Revolución en la Universidad
Nacional de Nicaragua
Lenin Fisher
En los últimos meses hemos leído en los periódicos artículos de fondo sobre
la Universidad Nacional escritos por expertos en el tema de la educación
superior, ex-rectores, pedagogos, etc. También se ha escrito acerca de
universidades privadas.
Mucho se ha hablado de aspectos teoréticos o conceptuales,
sobre tendencias mundiales, reformas curriculares, autonomía, vínculo
universidad y producción, investigación universitaria y tecnología, bicentenario,
etc. Pero el asunto es que nadie ha dicho de qué manera concreta hay que
comenzar a cambiar a la Universidad Nacional –porque el cambio es justo y
necesario- o por lo menos yo no lo he leído nada claro y directo. Ante este
vacío práctico y concreto, sin pretender pasar por lumbrera, propongo los
siguientes pasos:
1-. Reformar sustancialmente la Ley de Autonomía
Universitaria o Ley No. 89 para crear una sola Universidad Nacional. Los
tiempos del CNES, de los delegados del gobierno central ante las universidades
y los mejores tiempos del CNU ya pasaron. ¿Qué intereses pueden oponerse a
dicha reforma?
2-. Suprimir toda ayuda económica del Estado de Nicaragua
a cualquier universidad privada. Todas las universidades privadas son
básicamente negocios, lo cual nadie puede negar; ellas deben ser auto-sostenibles
y pueden ser capaces de becar a quienes deseen becar (sólo tienen que reducir
un poco la plusvalía o margen de ganancias).
3-. Reducir el número de rectores, vice-rectores y
secretarios generales. Un solo rector y un solo secretario general. Hay que
disminuir la burocracia. Existen demasiados cargos, altos de por sí, que
consumen salarios tan bien altos. Esta puede ser una forma de ahorrar y
aprovechar mejor el dinero del 6%.
4-. Desaparecer el binomio UNAN-León y UNAN-Managua para
que exista una sola Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua.
5-. Todos los altos cargos burocráticos super-numerarios,
generalmente son altamente calificados, por lo cual es mejor que dirijan sus
energías a la actividad científica, investigativa y docente. Los cargos
burocráticos embrutecen, nos dijo muchas veces, en el Consejo Superior
Universitario, el ex-Rector de la UNAN-León, Dr. Octavio Martínez Ordóñez, al
inicio de la década de 1990.
6-. No se debe olvidar el ejemplo concreto de Wilhelm
Röntgen, que siendo Rector de la Universidad de Würzburg, Alemania, descubrió
los rayos X en 1895. Además, faltan profesores; pero frecuentemente es más
fácil que en las universidades nacionales contraten a un conductor o una
afanadora, que a un profesor nuevo y cualificado.
7-. Transformar la Universidad Agraria (UNA) y la
Universidad de Ingeniería (UNI) en Facultades de Ciencias Agropecuarias y
Facultad de Ingeniería, respectivamente. Si alguien está en contra de tal cosa,
que nos muestre 50 ó 100 patentes e invenciones. Todas las Facultades pasarían
a ser tener Escuelas (lo cual no es nada deshonroso).
8-. Suprimir toda Escuela, Facultad o anexo de tipo
privado dentro de los recintos de la Universidad Nacional, como ha sucedido en la
UNI.
9-. Darle más valor y prioridad a las investigaciones,
monografías o tesis que los estudiantes de pre-grado y post-grado realicen. La
construcción del conocimiento y la experimentación del mismo, para producir más
conocimiento, es indispensable. Fortalecer la investigación en el nivel de
post-grado, donde con frecuencia podemos encontrar que los graduandos tienen
serias dificultades para resumir sus propias investigaciones o ni siquiera
hacen un resumen de su informe final. ¿Cuál es entonces la evidencia que se
lega como ciencia para las bases de datos digitales?
10-. No permitir la re-elección de las máximas
autoridades como Rectores, Vice-Rectores, Secretarios Generales, Decanos y
Directores de Escuela. Así, durante un período tendrán que dedicar su mejor
esfuerzo para el avance universitario. Es ampliamente aceptado como principio gerencial
que todos los cargos administrativos deben rotarse; un burócrata después de 3 ó
4 años en el cargo termina viendo todo bien, pasa inadvertidos los problemas,
se acomoda y rehúye enfrentar con soluciones verdaderas y eficaces los males.
11-. Que todas las máximas autoridades (rectores, vice-rectores,
decanos, vice-decanos, secretarios, etc.) se dediquen a tiempo completo a sus
labores administrativas o gerenciales, es decir, que estén exentos de ejercer
la docencia (para eso están los demás profesores) porque hace falta tiempo para
dirigir correctamente.
12-. Reafirmar claramente, en la Ley 89 reformada, que
son los Consejos Facultativos (Decano, Vice-Decano, Secretario y demás
miembros), los que deciden contratar o despedir a profesores. La decisión de la
contratación de profesores que cumplan los requisitos no debe ser tomada por
los grupos de presión internos (sindicatos, gremios, claustro de profesores de
un departamento etc.). Para decisiones tan importantes como la mencionada están
el Decano y los Consejos Facultativos.
13-. Impedir la sangría interminable de profesores que descuidan
sus labores y compromisos en la Universidad Nacional por ir a trabajar algunas
horas en las universidades privadas. Tal fenómeno sucede hasta con muchos
profesores contratados por ocho horas. En otros casos, han abandonado a la
Universidad Nacional por irse a universidades privadas y como no llenaron sus expectativas
o no les cumplieron los cantos de sirena, regresan exigentes a reincorporarse,
impidiendo así el relevo generacional de profesionales. La única respuesta de
algunos rectores, en el pasado, fue considerar a tales casos, como casos “especiales”.
Muchas veces no se toman decisiones firmes y correctas porque los grupos de
presión amenazan con la destitución del cargo. ¿Cómo pueden avanzar así la
investigación, experimentación, innovación e invención? ¡Qué alguien me
explique! Aparentemente, tendremos que volver al tiempo de la Revolución
Francesa, de corte liberal y burguesa, que después de abolir las Facultades de
Medicina y Universidades, las refundó y obligó a los médicos y profesores a
investigar, lo cual permitió el gran salto de la medicina francesa en los siglos
XVIII y XIX.
14-. Cumplir puntualmente el retiro a jubilación de todo
el personal que cumpla los 60 años de edad para que tengan tiempo de escribir
sus memorias. Hay que relevar a los profesionales, profesores y autoridades.
Dicen que el conocimiento está cambiando cada seis meses o menos.
15-. Dar más autonomía a las Facultades y sus Consejos
Facultativos para la toma de decisiones o firmas de convenios de cooperación,
etc., con el fin de desburocratizar la gestión.
16-. ¿Cómo es posible que los fondos del 6% del
Presupuesto General de la República no sirvan para contratar profesores en el
nivel de post-grado? Eso es una aberración. Pero en la Upoli, la directiva de
la UNEN dispone de dos millones de córdobas anuales, por los que han surgido
disputas callejeras entre pseudo-líderes estudiantiles.
17-. ¿Por qué la sub-dirección docente de un hospital
escuela cuenta con sólo 40 ó 50 fotocopias mensuales y no puede apoyar así la
más sencilla investigación que se intente realizar? Mientras el presupuesto
para la UNEN es millonario.
18-. Por lo tanto, parte de la Revolución Universitaria
debe ser reducir y re-orientar el presupuesto de la UNEN (menos concursos de
belleza y fiestas; más investigación, profesores, experimentación, tecnología e
innovación). Es contradictorio que mientras algunas autoridades facultativas
impulsan actividades por un estilo de vida saludable, la UNEN organiza
actividades masivas con categoría VIP y barra libre, y en sus afiches se pueda
leer o ver el gran logotipo de los rones y cervezas más famosos del país.
19-. La UNEN y los demás gremios o sindicatos deben
cambiar de mentalidad si quieren que la Universidad Nacional mejore y avance.
En el logotipo de la UNEN todavía aparece un libro; pero en uno de sus extremos
se ve un fusil AK-47. Eso debe cambiarse porque es anacrónico y estamos en paz.
El logotipo debe orientarse hacia la ciencia, tecnología e investigación aunque
nuestro país sólo destine el 29% de su presupuesto a la educación; el 6% a la
educación superior; el 4,5% del PIB a educación; y menos del 0.4% del PIB a
investigación y desarrollo.
Los dados están sobre la mesa. La suerte de la
Universidad Nacional está echada. Veremos quién será el Rector líder que
intente cruzar el Rubicón. La Revolución de la Universidad Nacional debe ser un
tema prioritario del Estado. No puede ser visto de otra manera. Un gobierno
revolucionario debe hacer también la revolución universitaria porque las
reformas y transformaciones curriculares no dan más. De que se puede, se puede.
Radiólogo.
Managua, Nicaragua, 30 de mayo de 2012
leninfisher.blogspot.com