Jesús: 2016 años después
Lenin Fisher
Jesús de Nazaret murió en
Jerusalén, específicamente en el Gólgota, Calvario o la Calavera, bajo el
castigo de la crucifixión, castigo que aplicaban las fuerzas militares del
imperio romano, que ocupaban Palestina, en pleno apogeo del modo de producción social llamado esclavista. Los romanos, los sacerdotes judíos y su
Sanedrín, y seguramente los judíos más poderosos, fueron los responsables de la
muerte de un hombre técnicamente inocente. Un crimen resultado del fanatismo
religioso.
Jesús, quien había nacido durante el imperio de Octavio Augusto y fue crucificado durante el imperio de Tiberio, murió de 33 años de edad (aunque algunos afirman que pudo tener 38), tan solo 15 horas después de haber sido apresado en Getsemaní o Monte de los Olivos, a medianoche, una vez que Judas lo traicionó. Todo un juicio sumario: captura, interrogatorios, torturas y castigo, que concluyeron con su muerte.
Jesús, quien había nacido durante el imperio de Octavio Augusto y fue crucificado durante el imperio de Tiberio, murió de 33 años de edad (aunque algunos afirman que pudo tener 38), tan solo 15 horas después de haber sido apresado en Getsemaní o Monte de los Olivos, a medianoche, una vez que Judas lo traicionó. Todo un juicio sumario: captura, interrogatorios, torturas y castigo, que concluyeron con su muerte.
Los cristianos sostienen que
resucitó, de acuerdo al Nuevo Testamento de la Biblia, lo cual daba a entender el mismo Jesús con parábolas, que ocurriría al tercer día (primer día viernes;
segundo día sábado; y tercer día domingo); pero con la forma actual de medición
del tiempo, tal cosa ocurriría a las 38- 39 horas después de morir en la cruz,
o sea en menos de 72 horas, asumiendo que murió a las tres de la tarde del día
viernes y su cuerpo no fue encontrado en su tumba al amanecer del día domingo,
alrededor de las cinco o seis de la mañana.
Resucitar sería algo que habría
ocurrido solo una vez en la historia de la humanidad, es decir, que solo un
hombre, entre los más de 106 mil millones de personas que se calcula ha muerto
desde que apareció, como resultado de la evolución, la especie humana (hace 1.8 a 2.0 millones de años), ha
podido resucitar y pasar a la vida eterna. Hasta el año 2016 la posibilidad de
que tal cosa ocurriese sería de 1/106 mil millones, lo que sería igual a 0,00000000001;
evidentemente baja, bajísima; nula en términos prácticos; algo así como 10x10-10
en notación científica.
El otro caso, un tanto distinto
sería el de Lázaro, que estaba muerto y que según el evangelio bíblico fue revivido por Jesús; pero Lázaro
después tuvo que morir definitivamente y no pasó a la vida eterna, la máxima
aspiración de los cristianos.
Jesús dividió la religión de los
judíos en dos conocidas ahora como el judaísmo y el cristianismo, que junto al islamismo constituyen las tres más grandes religiones monoteístas. Los cristianos representan el 20% de la población mundial y están divididos en católicos y protestantes; ambos también divididos; división que es más acentuada entre los protestantes, con sectas que presentan los más extraños nombres. En Nicaragua una encuesta reciente de M&R Consultores reveló que el 46% de la población es católica y el 31% evangélica o protestante. Todo esto, en un mundo en el que 5 a 10% de la gente es atea; y donde la comunidad científica en Estados Unidos, por ejemplo, en un 75% es atea, el 20% tiene dudas y un 5% es creyente.
Managua, Nicaragua, 23 de
marzo de 2016
Escritos de Lenin Fisher: reflexiones
sobre la vida e historia de Nicaragua.
leninfisherblogspot.com