jueves, 7 de marzo de 2024

¿POR QUÉ CONMEMORAR LOS 500 AÑOS DE LEÓN?

 

¿Por qué conmemorar los 500 años de León?

 

 


Lenin Fisher

 

Incer Barquero y Arellano Sandino, a título personal, han dicho y escrito, que niegan y se oponen a la conmemoración de los 500 años de fundación e historia de León.

 

A continuación, expongo las razones por las cuales se debe conmemorar el quincentésimo aniversario de León.

 

La historia de la ciudad de León comienza, en 1524, con su fundación, por parte de los conquistadores españoles, en Imabite, a orillas del lago Xolotlán (Ayaguala), el mismo año que se fundó Granada. Los españoles se asentaron en Imabite (un lugar con todas las condiciones naturales para sobrevivir), porque Pedrarias Dávila pensaba que sus fuerzas tenían que ubicarse en el centro de la Tierra, para poder dirigir todas las expediciones necesarias, en todas las direcciones posibles, según el historiador Casanova Fuertes. En otras palabras, para los españoles, Xalteva y luego Granada, no estaban en el centro de la Tierra. A partir de esa idea, es fácil entender por qué los españoles fundaron primero León y después Granada.

La fecha de fundación de León, asumida por muchos años, ha sido el 15 de junio de 1524; así se selló el arribo hasta el supuesto centro de la Tierra. Granada pudo haber sido fundada diez días o una semana después de León; incluso, mucho tiempo más tarde.  Los españoles pasaron por Xalteva; pero siguieron avanzando en su misión de conquista, que era principalmente una acción de guerra. Para buscar el centro de la Tierra tenían que impulsar una campaña militar de conquista con todos los hombres armados posibles y la mejor retaguardia disponible. No se podían dar el lujo de fundar Granada y abandonarla, ni mucho menos de dejar hombres armados y todo tipo de recursos, desde arcabuces, municiones, pólvora y caballos. Sencillamente, no podían. Los españoles aplicaron el principio básico de la guerra: la reconcentración de las fuerzas para luego avanzar, combatir a los indios y derrotarlos. No podían dejar sus fuerzas dispersas, unas en Xalteva y otras avanzando hacia Imabite. No hubiese tenido ninguna lógica militar de conquista.


Si la fundación de Granada fue el 8 de diciembre de 1524, como ha propuesto Arellano Sandino, hay que observar que tal hecho no se vincule a las fiestas cristiano-católicas de la Virgen María, porque para ese tiempo los cristianos no dedicaban tales celebraciones a María. Del 15 junio al 8 de diciembre hay cinco meses y 23 días, lo cual pudo haber sido la diferencia de tiempo entre fundar León primero, y luego, Granada. La lógica militar de la conquista española, que fue una acción ofensiva constante, militar e ideológica, no permitía fundar primero en el sur para luego avanzar al norte y el occidente. Había que conquistar, primero, el centro de la Tierra, que estaba en Imabite (donde fundarían León), para posteriormente, continuar con los demás territorios, incluyendo Xalteva (donde se fundaría Granada).


La fundación de León y Granada ocurrieron de facto, sin escritura pública que las certifique como tales. Por eso, la discusión de las fechas de fundación y del orden de la mismas, o sea, si fue primero fundada León o Granada. La fundación de ambas ciudades fue una iniciativa de Francisco Hernández de Córdoba, que no estaba autorizado, ni había recibido instrucciones para tal cosa. Ni siquiera su jefe superior, Pedrarias Dávila reconoció tales actos fundacionales, porque no le convenía para sus ambiciosos intereses personales. ¿Deberíamos asumir que la fundación de León y Granada fue ilícita, ilegal e inexistente? Tampoco debemos olvidar que el reconocimiento de la Provincia de Nicaragua sucedió hasta el año 1527, o sea, tres años después de la fundación de León y Granada.

 

Si se acepta la acción fundacional de Hernández de Córdoba, en las condiciones antes descritas, ¿por qué no debemos dar el mérito que corresponde al Alcalde Mayor Pedro Munguía y Mendiola, al dirigir la refundación de la ciudad de León, en las tierras ejidales de Sutiaba?

 

Calificar de ilegal o ilegítima la traslación y refundación de la ciudad de León, en 1610, es subestimar la importancia de la decisión del Alcalde Mayor, ante un verdadero desastre en la ciudad original, debido a causas naturales, erupciones volcánicas del Momotombo (cinco en diferentes años: 1554, 1578, 1594, 1605 y 1610), terremotos, mala calidad del agua (con olor y sabor a azufre volcánico), falta de árboles como fuente energética, escasez de mano de obra indígena y la crisis político-administrativa, a partir del asesinato del Obispo Valdivieso, el 26 de febrero de 1550.


¿Acaso aplaudiríamos hoy si el Alcalde Mayor se hubiera quedado cruzado de brazos, esperando la muerte del último leonés, en los antiguos territorios de Imabite, en las faldas del Momotombo y orillas del Xolotlán? También hizo lo correcto el Obispo Pedro de Villarreal que bendijo el acto inicial de refundación de León, en 1610, quien no se quedó cómodamente en Granada, como si permaneció  el Gobernador. Villareal no influyó en la decisión tomada, sino que la bendijo cuando el Alcalde Mayor decidió hacer el acto oficial de fundación de León en las tierras de Sutiaba.

 

No importa si hubo una ristra de Gobernadores y Obispos que vivieron en Granada, mientras los leoneses impulsaban la titánica tarea de refundar la ciudad de León, en Sutiaba. Eso refleja solamente que las clases sociales altas pensaban en sus intereses y comodidad.  Esos Obispos (Fernando Núñez de Sagredo, Alonso de Briceño, y entre 1731 y 1735, Francisco Dionisio de Villavicencio); así como los Gobernadores (capitán Fernando Álvarez Serrano, Cristóbal de Villagra, Francisco Fernández de Azagra y Vargas), no quisieron, diríamos ahora, salir de su zona de confort, al seguir viviendo en Granada.

 

Tal cosa sucedió, mientras los leoneses e indios Sutiaba construían León desde 1610, a pesar de Gobernadores y Obispos, acomodados en Granada, donde disfrutaban las mieles del poder político y eclesiástico. Este hecho es otro mérito más para León y los leoneses. Munguía y Mendiola tuvo el liderazgo suficiente para dirigir a los leoneses a refundar León, después de migrar, muy a pesar de las más altas autoridades, que como ha sucedido muchas veces en la historia, no siempre están con el pueblo. Refundar una ciudad, conservando su particular identidad, requiere de mucho trabajo, muchas horas-hombre, sacrificios, en medio de las relaciones coloniales de producción, de una sociedad dividida en clases sociales, en medio de resabios mixtos de feudalismo y esclavismo.

 

El Alcalde Mayor tomó una decisión correcta: trasladar la ciudad, emigrar y refundar la ciudad, en un lugar más seguro y con mejores condiciones naturales. Si el Gobernador y el Obispo, que vivían en Granada se opusieron al traslado y refundación de León, ¿acaso la decisión del Alcalde Mayor no fue un acto anti-burocrático y lleno de sentido común? ¿Qué debíamos haber esperado, que los leoneses hicieran su éxodo a Granada?

 

Y es que han querido negar que hubo un éxodo y que hubo traslado de la ciudad de León. Recordemos que el significado de éxodo, según el diccionario de la Real Academia Española es: emigración de un pueblo o de una muchedumbre de personas. El éxodo es el desplazamiento de un pueblo o comunidad de personas, que abandonan su lugar de origen en busca de un nuevo espacio en el cual radicarse. Es una migración o emigración, si nos basamos en la etimología griega de la palabra éxodo (éxodos=salida). Por lo tanto, son sinónimos de éxodo, los siguientes: emigración, migración, partida, abandono, desplazamiento, traslado, entre otros. Un éxodo no tiene que ser, obligatoriamente multitudinario. Además, en 1610, la población de León, ni la de Granada, era de decenas de miles de personas.

 

Los pobladores de León se trasladaron a un nuevo sitio. Abandonaron el León fundacional. Migraron a Sutiaba. Seguramente fueron la mayoría los que se trasladaron. No importa si fueron pocos, si lo vemos desde el año 2024; pero fueron los suficientes para refundar la ciudad con la misma identidad y orgullo. El hecho es que los leoneses se trasladaron, aunque no hayan llevado muchos objetos materiales. No hay que olvidar que lo más importante es poner a salvo a las personas. Todo lo material se recuperaría o construiría después, como lo hicieron los leoneses, a pesar de las dificultades propias de toda refundación, hasta lograr hacer de León nuevamente la capital de Nicaragua y una ciudad más grande que Granada y, en consecuencia, la mayor del país durante bastante tiempo.

 

El León fundacional de 1524 o León de Nicaragua (nunca han existido León de Imabite ni León de Sutiaba, lo cual han querido inventar e imponer recientemente), no pueden separarse de la historia de León después de 1610, ni de la historia de Nicaragua. La historia es un proceso dialéctico, dinámico y continuo, determinado por las contradicciones y luchas de las clases sociales; no es una colección aislada de fechas, nombres y lugares, sin interpretación de su significado.

 

Granada, a pesar de estar todavía en su asiento original, no conserva ruinas arqueológicas del siglo XVI. Únicamente tiene los muros de San Francisco, que son del siglo XVII. Por lo tanto, Granada, aunque permanece en el enclave original, no conserva evidencias arqueológicas de la etapa fundacional, o sea, de sus primeros 76 años. Si Granada no tiene tales evidencias, ¿por qué se le exige al León actual tenerlas?, especialmente cuando sabemos que la ciudad se trasladó en 1610 para refundarse, no para hacer otra ciudad. Pero como León Viejo es inseparable del León actual y desde finales del año 2023, la Alcaldía de León atiende a León Viejo, entonces, León tiene ruinas del siglo XVI, de la etapa primitiva de la ciudad fundacional. Sin obviar la importancia de la iglesia de Sutiaba y de las ruinas de la iglesia de Veracruz. Es necesario y obligatorio ante la historia que se declare legalmente a León Viejo como parte de la ciudad de León y se le adjudique una categoría de "Ciudad Histórica Especial" o bien, "Distrito Patrimonio Histórico de la Humanidad", una figura jurídica que recordaría los antecedentes del barrio de Sutiaba y los balnearios de Poneloya y Salinas Grandes.

 

Sin embargo, el León fundacional, ahora conocido como León Viejo, conserva ruinas arqueológicas de la primera etapa de desarrollo de la ciudad, es decir, de la etapa primitiva, así llamada por el historiador Arellano Sandino. Las ruinas de León Viejo son del año fundacional, de la etapa que va de 1525 a 1531. Tales ruinas. Patrimonio Histórico de la Humanidad, desde el año 2000, son también patrimonio histórico de Nicaragua y, por lo tanto, son patrimonio histórico de León, porque son inseparables, desde el punto de vista científico, entendiendo el continuum histórico de la ciudad.


León se refundó y no tomó otro nombre. Ni Nuevo León, ni León Nuevo. Conservó su nombre original. Sin olvidar que, los conquistadores españoles no fundaron León Viejo, pues este término debió haber surgido mucho tiempo después del año 1610, cuando se refundó León. Por lo tanto, los habitantes refundadores de León mantuvieron su identidad de leoneses. Los leoneses refundaron León porque su identidad orgullosa no les permitía, pues era una cuestión de honor, olvidar y negar el legado de haber sido la primera ciudad fundada por los españoles en lo que después sería la Provincia de Nicaragua.

 

No se puede perder de vista que, aunque León se refundó en 1610, no perdió, ni perderá su condición de ciudad colonial, porque la colonia española terminó, al menos formalmente, con la Independencia de Centroamérica en 1821. Pero el nexo de León, como ciudad colonial y el de la ciudad como resultado de la conquista española, como tal, no pueden desligarse por criterios academicistas rígidos, que enmarquen los hechos históricos, volviéndolos aislados.

 

León también fue víctima de la piratería inglesa, al mando de Dampier, en 1685; y de invasiones militares de salvadoreños y hondureños (dirigidos por Malespín y Guardiola), en 1844; así como de hondureños, en 1912, bajo las órdenes de Durón. Los conservadores granadinos trajeron en dos ocasiones a las tropas salvadoreñas y hondureñas para combatir a los liberales leoneses. No solo Granada fue víctima de los piratas ingleses. Los filibusteros yanquis, al mando de Heningsen y por órdenes de Walker, incendiaron Granada, en 1854; quienes fueron traídos por liberales leoneses para derrotar a los conservadores granadinos. Tales guerras destruyeron a nuestras dos ciudades coloniales. Sin embargo, hasta Arellano Sandino señala que León ha sido la ciudad más sufrida por las guerras a lo largo de la historia de Nicaragua.

 

El auge económico de Granada y su condición de capital, en determinado momento, no niega los 500 años de fundación e historia de León, que después se recuperó, creció y llegó a ser nuevamente capital del país. Después de perder su condición de capital, en el siglo XIX, se ha mantenido como la segunda ciudad en importancia de Nicaragua.

 

Las dificultades del inicio de la refundación de León, no niegan la continuidad histórica de la ciudad, sino que más bien resaltan el carácter heroico del emprendimiento de los leoneses al refundarla, en contra de la burocracia, pasividad y conformismo del Gobernador y el Obispo, residentes en Granada. De alguna manera, fue una acto antiburocrático, autonómico e independentista.

 

Granada solo posee, según Arellano Sandino, como vestigios del siglo XVII unos muros de San Francisco, porque a pesar de permanecer en su asiento original, no tiene vestigios del siglo XVI. En cambio, en León, la iglesia de Sutiaba empezó a construirse en 1698 y se encuentra activa. También posee las ruinas de la iglesia de Veracruz, que fue construida, especialmente para Sutiaba, entre los años 1524 y 1600, la cual funcionó como Catedral hasta 1622, o sea, a lo largo de 12 años, después de la refundación de la ciudad de León, y fue casi abandonada a finales del siglo XVII.

 

León y Granada fueron fundadas por los españoles mucho antes que los conquistadores y colonizadores ingleses, franceses, portugueses y holandeses, llegaron a las tierras del Nuevo Mundo. León ya se había refundado cuando los holandeses fundaron New Amsterdam, en 1613. León se había refundado diez años antes de que los peregrinos ingleses del barco Mayflower desembarcaron en Plymouth, el 21 de diciembre de 1620. León ya tenía 54 años de refundada cuando los ingleses vencieron a los holandeses y, entonces, a la ciudad de New Amsterdam le llamaron New York, en 1664. Pues, el 6 de abril de 1619 fue emitida la Cédula Real que reconocía oficialmente a la ciudad de León, situada en su nueva localización, como resultado de la refundación en 1610.

Por otra parte, en las listas de las 700 ciudades fundadas por los conquistadores españoles, en el siglo XVI, en América y Asia, aparecen León y Granada. En dichas listas las ciudades que han desaparecido son precisamente señaladas con el calificativo de desaparecidas. Sin embargo, ni León, ni Granada están en la categoría de ciudades desaparecidas. León actual es la continuidad histórica del León de 1610 y de 1524. El carácter y orgullo de la ciudad se ha mantenido intacto. Su éxodo, traslación, refundación y permanencia en el tiempo constituyen una singularidad histórica, que la podrían tener muy pocas ciudades en América y el resto del mundo.

 

Finalmente, debe enfatizarse que los 500 años que León, merecidamente debe conmemorar en 2024, son cinco siglos de historia, pues no solamente es la fundación como un hecho aislado, sino que es todo un proceso continuo de luchas, de resistencia, de contradicciones entre conquistadores y conquistados, colonialistas y colonizados, españoles e indios, entre libres y esclavos, entre ricos y pobres; en síntesis, cinco centurias de resistencia indígena, negra, mestiza y popular ante los imperios español, británico y estadounidense.


Managua, Nicaragua, 5 y 7 de marzo de 2024.

Escritos de Lenin Fisher: reflexiones sobre la vida e historia de Nicaragua.

https://leninfisher.blogspot.com/2024/03/por-que-conmemorar-los-500-años-de-leon.html