domingo, 20 de diciembre de 2020

CARLOS RUIZ FERNANDEZ, EL GUARDIA: COMBATIENTE SANDINISTA DE SAN FELIPE

 

Carlos Ruiz Fernández, el Guardia:

 combatiente sandinista de San Felipe

 

Lenin Fisher

Carlos José Ruiz Fernández, conocido como el Guardia (León, Nicaragua, 21-11-1962/Costa Rica, 22-8-2006), fue un joven del barrio San Felipe, que vivía en el sector llamado el Pochote y formó parte de la escuadra táctica de combate dirigida por José Lenin Valle Ruiz (Felipe). Sus padres fueron don Cristóbal Ruiz Cortez y doña María Adilia Fernández Hernández.

Yo conocí a Carlos Ruiz Fernández, el Guardia. También conocí a su hermano Mario Ruiz Fernández. Ambos aparecen en la lista de guerrilleros urbanos, sandinistas, que menciona Valle Ruiz en el capítulo titulado Liberación de León, en las tres ediciones del libro La toma del búnker de Somoza (2016 p. 42; 2017 p. 82; 2020 p. 132, respectivamente). Además, en la fotografía número 283 de la tercera edición, página número 413, se ve a los combatientes sandinistas cuando han capturado a los guardias somocistas que se rindieron en el cuartel departamental y llevan al capitán de la Guardia Nacional (GN) que porta el papel con la lista de sus soldados, la mañana del 20 de junio de 1979. Uno de ellos tiene todas las características de Carlos Ruiz Fernández, el Guardia, junto a Róger Mendoza Fúnez (el Zurdo), Benito Blanco, Leónidas Pacheco Mora y Octavio Porras Cárdenas (el Gato).

El Guardia tenía facciones indígenas, de piel bastante clara, alto (más alto que el promedio de los jóvenes de su generación), pelo liso negro, de complexión fuerte, atlética, de voz grave, fuerte. Lo miré jugar baseball o handball con los muchachos del barrio. Cuando escucho el nombre de Capoulicán, o leo el poema de Darío, así llamado, me acuerdo de Carlos Ruiz Fernández, el Guardia. Con alguna frecuencia yo pasaba por su casa, cuando venía de la escuela.

Sus amigos del Pochote le decían el Guardia porque como era más grande y fuerte que ellos, a la hora de decidir las cosas por la fuerza o los golpes, como hacen frecuentemente los chavalos, el salía ventajoso. Por lo tanto, los amigos del barrio le temían como la gente le temía a la GN, que era una fuerza represora que imponía el orden a base de culatazos de Garand.

El recuerdo más fuertemente grabado en mi memoria sobre Carlos Ruiz Fernández, el Guardia, es el de una tarde de mayo de 1979, cuando los heroicos jóvenes sandinistas del barrio San Felipe combatían a la GN, como tantas veces, a plena luz del día o en la noche.

Era un poco después del mediodía. El combate había durado toda la mañana. Yo tenía 10 años y estaba con dos de mis hermanos, Malcolm y Vladimir, en el patio de la casa donde vivíamos, con don Pablo Efraín Jáen Puerto (don Payín), quien alquilaba dicho inmueble, propiedad de la familia Rodríguez y ahora ocupado por una funeraria. En esa misma casa, durante la ofensiva final de junio-julio de 1979, dormiría por varios noches Leopoldo Rivas Alfaro (Oscar), miembro del estado mayor del Frente Occidental Rigoberto López Pérez (FORLP), acompañado de Denis Callejas (en ese momento su escolta), y quien era sobrino de don Payín.

Yo estaba sentado en una hamaca de las dos que manteníamos colgadas en unos árboles de guayaba, cuando de pronto oímos ruidos muy fuertes, como cuando alguien camina o corre sobre latas; ruidos que cada vez se oían más cercanos y venían de la casa vecina, situada al norte y habitada por la familia Osejo. De pronto, vemos que sobre la tapia de piedra cantera aparecen unas manos que se agarran fuertemente y de pronto sube alguien que nosotros conocíamos: el Guardia.

El Guardia salta rápidamente sobre la tapia, cae de pie en el patio donde estábamos nosotros y nos saluda con un: ¿Qué pasó? Carlos Ruiz Fernández va sin camisa, sudado, con su fusil Fal terciado sobre la espalda, la punta detrás del hombro izquierdo, con un blue-jeans, una camisa crema amarrada a la cintura y en la faja lleva porta-cargadores o cananas.

Carlos Ruiz Fernández, el Guardia, nos conocía a nosotros tres. En ese momento él tenía 16 años. Él sabía que un hermano nuestro, Yader, había caído, el 14 de enero de ese año; que Harold, después de ser capturado el 25 de enero, por "el Chele" Aguilera y ser liberado, tuvo que irse a Costa Rica; y que Luis, después de haber sido testigo del asesinato de Ramón Larios Brenes, el 20 de abril, por tropas guiadas por "el Chino", y de salvarse milagrosamente, porque lo vieron muy pequeño, pues tenía, 14 años, tuvo que irse también a Costa Rica.

Se detiene unos segundos a la par mía, flexiona y rota su rodilla derecha para examinar su bota militar derecha, que la sostiene con la mano izquierda. Él y yo vemos claramente que el tacón de la bota está despegado y parcialmente partido, con un trazo que sigue el eje más largo del pie. Además, su talón sufrió un refilón de alguna bala disparada por la GN. Vemos la herida en el talón y sangre; no mucha sangre, pero sangre al fin y al cabo.

Al constatar su herida y el estado de su bota, inmediatamente nos dijo: ¡Nos vemos! Y salió corriendo para saltar velozmente la tapia que limitaba con el patio de la familia Parajón, al lado oeste, probablemente buscando el predio vacío que limitaba con la antigua curtiembre, para llegar al río el Pochote y quizás al sector del Panamá, en la Providencia. Toda esa escena duró quizás un minuto o menos. Fue muy rápida, como un momento así lo exige.

Mis dos hermanos recuerdan este hecho; pero yo lo recuerdo con más detalles porque yo vi directamente la herida en el talón de Carlos Ruiz Fernández, el Guardia. Seguramente Ruiz Fernández se detuvo a revisar porque sintió dolor, en medio de la alta carga de adrenalina que exige la guerra. Los muchachos de la guerrilla urbana del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en ese momento iban en retirada porque la GN contaba con más armas y municiones.

Releyendo y revisando mi testimonio publicado en el libro Chavalos de la Revolución y otros ensayos (2011), lastimosamente tengo que decir que olvidé, en esa ocasión, incluir este pequeño relato sobre ese valiente combatiente sanfelipeño: Carlos Ruiz Fernández, el Guardia. Un héroe de la liberación nacional de Nicaragua, que falleció en Costa Rica, unos meses antes de que el FSLN regresara al poder después de ganar las elecciones de noviembre de 2006. Su hermano Mario, que era menor que él, también ya murió.

Ese tipo de jóvenes hicieron posible el triunfo de la Revolución Popular Sandinista el 19 de julio de 1979, la cual fue una guerra popular, básicamente urbana, que terminó con una dictadura militar y dinástica, la de la familia Somoza, causante de la muerte de más de 200 mil personas, y que a lo largo de casi 45 años había acumulado una fortuna superior a la deuda externa del país; fortuna de la cual el pueblo nicaragüense nunca recibió un centavo de parte de los bancos de Estados Unidos o Europa para compensar tanto saqueo y explotación.


Referencias

Fisher, L. (2011). Chavalos de la revolución y otros ensayos. Universitaria. León, Nicaragua. 254

Fisher, L. (2016). La toma del búnker de Somoza el 19 de julio de 1979. Managua, Nicaragua. 235. Lenin Fisher

Fisher, L. (2017). La toma del búnker de Somoza: 19 de julio de 1979. 2da. ed. Universitaria. León, Nicaragua. 316

Fisher, L. (2020). La toma del búnker de Somoza: 19 de julio de 1979. 3era. ed. Universitaria. León, Nicaragua. 506


Managua, Nicaragua, 20 de diciembre de 2020

Escritos de Lenin Fisher: reflexiones sobre la vida e historia de Nicaragua

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