Colombia: guerra civil, narcotráfico y
desprecio por el derecho
internacional
desprecio por el derecho
internacional
Lenin Fisher
La deuda que Colombia tiene con
Latinoamérica es inmensa y pareciese que está lejos de saldarse.
Primero, Colombia todavía no ha
sido capaz de firmar de manera definitiva el fin de la guerra y el inicio de la
paz duradera. Los acuerdos de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños (Celac) establecieron que América latina es una zona de paz y libre
de armas nucleares.
Una guerra civil durante más de
medio siglo (66 años para ser más exactos), a partir de que Laureano Gómez en
1950 desató la represión contra los campesinos, con el apoyo del gobierno de
Estados Unidos, lo cual tuvo relación con los levantamientos populares urbanos
y rurales por el asesinato del candidato presidencial liberal Jorge Eliécer
Gaitán, el 9 de abril de 1948 (abanderado de la reforma agraria y laboral), así
como con el asesinato de otros dos miembros de su partido político en 1949.
La disputa por el poder político
entre la élite liberal y conservadora dio origen a la lucha armada de los
campesinos colombianos, que como auto-defensas se enfrentaron a la más brutal
represión de parte del ejército colombiano. La lucha armada campesina es la
matriz que luego origina a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(FARC), en 1966.
A mediados de la década de 1960 se
fundó el Ejército Popular de Liberación (EPL), de tendencia maoísta, bajo
estrategia de guerra popular continua; pero que abandonó dicha línea política
en la década de 1980 y una parte depuso las armas para integrarse a la vida
política.
El Ejército de Liberación Nacional
(ELN) surgió en 1964, como iniciativas de estudiantes universitarios que
seguían la estrategia del foco guerrillero rural y en la montaña, del Che
Guevara.
En 1972 surgió el M-19, debido a
las elecciones fraudulentas del 19 de abril de 1970. Dicho movimiento
guerrillero depuso las armas en 1989, bajo indulto total y formó un partido
político; pero muchos de sus miembros fueron asesinados por los escuadrones de
la muerte patrocinados por las fuerzas armadas y servicios secretos
colombianos.
Las FARC tuvieron pues, un origen
vinculado a la lucha campesina. En cambio, los demás organizaciones
guerrilleras surgieron como iniciativa de intelectuales o universitarios, con
distintas influencias del pensamiento revolucionario.
Actualmente, en las negaciones de
paz con el Gobierno de Colombia, realizadas en La Habana, Cuba, están presentes
únicamente las FARC y el ELN. No se ha podido firma el acuerdo de paz que el
pueblo colombiano está esperando y además merece.
Otros factores que aumentan la
complejidad de la guerra civil colombiana son los siguientes: el auge del
narcotráfico (sobre todo cocaína) a partir de 1970, la ayuda económica y
militar de miles de millones de dólares de Estados Unidos (con casi 20 mil
militares en territorio colombiano) y el paramilitarismo en 1981 (iniciativa de
los narco-terratenientes para combatir a la guerrilla que les cobraba impuestos
de guerra y luego, apoyada por el ejército colombiano). Paramilitarismo que hoy usan para desestabilizar a la Revolución Bolivariana de Venezuela, porque valga decir, Colombia ha sido utilizado por Estados Unidos como foco de permanente desestabilización contra Venezuela.
Llegamos al segundo punto de la
deuda de Colombia con nuestro subcontinente: el narcotráfico. Junto a Perú,
Bolivia y Ecuador, Colombia fue el centro de la producción de cocaína.
Obviamente, los mejores y más caros mercados de dicho producto son Europa y
Estados Unidos. Sin demanda, no hay oferta. Aunque el papel preponderante de
Colombia es actualmente indiscutible. Pasamos del narcoterrorismo en suelo
colombiano a la narcoviolencia en México y Guatemala, con la proliferación de
carteles y pandillas a lo largo de América Central. La deportación, encarcelamiento
y juicio de grandes capos narcotraficantes latinoamericanos no tiene como
contrapartida las mismas medidas contra los capos de Estados Unidos y Europa.
Ni tampoco se combate con firmeza el lavado de dinero, proveniente del
narcotráfico, que bancos privados de Estados Unidos y Europa realizan.
Existen entre 150 y 250 millones de
drogadictos en el mundo. Los carteles colombianos y mexicanos ganaron en el año
2011 la cantidad de 39 mil millones de dólares. En 2012, el tráfico de cocaína,
marihuana y heroína entre México y Estados Unidos generó ganancias a los
carteles por 22 mil millones de dólares. A nivel mundial el narcotráfico gana
hasta 320 mil millones de dólares. En la primera mitad del siglo XX la mafia de
Estados Unidos empezó a cultivar en México amapolas para producir heroína; y
entre 1998 y 2009 el narcotráfico de opio aumentó en 80%, en estricta relación
con la guerra de Afganistán, impulsada por Estados Unidos y sus aliados
europeos. ¿Qué bancos privados lavan tanto dinero? Tanto dinero ayuda a la crisis del capitalismo global, que necesita de dinero resultado de la especulación financiera y no de la producción industrial. La revista Forbes, sin
ningún rubor, calcula y publica las fortunas de los capos de la droga; y la
revista Time a más de algún capo narcotraficante lo ha incluido en la lista de
los 100 personajes más influyentes. Mercado, publicidad, libertad de prensa y
capitalismo.
Está fresco el caso Irán-Contras-Gate,
que merecía por lo menos la renuncia de Ronald Reagan como presidente de Estados
Unidos, implicaba droga proveniente de Colombia que se trasladaba en los
aviones militares que aterrizaban en Honduras, en las bases militares de la
contrarrevolución anti-sandinista (la Contra) financiada por Estados Unidos,
después que los abastecían con todo tipo de pertrechos; lo cual se acompañó del
cierre de la agencia antidrogas DEA en Tegucigalpa, a mediados de la década de
1980. Colombia, Estados Unidos y Europa deben terminar el gran negocio del
narcotráfico que afecta a Latinoamérica. El daño a millones de jóvenes así lo
exige.
Y el tercer punto de la deuda de
Colombia con América latina es el desprecio que el actual gobierno colombiano
tiene del derecho internacional, expresado en su rechazo a las sentencias y
decisiones de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de la Haya, máximo
tribunal de la Organización de Naciones Unidas (ONU). La disputa con Nicaragua,
en los últimos años, acerca de territorios de ultramar, mar territorial y
plataforma submarina ha sido lo ha evidenciado. Colombia amenaza con barcos de
guerra de manera permanente a Nicaragua; llegando incluso a desconocer a la CIJ
y retirándose de la misma, como el niño malcriado que cuando pierde el juego se
lleva el balón consigo.
La oligarquía que gobierna Colombia
y que se autoproclama “democrática” debe, con el apoyo del gobierno de Estados
Unidos, poner fin a la guerra civil y construir la paz justa y duradera, acabar
con el narcotráfico y abandonar la ilegalidad internacional que practica, para
beneficio de los colombianos y de todos los latinoamericanos.
Managua,
Nicaragua, 27 de marzo de 2016
Escritos de Lenin Fisher: reflexiones sobre la vida e historia de
Nicaragua.
leninfisherblogspot.com
Infografía:
1-. Leech, G. M. Colombia: cincuenta años de
violencia. Red de información de las Américas. Rebelión. Internet. 2012
2-.
CNN Expansión. Internet. 2016
3-.
Wikipedia: la enciclopedia libre. 2016