domingo, 1 de julio de 2012

¡A CAMBIAR LAS REGLAS DEL FUTBOL!


¡A cambiar las reglas del fútbol!

Lenin Fisher

Hoy finalizó la Eurocopa 2012. Dicho evento deportivo me ha convencido todavía más de que es necesario cambiar las reglas del fútbol.

La Copa Mundial de Fútbol Sudáfrica 2010 fue el escenario para ver importantes fallas y sutiles manipulaciones que suceden para favorecer a un equipo que tiene una liga con mucho poder económico –la más poderosa de las ligas profesionales- y posee a los dos equipos de fútbol más caros del mundo. De tales observaciones surgió el artículo de opinión “Reformas antipacto y antifraude…en el fútbol” (END. ed. 10747; 10-7-10:13:A), el cual fue mejorado y ampliado con el título de “Reformas en el fútbol” en “Chavalos de la revolución y otros ensayos” (Universitaria. León. 2011:195-201). La idea es cambiar las reglas como en el volley-ball.

Avanzar en el torneo hasta llegar a la final, no sin antes ser beneficiado por off-sides mal cantados (España y Croacia); penalties dudosos; empates a uno o a cero gol; golpes en la cara no sancionados, frente a la portería; o por increíble que parezca, serie de penalties donde el mejor o el más completo jugador del mundo no es incluido en la primera ronda de disparos (España y Portugal; omisión deliberada de Cristiano Ronaldo). Cosas que omiten o minimizan los medios de comunicación porque juegan su papel. Si un director técnico no es capaz de seleccionar para su primera ronda de penalties a uno de los mejores goleadores del planeta, entonces que abandone su puesto y me contraten a mí, porque yo sí lo hubiese incluido, sin lugar a dudas. ¿Puede realmente C. Ronaldo patear el balón para meter un gol y eliminar a España, donde está la liga de dos equipos archimillonarios, sin pensar en la fortuna que le paga el Real Madrid? ¿Cuál nacionalismo o patriotismo luso?  Lo importante no es ni competir, ni ganar; es cuántos millones de dólares o euros ganás.

Sudáfrica 2010 no fue sólo el Mundial de las vuvuzelas o lepatatas, sino que fue la Copa donde el interés empresarial o el capital transnacional se impuso al interés nacional, deportivo e individual. ¿Cómo se explica que Mesut Özil, el jugador alemán de descendencia turca, haya jugado como un poderoso y rápido tanque contra Argentina, ante la Primera Ministra alemana, para después ante España parecer sedado, zombi o fantasma? El negocio lo aclara todo: el Real Madrid ya lo tenía casi fichado por un contrato millonario.

En Ucrania y Polonia 2012, le tocó el turno a Mario Balotelli, jugador danés-italiano de descendencia africana, quien jugó como un demonio ante Alemania metiendo dos goles espectaculares; pero ante España, lució torpe, sin puntería, descalibrado, sin compás y con las coordenadas invertidas. No obstante se lee en “La gente dice Impre.com”: prensa inglesa y española señalaron que el Real Madrid daba por hecho el fichaje de Balotelli por 35 millones de euros (10 millones por temporada). Nada más. 

¿Qué jugador se esforzaría porque su equipo nacional le gane a España, dueña de los dos más caros equipos de fútbol del planeta? ¿Qué puede más, el espíritu deportivo y nacional, o 35 millones de euros? C. Ronaldo, M. Özil y M. Balotelli han pasado las mismas situaciones: o su país o sus contratos; o su camiseta nacional o la bolsa. El campeón prefiere jugar con los dados cargados y las cartas marcadas; vacunar; sobar la mano; “cañonear” (firmar o fichar). Mano invisible del mercado. Cambiemos las reglas.

Managua, Nicaragua, 1 de julio de 2012

leninfisher.blogspot.com