocas ciudades en América y el
resto del mundo.
Finalmente, debe enfatizarse que los 500 años que León, merecidamente
debe conmemorar en 2024, son cinco siglos de historia, pues no solamente es la fundación
como un hecho aislado, sino que es todo un proceso continuo de luchas, de
resistencia, de contradicciones entre conquistadores y conquistados,
colonialistas y colonizados, españoles e indios, entre libres y esclavos, entre
ricos y pobres; en síntesis, cinco centurias de resistencia indígena, negra, mestiza y
popular ante los imperios español, británico y estadounidense.
Managua, Nicaragua, 5 y 7 de marzo de 2024.
Escritos de Lenin Fisher:
reflexiones sobre la vida e historia de Nicaragua.
https://leninfisher.blogspot.com/2024/03/por-que-conmemorar-los-500-años-de-leon.html