sábado, 2 de abril de 2022

UCRANIA: NAZISMO DEL SIGLO XXI O LA GUERRA DE ESTADOS UNIDOS Y LA OTAN CONTRA RUSIA

 

Ucrania: nazismo del siglo XXI o la guerra de Estados Unidos y la

 OTAN contra Rusia


Lenin Fisher


En Ucrania el nazismo y el fascismo han tenido su máxima expresión en Europa, durante lo que va del siglo XXI. Expresión militar que representa el pináculo del ascenso de las fuerzas políticas de ultraderecha en el viejo continente, las cuales han conquistado la presidencia, congresos nacionales y parlamento continental.

Algunos señalan que el nazismo surgió en Ucrania, a inicios del siglo XX, y después alcanzó su plenitud en Alemania, con Hitler, que tuvo como principal objetivo la derrota del primer Estado socialista del mundo: la Unión Soviética, como parte de la contradicción fundamental entre capitalismo y socialismo.

El golpe de Estado blando, pero violento y sangriento, sucedido en Ucrania, en el año de 2014, es el hecho que cataliza los acontecimientos posteriores de la lucha geopolítica que desarrollan Estados Unidos, la Unión Europea y la Organización del Tratado del Atlántico Norte, porque instalan en el poder a fuerzas políticas del ultranacionalismo radical que llevarían al país de relaciones respetuosas con la Federación de Rusia a la confrontación.

El proyecto golpista en Ucrania fue financiado por Estados Unidos y la Unión Europea y representó una inversión de cinco mil millones de dólares. Incluyó el plan la capacitación en “liderazgo” de por lo menos diez mil jóvenes. Posteriormente, la OTAN, la Unión Europea, Reino Unido y Estados Unidos prepararon y armaron al ejército ucraniano y las fuerzas paramilitares nazistas (Batallón Azov, Sector Derecho, etc.), con fondos que superan los 10 mil millones de dólares.

El occidente capitalista no cesa en sus antiguos sueños de apoderarse de los extensos territorios, muy ricos en reservas energéticas, minerales, bosques y otros recursos naturales, que posee el país más grande del mundo: Rusia. Los imperialistas occidentales tienen puesta la mirada también en China. Ambas potencias económicas y militares son el resultado de revoluciones socialistas, que han evolucionado hasta representar los motores del mundo multipolar que actualmente se construye. Pero la democracia occidental se niega a ser desplazada por nuevas potencias y no quiere perder el control del mundo ni sus privilegios económicos.

El cerco de Rusia y China entró en otra fase en 2014 cuando Ucrania se convirtió en la punta de lanza. Kiev pretendía formar parte de la Unión Europea y declaró que deseaba integrarse a la OTAN, así como instalar armas nucleares. Estas últimas podrían alcanzar Moscú o cualquier otro objetivo estratégico ruso en menos de cinco o siete minutos, un tiempo menor de respuesta al actual. Armas nucleares en Ucrania significarían una amenaza real para la seguridad de Rusia, porque alterarían el principio de seguridad mutua, debido a la recíproca destrucción de las partes beligerantes en una guerra nuclear.

El golpe de Estado de 2014 ejecutado por la ultraderecha ucraniana encontró su principal contraparte en dos repúblicas que se proclamaron independientes en la región del Donbass. El ejército ucraniano y las fuerzas nazis desataron una guerra de ocho años contra la población de la región mencionada causando casi 14 mil muertos, el 70% de los cuales fueron civiles. La resistencia de las milicias de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk ha sido verdaderamente heroica. Los acuerdos de Minsk nunca fueron cumplidos por Ucrania, mientras este país realizaba un genocidio y etnocidio contra la población que hablaba el idioma ruso, lengua que fue prohibida desde la victoria del golpismo de colores del Maidán.

Desde hace treinta años Estados Unidos, Europa y la OTAN no han cumplido su promesa de no extender las fronteras de la alianza militar transatlántica. Durante ocho años los poderosos medios de comunicación, tradicionales y virtuales, ocultaron la guerra criminal iniciada por Ucrania contras los pueblos ruso-parlantes. Así como Estados Unidos protege la seguridad de sus ciudadanos en cualquier parte del planeta, Rusia lo ha hecho a partir del 24 de febrero del año en curso, al iniciar la Operación Militar Especial (OME).

La OME ha sido impulsada bajo el mando del presidente Vladímir Putin para finalizar la guerra iniciada por Ucrania (como autor material) y por Estados Unidos, Unión Europea, Reino Unido y la OTAN (como autores intelectuales y abastecedores materiales). Desmilitarizar y desnazificar Ucrania fue el objetivo de la OME, planteado públicamente, y no ocupar permanentemente a ese país.

Una cátedra de un nuevo tipo de guerra ha sido la OME para el occidente guerrerista porque no ha sido la masacre de la población civil por bombardeos indiscriminados como lo hicieron los invasores y agresores, yankees y europeos, de Yugoslavia, Irak, Afganistán, Libia y Siria. Sitiar las ciudades principales para que sus fuerzas no pueden participar en el frente principal, destruir las instalaciones militares de todo tipo con ataques de alta precisión quirúrgica, derrotar a las tropas ucranianas en el Donbass, abrir corredores humanitarios para salvar a decenas de miles de civiles inocentes y no caer en la tentación de los nazis que usan como escudos humanos a los civiles (algo practicado frecuentemente por los terroristas del Estado Islámico en la terrible guerra imperialista de Siria).

A lo largo de un mes del conflicto contra el nazismo y el fascismo ucraniano y europeo ha sido evidente la altura de la diplomacia rusa. Derroche de sensatez y cordura han hecho Putin, Lavrov, Peshkov, Nebenzia, Zajárova, Konashenko y Kirílov. Mientras tanto, los malos socios occidentales y países no amistosos, expertos en decir fakenews y mentiras, han llevado al clímax su guerra económica escalando las sanciones económicas contra Rusia, hasta reafirmarlo como el país con más sanciones, chantajes y bloqueos del mundo (más de nueve mil).

Sanciones que se han vuelto un boomerang para sus impulsores, que no les interesa el bienestar de sus propios pueblos a los cuales le piden que coman menos carne, que usen menos calefacción, consuman menos combustible y gas, o que compren más ropa de abrigo contra el frío. Impedir la inauguración del gasoducto Nord-Stream II (obra maestra de la ingeniería) fue tan absurda como la rusofobia desatada contra todo lo ruso y contra todos los rusos (vivos y difuntos).

Sin embargo, los crímenes de guerra del ejército ucraniano y sus paramilitares nazifascistas, que han atacado y aterrorizado a su propio pueblo, de distintas formas, algún día serán castigados. Y los 30 laboratorios para la guerra biológica detectados en Ucrania, a lo largo de la OME, son un verdadero escándalo y crimen de guerra que también esperan justicia. El Ucrania-gate o el Ucrania-Lab-gate están por venir en las elecciones de Estados Unidos. No te lo pierdas.

Laboratorios financiados por Estados Unidos, Europa y la OTAN; donde figuran personajes como el hijo del presidente gringo Joe Biden. Guerra biológica que ya habían empezado contra Rusia después de experimentar con soldados ucranianos hasta con la fiebre porcina. Contra toda ley militar internacional los demócratas occidentales pensaban diseminar microbios (virus, bacterias, hongos, parásitos, etc.), a través de aves migratorias, murciélagos, pulgas, piojos y drones (estos últimos con capacidad para rociar hasta 20 litros de soluciones con tales gérmenes causantes de enfermedades infecciosas terribles).

Esa es la realidad real del guerrerismo de los imperialistas de Estados Unidos y Europa, que promueven el nazismo y el fascismo de Ucrania. Setenta y siete años después, los rusos están salvando otra vez a la humanidad.

 

Managua, Nicaragua, 2 de abril de 2022

Escritos de Lenin Fisher: reflexiones sobre la vida e historia de Nicaragua.

leninfisherblogspot.com

https://www.blogger.com/blog/post/edit/1006068090057512799/1498454338836820658