sábado, 19 de septiembre de 2015

TESTIMONIO DE OSCAR CORTES (EL CHELE MARCOS) Y LA TOMA DEL BUNKER DE SOMOZA EL 19 DE JULIO DE 1979

El testimonio del combatiente sandinista Oscar Cortés Marín (el chele Marcos) y la toma del Búnker de Somoza el 19 de julio de 1979

Lenin Fisher

En una entrevista televisiva que Oscar Antonio Cortés Marín (Managua, 31-12-1959 / 6-7-1996), conocido como el chele Marcos, brindó un año antes de morir, relató lo siguiente a la periodista Elisa Maturana del programa Esta Semana: “Nosotros el 19 de julio a las seis de la mañana estábamos en el empalme de Xiloá, combatimos con la guardia que estaba en las instalaciones de Enaluf, frente al Open 3, tenemos un combate allí como de cuarenta y cinco minutos a una hora y bajamos por la Cuesta del Plomo hasta Linda Vista donde ya había un desborde de población.” (Cortés Domínguez, G. De León al búnker. Editarte. Managua, Nicaragua. 2003; p. 44).

Humberto Ortega Saavedra, desde el puesto de comando central, Palo Alto, en San José, Costa Rica, orienta a Leopoldo Rivas avanzar urgentemente hacia Managua, por lo cual este último no espera a que finalice la refriega con la G.N., en Enaluf, y ordena a la vanguardia que lleva un jeep BECAT y a la tanqueta Aracelly a que continúen avanzando. Inesperadamente, alrededor de 15 guardias salen equivocadamente al encuentro de la tropa guerrillera, creyendo que eran de los mismos. Los guerrilleros leoneses los rodean, desarman y los suben al camión que llevaban precisamente para recoger prisioneros a lo largo de la ruta hacia Managua. En el sector de Linda Vista hubo un pequeño tiroteo con un grupo de guardias. (Ob. cit. p.45).

“No hay más combates, nosotros seguimos avanzando hasta llegar prácticamente al (cine) Cabrera. Para nosotros era increíble, no encontrábamos ninguna resistencia, ninguna presencia, y todavía íbamos montados en los vehículos, y allí bajamos, comenzamos a avanzar a pie hasta el tope, y luego cruzamos por el [hotel] Intercontinental hasta llegar propiamente al Búnker.” (Ob. cit. p. 52-53).

Apuntó Cortés Domínguez: “Aquella turba que había combatido a la Guardia Nacional en León, casi exterminándola, y que casi no hizo prisioneros, sólo halló rastros de la huida de los somocistas, encontrando en todas las habitaciones del hotel fusiles abandonados, restos de comida y muchas botellas vacías.” (Ob. cit. p. 53). Para luego señalar que las columnas de guerrilleros provenientes de León, estimuladas por la cercanía del objetivo, avanzaron atropelladamente sobre la Loma de Tiscapa, subieron presurosas sobre la carretera asfaltada, salvaron las primeras garitas desguarnecidas y pasaron por las casas abandonadas de la Colonia Militar (…) que momentos después fueron saqueadas por la población civil. (Ob. cit. p. 53).

Continúa el chele Marcos: “Yo lo había visto por video y se identificaba claramente por la infraestructura que era el Búnker. Rompimos la puerta, entramos, estaba un cuarto enorme allí con todas las cosas de Somoza, una gran cama, luego una oficina donde había una gran mesa con un gran mapa con un radio atrás que es donde me imagino él dirigía las operaciones, había un gran equipo de radio Simitel (Sistema Militar de Telecomunicaciones). En ese momento entró una llamada de San Carlos, del coronel de San Carlos que estaba pidiendo instrucciones y sencillamente le contesté, le dije que ya el Búnker era parte de Nicaragua libre, que por favor se rindiera, que le íbamos a respetar la vida-.”  (Ob. cit. p. 336).

Guillermo Cortés Domínguez sigue describiendo en las páginas 336 y 337 de su obra: “La loma está absolutamente vacía, ni un guardia, ni un alma (…) Ahí estaba sin haber sido tocado (…) un archivo de colaboradores personales del propio Anastasio Somoza Debayle, diferente de los archivos de la Oficina de Seguridad Nacional (OSN), informadores directos de “El Hombre”, en una lealtad sin intermediarios por las más increíbles razones, que involucraba a todo tipo de personas, incluso a algunas vinculadas con el propio Frente Sandinista, en una fehaciente demostración de cómo el somocismo había penetrado todos los sectores sociales del país.”

Apenas momentos antes, dos horas antes, 120 minutos antes, a las siete de la mañana, cuando los guerrilleros del Frente Occidental Rigoberto López Pérez (FORLP) se acercaban a la Cuesta del Plomo, todavía estaban en la Loma de Tiscapa entre 600 y 2000 hombres bien armados de la Guardia Nacional, según Cortés Domínguez, en la página 337.

Cortés Domínguez cita a Humberto Ortega Saavedra (Sobre la insurrección. Ciencias Sociales. La Habana, Cuba. 1981; 58), señalando que: “-Se rompe totalmente el equilibrio estratégico que se daba en el asedio y la resistencia del enemigo, con el empuje final, el asalto a la capital de las fuerzas de occidente, que son las primeras en llegar a Managua,…”

En fotografías publicadas en internet, en el sitio www.flickr.com, se puede ver al chele Marcos con Leopoldo Rivas revisando el archivo personal de Somoza; al chele Marcos caminando junto a periodistas extranjeros en las instalaciones de la Loma de Tiscapa y el Búnker de Somoza, así como pateando un afiche con el rostro del dictador Somoza Debayle.

“Leopoldo Rivas Alfaro, quien llegó poco después, y El Chele Marcos quien había llegado primero, parecían levitar ahí entre las nueve y diez de la mañana, en el Búnker, en un momento mágico, espléndido, de ensoñación, irrepetible, en el que vivieron la intensa y única emoción no vivida por nadie más de los otros jefes de los demás frentes guerrilleros, de coronar la ofensiva final, la anunciada insurrección final iniciada el 4 de junio, con la toma exactamente mes y medio después de intensa campaña militar, del máximo símbolo de la dictadura militar somocista, con su corazón de acero, el emblemático Búnker de Tiscapa.” Este es el último párrafo de la valiosa obra de Cortés Domínguez, De León al búnker (p. 345).

Además, Cortés Domínguez dice que esa mañana del 19 de julio de 1979 él llegó al Búnker acompañando a Melvin Wallace y fue Leopoldo Rivas Alfaro quien los recibió y les hizo un tour de reconocimiento del Búnker de Somoza. En ese momento solo estaban las fuerzas irregulares del Frente Occidental Rigoberto López Pérez y ninguna otra.

Parafraseando a Cortés Domínguez, la caravana del Frente Occidental Rigoberto López Pérez continúa casi en línea recta hasta llegar al Estadio Nacional General Anastasio Somoza García, donde los excitados combatientes bañaron a balazos la estatua ecuestre del fundador de la dinastía, sin derrumbarla -lo que haría después una abigarrada muchedumbre exacerbada-, y únicamente se detienen hasta llegar a las inmediaciones del cine Cabrera (que quedaba esquina opuesta a donde hoy es la farmacia del INSS Simón Bolívar), a eso de las 8:30 de la mañana del 19 de julio, donde se organizan las tropas que avanzarían desplegadas hacia la Loma de Tiscapa, distante apenas unos ochocientos metros (p. 50-51), para tomarse finalmente el centro de mando de Somoza Debayle, el emblemático Búnker.

Finalmente, confirma lo dicho por Oscar Cortés Marín y lo escrito por Guillermo Cortés Domínguez, el general Humberto Ortega Saavedra, quien afirma en su libro La epopeya de la insurrección (Lea. Managua, Nicaragua. 2004: p. 435-436): “Antes del mediodía del 19 de julio, tropas del Frente Occidental “Rigoberto López Pérez” comandadas por el tercerista Leopoldo Rivas son las primeras en arribar al Búnker de Somoza (…) Poco tiempo después, en el Búnker se juntan Leopoldo Rivas, Javier Carrión y Elías Noguera…”


Managua, Nicaragua, 19-20 de septiembre de 2015

Escritos de Lenin Fisher: reflexiones sobre la vida e historia de Nicaragua.
leninfisherblogspot.com