La batalla por León: el desequilibrio de la ofensiva final
Lenin Fisher
Sergio Rodríguez Gelfenstein, un combatiente internacionalista
en Nicaragua, en el Frente Sur Benjamín Zeledón, entre los meses de junio y
julio de 1979, brindó una entrevista a Hernán
Cano, en Venezuela, la cual fue publicada en Sputnik, el 18 de julio.
Rodríguez, un escritor, investigador y analista
político venezolano, que también fue fundador del Ejército Popular Sandinista, señala
que, el 20 de julio de 1979 fue el mejor día de su vida. Precisamente el día
de la celebración multitudinaria del triunfo de la Revolución Popular
Sandinista.
De acuerdo a Rodríguez, el contingente internacionalista fue enviado,
desde Cuba, por Fidel Castro. El líder de la Revolución Cubana les planteó al
grupo de combatientes latinoamericanos la misión de ir a combatir a Nicaragua,
junto al Frente Sandinista de Liberación Nacional. Y agrega que: Fidel nos
planteó que el equilibrio en Nicaragua lo tenía que romper el Frente Sur.
En 1979, Rodríguez
Gelfenstein, tenía 22 años,
era teniente, jefe de una batería de artillería y tenía a su cargo 64 soldados,
seis obuses de 122mm., de calibre y era prácticamente, un oficial regular del
ejército cubano. El contingente
internacionalista fue reconcentrado en un lugar llamado Punto Cero, una de las
escuelas en las que se formaban guerrilleros de otros países.
En ese
lugar les informaron que tenían que prepararse porque irían a Nicaragua. Por la
noche, llegó el propio Fidel Castro a plantearles la misión. A continuación,
cito textualmente parte del valioso testimonio de este héroe venezolano, que
ayudó a derrotar a la dictadura somocista:
La idea de Fidel es que había un equilibrio en
Nicaragua que no se rompía y que para romper ese equilibrio tenía que romperse
en el Frente Sur, creando un gran contingente que iniciara una ofensiva que
rompiera con la forma de combate tradicional que tenían los sandinistas, que
golpeaban y se retiraban. Para Fidel había que “golpear y quedarse, ocupar el
territorio”. Decía que al llegar un gran contingente de combatientes
internacionalistas, Somoza vendería la idea de que está luchando contra el
comunismo internacional para pedir ayuda a todo el mundo. Esto obligaría a
Somoza a concentrar la mayor parte de su fuerza militar en el Frente Sur,
aflojando la tensión que tenían los otros frentes guerrilleros y permitiéndoles
a los sandinistas pasar a la ofensiva. Esa fue la gran concepción estratégica
de Fidel. Nos dijo: “ustedes tienen que entrar, avanzar lo más que puedan,
cavar trinchera, quedarse ahí, resistir y crear un territorio liberado”. Esa
fue la misión que él mismo nos planteó.
Los combatientes internacionalistas
salieron de La Habana el 16 de junio de 1979. Durmieron en Panamá el día 17. El
18 de junio llegaron a Nicaragua en un avión de la fuerza aérea panameña, que
facilitado por el general Omar Torrijos. Llegaron a un potrero que habían
habilitado para aterrizar, en territorio de Costa Rica, a unos 20 kilómetros de
la frontera con Nicaragua. La riqueza de la cita textual del testimonio de
Rodríguez, también está reflejada en los siguientes párrafos:
Y fue Fidel, que iba diariamente allí [a Punto Cero],
el que nos explicó qué estaba pasando en Nicaragua, la situación política, el
tema de la unidad interna del Frente Sandinista, la concepción general de la
guerra. Te digo más, en esa época no había proyectores, uno de esos días Fidel
agarró una tiza y dibujó el mapa de memoria. Dónde íbamos a llegar, detalló las
lomas, el río, los pueblos cercanos, la carretera, un nivel de detalle
increíble, todo de memoria, tanto que cuando llegamos dijimos: “Fidel estuvo
acá”. Y no, era un genio.
El mismo 18 tengo mi primer combate, que fue una
locura, porque el jefe de una columna sin autorización del mando superior se
trató de tomar una loma totalmente pelada, y mandó a las tropas sandinistas a
cruzar el río y a avanzar. Y las ametralladoras las barrieron. Yo estaba allí
dirigiendo el fuego de la artillería y me dan por radio la orden de retirada.
Hubo decenas de bajas ese día. Ese fue mi bautismo de fuego en el Frente Sur, en
un contingente donde había chilenos, uruguayos, salvadoreños, guatemaltecos y
combatientes sandinistas que se estaban formando en Cuba y que los enviaron de
vuelta, pero subordinados a nosotros. Era una cosa muy curiosa, un verdadero
contingente internacionalista.
En algún momento quedó claro que el equilibrio se
iba a mantener, nosotros no teníamos capacidad para romperlo, pero ellos no
tenían la capacidad de derrotarnos. Sobre todo porque nosotros teníamos una
logística abierta, teníamos la frontera con Costa Rica y por ahí nos entraba
todo, nos podíamos seguir abasteciendo con municiones, armamento, comida, de
todo. Y, efectivamente, Somoza concentró, primero a la EEBI, que era la Escuela
de Entrenamiento Básico de Infantería, una fuerza de élite cuyo jefe era su
hijo; y luego la poca aviación que tenía Somoza se concentró en el Frente Sur,
la artillería también, tenían una batería de lanzacohetes múltiples que habían
enviado los militares de la dictadura argentina. Fue un mes de tira y afloja,
pero pasó, finalmente, lo que predijo Fidel.
Empezamos la marcha hacia el norte después del
mediodía del 19 de julio, porque una vez que nos dan la orden de prepararnos
para irnos a Managua teníamos que guardar las municiones, meterlas en caja,
asegurarlas para el viaje, teníamos morteros enterrados, etc. Y era una marcha
muy lenta, porque la gente salía a la carretera a saludarnos, nos regalaban
mangos, café, querían subirse a los camiones con sus niños. Avanzamos, pero nos
dan la orden de desviarnos y dirigirnos a la ciudad de Granada, que era cuna de
la oligarquía nicaragüense, una ciudad muy reaccionaria, y yo creo que el
Frente Sandinista quiso hacer una demostración de fuerza. Así que dormimos ahí,
y salimos muy temprano para Managua. Allí, en el tramo final que hicimos hacia
Managua la masividad de la gente en las calles fue impresionante. Al final, a
nosotros nos dicen que debíamos ir a lo que se llamaba “el búnker de Somoza”,
la Oficina de Seguridad Nacional, ahí dejamos la artillería, los camiones, las
municiones, y los compañeros empezaron a ir a la plaza porque se sabía que en
la plaza se estaba armando un gran acto de celebración. Y ese día, que fue el
20 de julio, fue impactante, estaban en la plaza los frentes guerrilleros, la
dirección nacional del Frente Sandinista, la Junta de Gobierno de
Reconstrucción Nacional y el pueblo volcado totalmente (…). Yo digo que ese fue el día más hermoso de mi vida.
El
punto medular de este ensayo es el equilibrio de la guerra entre el Frente Sandinista
de Liberación Nacional (FSLN) y la Guardia Nacional (GN). El propio Fidel Castro creía que el equilibrio de esa guerra,
en Nicaragua, lo tenía que romper el Frente Sur.
Este aspecto del testimonio de Rodríguez coincide con lo que hemos señalado en otros escritos y publicaciones, basados en la revisión bibliográfica, en que según el plan general de la ofensiva final o ininterrumpida, se esperaba conquistar una cabeza de playa, para el gobierno revolucionario provisional, en la frontera sur o en la propia ciudad de Rivas (en ambos casos, en el departamento sureño de Rivas), como se recuerda en Adiós muchachos (Ramírez, 1999).
La misión
que el Comandante de la Revolución Fidel Castro le planteó a los
internacionalistas fue: ustedes tienen que
entrar, avanzar lo más que puedan, cavar trinchera, quedarse ahí, resistir y
crear un territorio liberado. A eso ayudarían al Frente Sur; pero tal cosa
nunca se logró.
En
realidad, el equilibrio militar durante la ofensiva final, esa guerra a muerte
entre el FSLN y la GN, se rompió en la ciudad de León, en el occidente del
país, cuando los guerrilleros sandinistas logran tomar el cuartel departamental
del ejército somocista, el miércoles
20 de junio de 1979, tras
16 días de cruentos combates, a partir del 4 junio, cuando inició la ofensiva final
en la ciudad metropolitana.
La victoria militar del FSLN sobre la GN, en León, fue la primera
victoria de carácter estratégico de los sandinistas sobre la dictadura
somocista. León
fue entonces, la primera ciudad importante, y a la vez, la primera cabecera
departamental, que tomaron los guerrilleros sandinistas Y además, la primera ciudad
que con sus fuerzas insurgentes, avanzó hacia Managua, al centro del poder, y
finalmente, la primera en llegar con sus tropas, al comando central de Somoza y
la GN, el búnker del dictador y el complejo militar de la Loma de Tiscapa.
Así el territorio
liberado no fue una colina despalada, cerca de la frontera sur, ni la ciudad
más al sur del país, sino que fue, nada más y nada menos que, la segunda ciudad
en importancia de Nicaragua. Entonces, fue el Frente Occidental Rigoberto López
Pérez, con sus columnas en León, el que capturó la primera ciudad y a la vez la
primera cabecera departamental.
La importancia
de la victoria militar del FSLN sobre la GN, en León, 20 de junio, fue
reflejada, por el propio dictador Anastasio Somoza Debayle, en diferentes
párrafos de su libro Nicaragua
traicionada (Cox, 1980), que a continuación cito textualmente:
En mi opinión, la caída de León marcó el principio
del desmoronamiento de nuestra situación militar (p. 316).
El
Frente Occidental captura León y rompe el equilibrio de la guerra, el 20 de
junio, cuando el contingente internacionalista de Rodríguez, tiene un poco
menos de dos días de estar combatiendo en el Frente Sur. El desequilibrio
militar, con un territorio liberado, la colonial y universitaria ciudad de
León, la cuna del FSLN, fue reconocido al día siguiente por el gobierno de
Estados Unidos, cuando propone la formación de una fuerza interamericana de paz
(seguramente para mediatizar el triunfo de los rebeldes sandinistas). El 20 de
junio, con la victoria sandinista en León, el FSLN se dio cuenta, aunque a algunos
les cueste ahora aceptarlo, de que realmente podía vencer a la GN y derrocar a
la dictadura somocista. La balanza de la guerra empezó a inclinarse a favor del
FSLN y lo hizo de manera paulatina e inevitable. Los sandinistas jamás se
retirarían de León. Todo lo contrario, avanzarían en ofensiva hacia Managua.
En cuanto
al acto suicida de la GN, cuando rompió el cerco guerrillero, alrededor del
comando departamental y la cárcel La 21, en León, el día 16 de junio de 1979, el
dictador Somoza Debayle apuntó:
Así terminó León.
Después de la batalla se adoptó la decisión de abandonar la ciudad totalmente y
no hacer ningún esfuerzo por tratar de recuperarla (Cox, 1980; p.
315).
El 16
de junio, a la una de la tarde, la guardia somocista rompió el cerco
guerrillero, a un alto costo, utilizando a civiles como escudo humano (como
buen ejército fascista), y se dirigió al Fortín de Acosasco, quedando atrapados
en el cuartel departamental un poco menos de 30 guardias. El dictador Somoza
Debayle y el estado mayor de la GN dieron por perdida a la ciudad de León,
desde el 16 de junio, cuando el contingente internacionalista de Rodríguez,
todavía estaba en Cuba.
Y previendo el avance ofensivo del Frente Occidental hacia la capital, como sucedió, en efecto, el dictador Somoza señaló:
En Managua teníamos una fuerza de tres mil hombres
esperando el ataque de los [guerrilleros sandinistas] que habían capturado
León, y queríamos estar perfectamente preparados (Cox, 1980; p. 318).
En
efecto, fueron las columnas de guerrilleros urbanos del sandinista Frente
Occidental, que capturaron León, las que avanzaron hacia Managua. Somoza y su
estado mayor tenían razón en ver a los guerrilleros de León como la verdadera o
más próxima amenaza. En realidad, en el plan general de la ofensiva
ininterrumpida nunca se contempló que León llegase a ser la cabeza de playa
soñada, ni de que sus fuerzas avanzaran, en ofensiva, a Managua.
Se creyó que el rol principal lo jugaría el Frente Norte (las Segovias, Matagalpa y Jinotega). Además e increíblemente, se contempló el avance hasta la capital, a través del Frente Sur-Oriental (Chontales y El Rama), de la columna guerrillera Jacinto Hernández, aniquilada por la GN, en Nueva Guinea, a lo largo del mes de mayo de 1979. Pero a León, en el plan general mencionado, se le concedió un papel secundario o distractor, a nivel nacional, y también en la región occidental, donde Chinandega sería la ciudad que tendría el papel principal, alrededor de la cual, León realizaría su accionar. En pocas palabras, a León se le subestimó. La evidencia de tal subestimación, en el plan general de la ofensiva final, se encuentra en los libros La epopeya de la insurrección (Ortega, 2004) y Un pueblo en armas (Núñez, 2009). Como sabemos, en toda actividad humana las cosas no siempre resultan como se planifican. Los resultados inesperados ocurren desde la ciencia hasta la revolución social, a los cuales algunos les llaman serendipia (circunstancia de encontrar por casualidad algo que no se buscaba o esperaba).
De
hecho, el Frente
Occidental, fue el único frente guerrillero del FSLN que avanzó
victoriosamente, derrotando a la GN en todas las posiciones donde la encontró,
hecho excepcional reconocido por Fidel Castro Ruz y el estado mayor del
Ejército de Cuba, quienes daban seguimiento a las operaciones militares de la
ofensiva final, según el testimonio de Leopoldo Rivas Alfaro, cuando una
delegación de guerrilleros sandinistas visitó la isla, para conmemorar el asalto
al cuartel Moncada, el 26 de julio de 1979.
Rivas
Alfaro fue trasladado del Frente Sur al Frente Occidental, en abril de 1979, formó
parte del estado mayor de este último y dirigió, desde el 14 de julio, las
operaciones militares ofensivas hacia Managua, que permitieron avanzar casi 100
kilómetros, en cinco días, liberando, en cruentos combates, los municipios de
La Paz Centro y Nagarote, derrotando además a la GN en un punto estratégico
como el empalme de Izapa (sitio donde confluyen dos carreteras que llevan a la
capital), a pocos kilómetros de la base militar de la Escuela de Entrenamiento
Básico de Infantería (EEBI), conocida como el Tamarindo, que funcionaba como
centro de entrenamiento en armamento, hasta entrar a Managua, al amanecer del
19 de julio, al mando de un convoy de casi mil guerrilleros sandinistas, encabezados por dos
tanques Sherman y cuatro tanquetas, recuperados a la GN.
Ahora sabemos, por el testimonio de Rodríguez, que el comandante Fidel esperaba que el equilibrio militar, en la ofensiva final, entre junio y julio de 1979, lo rompiera el Frente Sur, el cual era el frente guerrillero mejor armado, desarrolló una cuasi guerra de posiciones y contaba con la retaguardia estratégica en Costa Rica. Este reconocimiento al Frente Occidental (por la cabeza de playa y el avance ofensivo hacia la capital), de parte del propio Fidel y los altos mandos del ejército cubano, representa un acto de justicia y humildad, porque reconocieron, como solamente los grandes lo hacen, los resultados militares, objetivos, alcanzados en la práctica real.
La
Revolución Popular Sandinista triunfó como resultado de una obra colectiva, con
hechos heroicos, individuales o colectivos, en distintas épocas y en los
diferentes frentes guerrilleros; hechos que deben recordarse, estudiarse e
interpretarse para fortalecer la memoria histórica del pueblo nicaragüense y
latinoamericano.
Finalmente, hay que decir que, guardando la debida distancia, la liberación de León fue el Stalingrado de 1943 o la Mariúpol de 2022, porque causó el desequilibrio de la guerra y el desmoronamiento de la GN, durante la lucha por la libertad de Nicaragua.
Managua, Nicaragua, 21 de
julio de 2022
Escritos de Lenin Fisher:
reflexiones sobre la vida e historia de Nicaragua.
leninfisherblogspot.com
https://leninfisher.blogspot.com/2022/07/la-batalla-por-leon-el-desequilibrio-de.html
Referencias
Cano, H. (2022). Sergio Rodríguez Gelfenstein, combatiente en
Nicaragua: "El 19 de julio fue el mejor día de mi vida". Sputnik. https://mundo.sputniknews.com/20220718/sergio-rodriguez-gelfenstein-combatiente-en-nicaragua-el-19-de-julio-fue-el-mejor-dia-de-mi-vida-1128439898
Cox,
J. (1980). Nicaragua traicionada. Massachusetts. Western Islands.
Fisher,
L. (2016, 2017, 2020). La toma del búnker de Somoza. Universitaria. León,
Nicaragua.
Núñez
Téllez, C. (2009). Un pueblo en armas: informe del frente interno. 2da. ed.
Asamblea Nacional. Managua, Nicaragua.
Ortega Saavedra, H. (2004, 2017). La epopeya
de la insurrección. Managua, Nicaragua. Lea
Ramírez Mercado, S. (1999). Adiós muchachos.
México. Aguilar.