Germán Pomares, Róger Vásquez y Luis Fisher: una entrevista
Lenin Fisher
Róger Vásquez Berríos (llamado el
Borrego) entrevistó a Germán Pomares Ordóñez (el Danto), en Costa Rica, en
1976. En dicha entrevista, Pomares mencionó a Luis Fisher, mi padre. La transcripción
de la entrevista fue publicada en el portal digital de Memorias de la lucha sandinista (Baltodano, 2010) e incluye el
audio de la grabación original, en el cual se hace referencia a Luis Fisher
cuando han transcurrido desde una hora con 11 minutos y 45 segundos (1:11:45)
hasta una hora con 12 minutos y 13 segundos (1:12:13).
El 25
de octubre de 2021, el periodista William Grigsby Vado, en el programa Sin
fronteras, de Radio La Primerísima, leyó una gran parte de la entrevista hecha
a Germán Pomares, uno de los guerrilleros sandinistas legendarios. De esa
manera, yo me di cuenta de la entrevista y de la mención hecha sobre mi padre.
Lastimosamente, estoy seguro que mi padre nunca supo de esa entrevista. De lo
contrario, lo hubiese comentado alguna vez con sus hijos. A
continuación, transcribo textualmente, lo expresado por el Danto.
GPO: …el 10 de diciembre de ese año, 1962, me
mandaron a decir de que me fuera para Honduras.
Ya me fui con Éntimo Carías Andino y con Francisco
Trejos. ¡Ah! Ya a Narciso Zepeda, Aurelio Núñez, Boanerges Santamaría y
Leonardo Tercero los habíamos sacado; se les sacaron pasaportes y se fueron
para Honduras y de ahí se iban a ir para Cuba, porque sí se sabía que iban a
recibir entrenamiento. Pero no les dieron pasaportes sino que les dieron un
permiso para ir a Honduras, entonces se quedaron estancados en Honduras.
Estando ahí estancados en Honduras, dijo el Coronel (Santos López):
"Bueno, si no hay viaje y si ustedes quieren que los lleve para la
montaña, me los llevo". Al saber que iban con el Coronel Santos López, se
fueron los cuatro ellos, se fueron para la montaña. Ahí estaban los que habían
estado con Alejandro Martínez: estaba Pedro Pablo Ríos, Faustino Ruiz (El
Cuje), Bayardo Altamirano, Tomás Borge, Luis Fisher19 eran un montón de
muchachos buenos, buenos caminantes y más preparados ideológicamente. Todo el
resto se había ido.
RV: ¿Los que habían estado con quién decís, adónde?
GPO: Habían estado
con Alejandro Martínez, en la
montaña en 1960, en Honduras. Con Alejandro Martínez estuvo Bayardo Altamirano,
Pedro Pablo Ríos, Chico Toribio –nunca le supe el apellido–, "el
Cuje" (Faustino Ruiz), "Wiwilí" Daniel García y Luis Fisher, un
electricista, él trabaja en León como electricista, todavía.
Entonces, claro, ya con toda esa gente se comenzó a
hacer el grupo de la guerrilla de 1963.
Al final del texto de la entrevista hecha por Vásquez a Pomares, se
presentan muchas notas aclaratorias. La número 19 de éstas, dice lo siguiente:
La mención de Luis Fisher es una confusión de Germán
Pomares, porque éste [se refieren a Fisher], no participó en este guerrilla, como
se verá, estuvo en el grupo que se intentó establecer en las montañas del Norte
y se desmovilizó después del incidente de Carateras.
Esta nota aclaratoria merece una aclaración, porque
Luis Fisher Pérez, en el año 1962 se dedicó a la tarea orientada por Carlos
Fonseca, de formar la primer escuela de entrenamiento militar del Movimiento
Nueva Nicaragua (MNN), dentro del país, la cual estaría ubicada en Casa
Colorada, municipio del Crucero, en el departamento de Managua, cerca de un
cuartel de la Guardia Nacional y de una hacienda de Luis Somoza, para lo cual
contaría con el respaldo de Germán Gaitán. La casa abandonada, donde estaba la
escuela militar, era propiedad del papá de Germán Gaitán. La escuela militar fue
descubierta; y Fisher y Gaitán fueron capturados por la GN, en junio de 1962. Fisher fue
confinado a Greytown y liberado en 1963, por una amnistía decretada por el
presidente René Schick. Así que, no hubo tal desmovilización después del
incidente de Carateras, el cual no fue en 1970, como señala la nota aclaratoria de
Memorias de la lucha sandinista, sino que en 1963.
Entonces, cuando el Danto señala que en Honduras, en 1962, estaban varios compañeros
que anduvieron con Alejandro Martínez, en el movimiento guerrillero Frente
Revolucionario Sandino (FRS), no necesariamente está confundido, porque estos
compañeros se estaban trasladando clandestinamente desde Cuba hasta Nicaragua,
vía México y Honduras. En otras palabras, pudieron haber coincidido en ese
lugar y momento, por algunas horas o días. De hecho, Luis Fisher apuntó que él
ingresó a Nicaragua junto a Daniel García (Wiwilí) y que fue el propio Tomás
Borge quien les dio orientaciones para salir desde Honduras hacia Nicaragua. Es
muy llamativo que el Danto se refiriera a ese grupo de jóvenes como: eran un montón de muchachos buenos, buenos
caminantes y más preparados ideológicamente.
A continuación transcribo, textualmente, parte del testimonio
de Luis Fisher Pérez sobre su ingreso a Nicaragua, por Honduras, después de
salir de Cuba y pasar por México:
Regreso
clandestino a Nicaragua
El regreso a Nicaragua se
caracterizó por la desaparición repentina de compañeros. De repente no veíamos
a alguien y nos preguntábamos entre nosotros mismos. Después que desaparecieron
los primeros dos, nos convencimos de que nuestro turno tenía que llegar. Carlos Fonseca Amador fue el primero que
desapareció.”
Un día, me llegó el turno a mí;
me dijo Noel Guerrero: Fisher te quedás conmigo en la tarde. Ya había
desaparecido “Wiwilí”, que era muy amigo mío, yo le preguntaba muchas cosas.
Entonces, me llevaron a una casa en
La ruta que me dieron los
compañeros era: Cuba, México, Honduras; el viaje era por avión; salí de Cuba un
poco después de la una de la tarde; iba de traje, llevaba una valija, varios
pantalones y una cobija en la valija. Yo traía el libro de Gregorio Selser
llamado “Sandino, General de Hombres Libres”, envuelto en una sábana. A partir
de ese momento todo estaba bajo mi responsabilidad. Llegué al aeropuerto de México como a las cinco
de la tarde, había mucha neblina. Todos los aviones que aterrizaban ahí iban a
una zona común donde había por lo menos dos aviones; pero el de Cubana de
Aviación no iba a esa zona. Cuando
comenzamos a bajar en el andén ancho y de concreto que te llevaba desde el
avión hasta migración, nos recibió una batería de fotógrafos gringos, que te
retrataban desde todos los ángulos mientras recorrías el andén hasta que
entrabas al edificio.
No podía demostrar nerviosismo,
tenía que demostrar una actitud normal. Estaba advertido de que esos fotógrafos
eran de la CIA. Mostré el pasaporte; abrieron la valija; salió el libro de
Selser; no podían cerrar la valija; pregunté por el libro y me respondieron que
lo tenía que reclamar en una procuraduría; por supuesto que no fui a
reclamarlo. Pasé la prueba.
Mientras estaba en el salón de
espera, caminaba para que me vieran; de repente apareció una muchacha; ella me
dijo la contraseña y yo respondí; me preguntó sobre el viaje y dijo que me
guiaría; me llevó en un carrito a un hotelito, me llevó a comer y me dijo que
no saliera del hotelito para nada, ni que abriera la puerta, que no hablara con
nadie porque era peligroso por los ladrones. Dos días después, llegó una
persona a traerme; yo tenía que estar siempre listo. Me llevó al aeropuerto con
el boleto para Honduras. En la aduana de
Honduras logré pasar; ahí fue lo más crítico, porque los mismos guardias que
nos chequearon cuando íbamos para Cuba estaban ahí otra vez. Nada más que yo
regresaba rasurado, sin bigotes.
En la sala de espera, del
aeropuerto hondureño, cuando yo estaba viendo una vitrina, apareció un
muchacho, al que le di la contraseña y me llevó en un microbús a una casa de
seguridad donde encontré a “Wiwilí”y Tomás Borge; en esa casa estuvimos cinco
días.
Una tarde, Tomás Borge nos dijo
que ingresaríamos a Nicaragua en pareja, “Wiwilí” y yo; que nos iríamos con un
vaqueano nicaragüense. Salimos en un jeep Land Rover como a las 8 de la noche,
viajamos a través de un camino difícil, hasta que llegamos a las 12 de la noche
a la casa de un campesino, donde dormimos dos horas. A las dos de la madrugada,
iniciamos a caminar hacia Nicaragua. Como a las cinco de la mañana caminamos a
través de una serranía con muchos pinos. Al rato, el campesino nos dijo: aquí
estamos en Nicaragua. Sólo van a subir y bajar este cerro, ¡pero qué cerro!;
allá abajo, está una hacienda; hablen con el señor de esa hacienda. Así fue, el señor nos recibió, nos dio unas
alforjas y un sombrero de palma. Nos dijo: aquélla es la carretera vieja que va
para Ocotal; a
Clandestino,
miré a mi papá
A las 7:30 – 8:00 a.m., pasamos
por Estelí porque en ese tiempo no había by-pass, desvío o carretera de
circunvalación; así que, pasamos por el centro de la ciudad. Cuando pasamos por
el parque central, el microbús iba lento buscando pasajeros. “Wiwilí” iba
sentado adelante y yo atrás, con algunos asientos de distancia. Yo ví a mi papá
caminar en la acera del Parque Central en el mismo sentido en que íbamos
nosotros. Yo no sabía cuánto quería a mi papá; me di cuenta hasta ese momento;
yo estuve a punto, a un pelito de violar las medidas de seguridad del
clandestinaje; casi me bajo; quería bajarme del bus y darle un abrazo a mi
papá, sentirlo cerca de mí; pero no lo hice; me bajé el sombrero para cubrirme
la cara y evitar que mi papá me viera cuando pasáramos enfrente de él; y me fui
con esa congoja durante todo el viaje hasta llegar a Managua. Sólo recordaba a
mis hermanitas, a mi mamá. Se me chorrearon las lágrimas. Lloré, claro que
lloré, pero en silencio.
Llegamos a Managua y nos bajamos
en la carretera norte. Pagamos un taxi para ir por Campo Bruce por donde era la
tercera compañía de
La orden era que “Wiwilí” tenía
que quedarse ahí y que a mí me llegarían a traer en la tarde. Así fue. Como a
las cinco y media, se apareció Germán Gaitán, a quien yo no conocía. Me
preguntó si yo era Fisher. Vos te venís conmigo. Me fui con Germán Gaitán. El
iba platicando con el conductor del taxi, que para mí era un colaborador.
Pasamos por el centro de Managua, luego pasamos por Altagracia; ya como a las
seis de la tarde llegamos a una quinta.
Se bajó Germán, habló con la gente de la casa y me dijo que entrara. Ahí
en esa casa, que era de una familia apellido Baltodano, encontré a Carlos
Fonseca Amador con quien estuve durante una semana compartiendo el mismo
cuarto. Carlos leía mucho; fumábamos los dos; cuando no platicaba, Carlos
estaba leyendo.
Otro
detalle que me llamó mucho la atención fue que el Danto, en 1976, está bien informado sobre Luis Fisher y dice que
es: …un
electricista, él trabaja en León como electricista, todavía. Después de casi 15 años de no verse
personalmente, el Danto había tenido
noticias sobre Fisher.
Esto
pudo ser posible porque Luis Fisher Pérez, en 1963, al ser liberado, entró en
contacto, en la ciudad de Estelí, con Oscar Benavidez Lanuza (el mismo que cayó
combatiendo en Nueva Guinea, en mayo de 1979, y que fue uno de sus 20 alumnos
en la primera escuela militar del MNN, en Casa Colorada, el Crucero).
Benavidez, Fisher y otros se fueron al cerro Kilambé a esperar a la guerrilla
de Raití-Bocay, para integrarse a la misma; pero nunca pasaron por ellos,
debido al desenlace negativo de dicha incursión guerrillera. Fisher fue el
último del grupo en bajar del Kilambé.
Después,
al sobrevivir, en Estelí, a un intento de asesinato por parte de un agente de
la Oficina de Seguridad Nacional (OSN), llamado Migdonio, Luis Fisher se
trasladó a vivir a León, donde contactó a Sócrates Flores Vivas, todavía un
estudiante de medicina, con quien se comunicó durante un poco más de la segunda
mitad de la década de 1960.
Migdonio era un tipo flaco, muy flaco. Era el famoso torturador de la Guardia Nacional en Estelí. Fue compañero de Francisco Rivera (el Zorro o Rubén), en la escuela de párvulos y se dedicó por un tiempo a la venta ambulante de Kola Shaler, según se lee en el libro La marca del zorro (Ramírez, 1989). Por otro lado, en el libro De mi barrio salieron los muchachos (Lazo y Hernández, 2013), se describe que en 1979, en la hacienda "el Descanso", un pequeño grupo de combatientes sandinistas ajustició al temible Migdonio, cabo de la Guardia Nacional.
Y
finalmente, entre 1973 y 1976, Fisher y sus hijos fueron vecinos de Iván García
Abarca, un líder obrero de la construcción, sindicalista, que llegaría a ser
uno de los fundadores del Frente Occidental Rigoberto López Pérez, en febrero
de 1978, que dirigirían la Insurrección de Septiembre de 1978, en León.
Por lo
tanto, Benavidez, Flores y García seguramente fueron la vía para mantener, de
alguna manera, informados a los veteranos compañeros de Fisher, desde los
tiempos del FRS y de la fusión de este movimiento con el MNN, en Cuba, donde
Fisher conoció a Germán Pomares. Quiero citar textualmente, lo expresado por
Fisher en su testimonio, sobre el Danto:
En esta etapa de entrenamiento [en
Cuba], conocí a Germán Pomares Ordóñez, cuando todavía no lo llamaban El Danto, sobrenombre que posteriormente
le pusieron el coronel Santos López y Víctor Tirado López, en el transcurso de
la guerrilla de Bocay, en 1963…
Finalmente,
otra cita textual del testimonio de Fisher, sobre como un grupo de jóvenes
esperó a los guerrilleros de Raití y Bocay:
Oscar
Benavides Lanuza: contacto en Estelí
Un día salí a dar una vuelta en
Estelí y me encontré en el parque central a Oscar Benavides Lanuza, uno de los
que yo había entrenado en la primera escuela político-militar del FSLN, situada
en Casa Colorada, El Crucero, Managua. Me dijo que él tenía un contacto para
apoyar a la guerrilla en la montaña, dentro de una semana, para dirigirnos a
Matagalpa. Yo sabía que esa era la columna a la que yo pertenecía, desde que
estaba en Cuba, y que venía entrando por Jinotega. El me preguntó si quería
participar y le respondí que estaba dispuesto.
En
el cerro Kilambé: Raití-Bocay 1963
Una mañana salí con el compañero
Oscar Benavides Lanuza y fuimos a Matagalpa, en la casa de seguridad había ocho
jóvenes; el dueño de la casa era un zapatero colaborador. A la tercera noche,
nos llevaron montaña adentro. Llegamos hasta el Kilambé; viajamos en un jeep
largo, de doble transmisión, hasta cierto punto. Pasamos todo un día
enmontañados. Continuamos en las faldas del Kilambé; subimos durante dos horas
para ubicarnos. El muchacho líder, apellido Navarro, pelo liso, bajo, tenía
mucha conciencia revolucionaria. Llevábamos provisión y esperamos 20 días en el
Kilambé a los compañeros de la columna. Eramos 11 jóvenes, la comida se había
agotado dos días antes, el invierno era intenso, llovía mucho y hacía mucho
frío. Navarro tuvo que ir a Matagalpa.
Esperamos. A los 10 días, Navarro
regresó desde Matagalpa y nos dijo la verdad: la guardia detectó a los
compañeros y les causó muchas bajas; tendremos que salir poco a poco para que
ustedes estén listos para un siguiente llamado. Salimos de cuatro en cuatro; yo
me quedé de último. Me fui a Managua desde donde hablé a mi casa en Estelí. Eso
correspondió al fracaso del movimiento guerrillero en Raití-Bocay en 1963,
donde murió “El Cuje” que era un gran amigo mío. Ellos no pudieron llegar hasta el Kilambé a
traernos a nosotros.
Yo siempre estuve dispuesto a
engrosar las filas guerrilleras. Ya tenía mucha conciencia revolucionaria. No
era sólo el odio contra la dictadura como cuando me incorporé al Movimiento
Revolucionario Sandino. Ya tenía conciencia de clase, de obrero, tenía un norte
bien definido para luchar.
Conocí el quetzal en el cerro
Kilambé; ahí miré volar a varios quetzales, verdes; en esa época se miraba el
quetzal ahí; el quetzal es de tierra helada, fría; en ese tiempo en el Kilambé
se formaba una neblina impenetrable, todo se mantenía húmedo. En el Kilambé
también oí cantar al jilguero, que es un pájaro chiquito, que se para en la
punta del árbol más alto y comienza a cantar con su tremendo trinar; está tan
alto y es tan pequeño que vos no lo ves, sólo oís su canto.
Nota: Carateras se ubica, a orillas del río homónimo, a unos cinco kilómetros del municipio La Dalia, en el departamento de Matagalpa. En dicho lugar había una sucursal del Banco Nacional, que en 1963 iba a ser asaltada por un grupo de jóvenes armados y vestidos de verde olivo, los cuales habían realizado algunas acciones y fueron denunciados por un campesino. Los rebeldes se enfrentaron a dos soldados de la Guardia Nacional, que estaban en el banco. Uno de los jóvenes resultó herido y capturado; mientras los demás lograron huir. El herido tenía alrededor de 20 años de edad y se llamaba Luis René Barrantes Gutiérrez, quien era originario de Estelí y fue ingresado en el hospital de Matagalpa. Después de ser liberado, fue corresponsal del diario La Prensa y murió asesinado por la Guardia Nacional, el 16 de julio de 1969, cuando cubría como periodista, en Estelí, el entierro simbólico de Alesio Blandón, uno de los tres jóvenes que cayeron combatiendo en Santo Domingo, Managua, el 15 de julio de 1969, el mismo día en que también murió en combate Julio Buitrago Urroz (Grigsby, W. Sin fronteras. Radio La Primerísima. Viernes 3-3-2023: https://radiolaprimerisima.com/sin-fronteras-viernes-3-de-marzo-de-2023/ minuos del 10 al 20).
Referencias
Baltodano, M. (2010).
Memorias de la lucha sandinista. https://memoriasdelaluchasandinista.org/view_stories.php?id=137
Fisher,
L. (2010). Mi vida, mi revolución: la vida de un obrero llamado Luis Fisher. Universitaria.
León, Nicaragua.
https://es.slideshare.net/xavierlara/mi-vida-mi-revolucion-version-pdf-luis-fisher
https://es.scribd.com/document/208242801/Mi-Vida-Mi-Revolucion-Version-PDF-Luis-Fisher
Managua,
Nicaragua, 10 de julio de 2022 y 8 de marzo de 2023.
Escritos
de Lenin Fisher: reflexiones sobre la vida e historia de Nicaragua.
leninfisherblogspot.com
https://www.blogger.com/blog/posts/1006068090057512799