jueves, 14 de enero de 2016

CENTENARIO DE LA MUERTE DE RUBEN DARIO

Centenario de la muerte de Rubén Darío

Lenin Fisher

Cuando se celebró en 1967 el centenario del nacimiento de Rubén Darío, yo no había nacido. Este año 2016, cuando conmemoramos el centenario de su muerte, soy un hombre adulto.

Recuerdo que cuando tenía entre seis y ocho años era difícil para mí entender por qué Félix Rubén García Sarmiento tuvo que vivir algún tiempo en Honduras.  Al crecer, uno sí puede comprender el drama familiar de la destrucción de la relación marital de sus progenitores y del alcoholismo de su padre.

Era complicado imaginarme, al pasar frente al Museo Archivo Rubén Darío, que el poeta niño tuvo que ser criado por los tíos abuelos. Además, no entendía muy bien el significado de la frase “poeta niño” situada en la placa de mármol de la pared norte del museo, ni por qué lo tildaban de dipsómano.

Un hermoso monumento dedicado a la madre y develado como parte de las festividades del centenario del natalicio del poeta, fue construido en el parque San Juan, de mi natal León. El recuerdo más agradable que tengo de dicha obra es el de un grupo de chavalos de El Pochote, barrio San Felipe, que salíamos corriendo, en la noche, hasta el parque San Juan y al llegar ahí, entrábamos al redondel, de la base de la estatua, y comenzábamos a correr con un grado de inclinación importante, hasta dar muchas vueltas, cansarnos o marearnos. Era muy divertido. Luego, emprendíamos el regreso, corriendo, por supuesto.

Nunca me iba imaginar que en el lugar donde está la estatua de bronce del poeta, en la esquina opuesta al Museo Archivo, existían casas coloniales que ocupaban toda la manzana (le llamaban al sector las cuatro esquinas). En León de mediados del siglo XX se cometió un gran desastre arquitectónico, al destruir la mayor parte de esas casas con valor histórico y construir un colegio privado, a pesar de que un ciudadano leonés donó un extenso terreno para tal fin; pero los dueños del colegio prefirieron alquilar las tierras y construir el instituto en pleno centro histórico y sin diseño colonial (kitsch). Una de las pocas personas que no vendió su casa y se opuso a tal barbaridad fue el eminente médico Humberto Tijerino Delgadillo, llamado “el mono sabio”.

Ni hablar de la gran impresión que tiene un niño cuando ve que la tumba del gran poeta está dentro de la Basílica Catedral de la Asunción, resguardado por un león llorando; y muy cerca de ahí, la tumba de otros grandes bardos.

Las festividades del centenario del nacimiento fueron aprovechadas para protestar contra la dictadura somocista. La resistencia pacífica, en la antigua Avenida Central o Roosevelt, entre sus pancartas portaba una que decía: “Año dariano sin tirano”. Cuatro días después del centenario del natalicio del panida, la Guardia Nacional masacró al pueblo en Managua: “Esa Pax Dariana de ocho días fue rota el domingo 22 con sangre que no se orea aún”, escribió el dariísta Ernesto Mejía Sánchez, en Cuestiones rubendarianas. En agosto sucedió el levantamiento guerrillero de Pancasán donde murió, entre otros, el doctor Oscar Danilo Rosales Argüello (el FSLN sufre una derrota militar y se muestra como la única opción antidictatorial). En octubre, cayó otro médico, el Che Guevara, en Bolivia.

En el año 1967 tantos millones de hombres se resistían a hablar inglés, no callaron para llorar después y miles de cachorros del león español andaban sueltos. A cien años de su muerte los vigores y esperanzas latinoamericanas han empezado a unirse.

Managua, Nicaragua, 14 de enero de 2016
Escritos de Lenin Fisher: reflexiones sobre la vida e historia de Nicaragua.
leninfisherblogspot.com