martes, 26 de enero de 2021

LA PANDEMIA DE COVID-19: REFLEXIONES PERSONALES

 

 La pandemia de covid-19: reflexiones personales

 

Lenin Fisher

A partir de la pandemia de influenza A-H1N1 yo dejé de saludar dando la mano. Recurrí a saludar con el puño y buscando el contacto con las articulaciones metacarpo-falángicas o gonzes, como decimos popularmente en Nicaragua (goznes dicen en otros países).

Colegas médicos me criticaban o se burlaban porque ya no les daba la mano; lo mismo hacían algunos familiares o amigos. Para mí, ya no había que hacer caso a la frase: ¡Deme los cinco!

Siempre me llamó la atención que algunas personas no se lavaban inmediatamente las manos después de ir al baño, a pesar de lo cual, saludaban con la mano a la primera persona que se encontraban.

Además, era impresionante como en muchas instituciones públicas, incluyendo escuelas, hospitales y universidades no había jabón en los lavamanos. Muchas personas tenían hasta miedo de lavarse las manos con un pedazo de jabón de tocador. Creían que se podían infectar.

El sistema capitalista neoliberal nos acostumbró a que solamente en los centros comerciales de lujo, supermercados y hoteles de cuatro o cinco estrellas podíamos encontrar jabón líquido para lavarnos las manos. El pueblo asumió que entre más exclusivo el centro comercial, los servicios sanitarios serían de mayor calidad y en consecuencia, el jabón, el papel higiénico y la servilleta estaban garantizados.

Recuerdo que un neurocirujano me dijo que había encontrado artículos científicos que hablaban sobre la menor frecuencia de transmisión de infecciones cuando se saludaba con el puño cerrado que al hacerlo con estrechar las manos.

En los años pre-pandémicos o pre-covid-19, cuando había médicos residentes con gripe, resfriado o faringitis les orientaba que no podían estar en el mismo ambiente de trabajo y que usaran una mascarilla. Algunos se molestaban.

Después que inició la pandemia del covid-19, comencé a saludar con el codo y algunas personas se burlaban. Cuando apareció el primer caso de covid-19 en Nicaragua empecé a saludar como militar, con la mano sobre la frente, en posición oblicua.

Durante la pandemia del covid-19, no me he enfermado de las vías respiratorias. Llevo dos años seguidos vacunándome contra la influenza A-H1N1, con una vacuna producida en Nicaragua, en el laboratorio Mechnikov, gracias a Rusia y Cuba.

También he visto que mis familiares, amigos y compañeros de trabajo no se han enfermado de las vías respiratorias; lo mismo me han dicho otras personas. Este cambio positivo se puede atribuir al lavado de manos con agua y jabón, más frecuentemente, el uso de alcohol, la mascarilla y el distanciamiento físico y social.

El saludo de besos en la mejilla también es una práctica que representa un riesgo de transmisión de enfermedades respiratorias, en las que ahora se incluye el covid-19. Creo que se subestimó el papel de las gotitas de Flügge (las gotas de saliva que inevitablemente todos expulsamos al hablar, gritar, cantar, soplar, estornudar, toser o espirar); eran más relacionadas con la transmisión de la temida tuberculosis. Tales microgotas se nebulizan en el aire y portan aerosoles, bacterias, virus, etc. Microgotas que salen de la boca humana, incluso, al hablar bajo.

Karl Flügge (1847-1923), el higienista y bacteriólogo, de origen alemán, tenía razón. Su descubrimiento de hace más de un siglo influyó en el inicio del uso de mascarillas de gasa en sala de operaciones, impulsada por Mikulicz, en 1897 y tiene tanta vigencia epidemiológica en el siglo XXI, en medio de la pandemia de la enfermedad por coronavirus 2019.


Managua, Nicaragua, 26 de enero y 6 de febrero de 2021

Colegio Nicaragüense de Radiología