jueves, 14 de septiembre de 2017

BANDERAS Y HARAPOS: BREVE CRITICA A UN LIBRO SOBRE LA REVOLUCION DE NICARAGUA

Banderas y harapos: breve crítica a un libro

sobre la revolución de Nicaragua


“Alguna vez este será un lugar de paz y aquí se construirán escuelas.
Y siempre habrá gente para recoger todas las naranjas.”
Julio Cortázar y las naranjas de Bismuna


Banderas y harapos, libro de Gabriela Selser, subtitulado Relatos de la revolución en Nicaragua, publicado en 2016, en 323 páginas y 30 capítulos nos ofrece un testimonio muy refrescante y creíble de la experiencia personal de la autora, durante la Revolución Sandinista.

El texto, agradablemente escrito, nos recuerda nombres, lugares, fechas, hechos y circunstancias que de alguna forma hemos olvidado al pasar inevitable de los años o porque cuando sucedieron los eventos en las ciudades, los que defendían la revolución en sus distintas facetas (armada, productiva, política, etc.,) estaban lejos, en la montaña, sin periódicos, televisión o radio-transitores para informarse debidamente.

Selser nos brinda una imagen natural y humana de Ernesto Cabrera Cruz, llamado Cabrerita, ese joven matagalpino, líder de su generación, talentoso y lleno de cualidades revolucionarias, quien había combatido a la Guardia Nacional a partir de agosto de 1978 en Matagalpa, y que lastimosamente murió combatiendo en una emboscada de la contrarrevolución, en noviembre de 1984.

El capítulo La loca de Quibuto, lugar que conocí personalmente, es uno de los más conmovedores y refleja el impacto psicológico y psiquiátrico del monstruo grande de la guerra que pisa fuerte a civiles y militares, que se refleja en el personaje de una mujer campesina y pobre.

La autora argentina, radicada en México, con un estatus social de clase media y la aureola de ser hija del gran historiador del general Sandino, Gregorio Selser, tiene el gran mérito de haber abandonado todas sus comodidades para venirse desinteresadamente a Nicaragua para alfabetizar en 1980, en una comunidad remota del campo montañoso, en la comarca las Casquitas, municipio de Waslala, Matagalpa; y poner en práctica la teoría escrita por su padre. Ese esfuerzo y sacrificio los nicaragüenses de buena voluntad y honestos siempre lo agradecerán.

Tal cambio radical en las condiciones de vida se refleja cuando al vivir con los campesinos, la autora, entonces alfabetizadora, choca con la práctica del fecalismo al aire libre; o bien, al tratar de explicar cómo la gente vive en edificios de varios pisos, en sus apartamentos, a los cuales se llega cómodamente por medio de ascensores, en una ciudad como México.

De alguna forma lamento que la autora se pregunte en más de una ocasión si los esfuerzos y sacrificios durante la revolución valieron la pena, lo cual lo acompaña con críticas subliminales o directas al FSLN. Ni los estadounidenses, ni los franceses, ni los rusos, ni los chinos, ni los cubanos se preguntan si las revoluciones que protagonizaron, en los siglos XVIII y XX, valieron la pena.  Por eso no es casualidad, que el prólogo lo haya escrito Sergio Ramírez Mercado, opositor al Frente Sandinista, partido político que gobierna Nicaragua con Daniel Ortega Saavedra como presidente, durante su tercer periodo consecutivo, a partir de 2007.

La ruptura transitoria de una amistad, por motivos políticos, es dibujada en el capítulo titulado Patricia, en honor a una compañera de alfabetización, de clase media alta, que abandona el país, por decisión de sus padres, tres meses después de finalizada la cruzada nacional que disminuyó drásticamente el analfabetismo, tras la muerte de Jorge Salazar, presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), el 17 de noviembre de 1980.

Y es aquí, donde Selser no documenta lo ocurrido y las circunstancias de la muerte de Salazar no pueden entenderse integralmente. Bosco Matamoros Hüek (2004) -quien se desempeñó como recolector de fondos para la Contra y cabildeador entre congresistas estadounidenses, que apoyaban la guerra de baja intensidad de los gobiernos de Reagan y Bush contra Nicaragua-, señala que la primera persona que recolectó dinero y armas para la contrarrevolución antisandinista en Estados Unidos y Centroamérica, fue precisamente Jorge Salazar.

Por otra parte, Pérez Salas (2008), el segundo al mando de la EEBI, solo subordinado al mayor Anastasio Somoza Portocarrero el Chiguín, hasta el 17 de julio de 1979 y que salió de la embajada de Guatemala disfrazado de cruz-rojista, al igual que el ex-militar gringo William Bill Fiorito (general retirado, compañero de promoción de Somoza Debayle en West Point), quien lo sacó de Nicaragua el 24 de julio de ese mismo año para llevarlo, en un avión DC-10 a Ilopango, El Salvador, fue testigo y protagonista de la derrota y huida de la Guardia Nacional, vestido de civil, en la pista del aeropuerto internacional las Mercedes (p. 104-113).

Pérez Salas (2006), enfatiza que Salazar se reunió con los fundadores de la Legión 15 de Septiembre, el embrión de las fuerzas contrarrevolucionarias, después conocida por su apócope la Contra, que surgió, en los primeros días de agosto de 1979, con la reagrupación de los restos de la Guardia Nacional, derrotada por el FSLN, que habían huido a El Salvador, Guatemala, Honduras y Miami, Florida (p. 23-26).

La Contra se convertiría, al final, en la Resistencia Nicaragüense o el ejército irregular más grande y mejor armado de América latina, a lo largo del siglo XX, según el general retirado Humberto Ortega Saavedra.

Pérez Salas (2006) se reunió con Jorge Salazar y Guillermo Mendieta (Coordinador Político-Militar de la Legión 15 de Septiembre, graduado de la Academia Militar en 1955 y odontólogo), en el mes de noviembre de 1980, en San José, Costa Rica, en el restaurante Chalet Suizo. Reunión en la que conocerían de Jorge Salazar:
…en viva voz, su plan de acción en Nicaragua, sus posibilidades de apoyo en Venezuela y su intención de aceptar el liderazgo político de la Legión, que Mendieta le iba a presentar (p. 48).

Salazar, según Pérez Salas (2006):
…pidió un poco de tiempo para digerir el concepto general y agregarlo al enfoque que llevaba para Venezuela, no sin antes descartar la posibilidad de coordinar la lucha desde el exterior. Creía firmemente que su papel primordial estaba dentro Nicaragua (p.49).

Cuando Jorge Salazar muere en un enfrentamiento con efectivos de la Seguridad del Estado, a quienes hizo resistencia, transportaba armas en su vehículo, porque estaba dedicado a la conformación de un frente interno contrarrevolucionario. Ese hecho desarticuló la conexión venezolana, a través del general Alessandri. Pérez Salas (2006), escribió que para entonces, el presidente del Cosep, estaba en abierto desafío con los sandinistas (p.48).

Ortega Saavedra (2013) apunta que en 1980 ocurrió la muerte del líder empresarial del Cosep Jorge Salazar cuando conspiraba en actividades subversivas (p.127). Ese hecho, más el asesinato del alfabetizador Georgino Andrade (cometido por la Contra) y el ajusticiamiento de Anastasio Somoza Debayle, en Paraguay, realizado por el argentino Ejército Revolucionario del Pueblo, fueron tres desenlaces trágicos que ese año agudizaron el conflicto durante la revolución.

El humor y la ironía, como en toda experiencia humana, están presentes. Resulta divertido leer sobre las consignas irónicas y espontáneas, las ridículas sanciones contra las brigadistas que celebraban la victoria ante el analfabetismo, las bromas con el árbol de nacatamales, las peripecias y atraso tecnológico para enviar noticias o fotografías, y por supuesto, el llamado de atención que un policía de tránsito hizo al comandante Carlos Núñez Téllez y su grupo, entre quienes estaba Selser, al cruzar indebidamente, como peatones, por la parte central de una avenida y no en la esquina, en una ciudad de la Unión Soviética.

Banderas y harapos, es sin dudas, un libro que debe leerse, se disfruta leerlo y del cual lo menos que honestamente se puede decir es que realmente es muy interesante.

Managua, Nicaragua, 14 de septiembre de 2017
Escritos de Lenin Fisher: reflexiones sobre la vida e historia de Nicaragua.
leninfisherblogspot.com

Referencias bibliográficas:
1-.Matamoros Hüeck, B. (2005). La contra: movimiento nicaragüense 1979-1990. Madrid. 222
2-.Ortega Saavedra, H. (2013). La odisea por Nicaragua. Lea. Managua, Nicaragua. 239
3-.Pérez Salas, J. R. (2006). Los albores de la Resistencia Nicaragüense: la Legión 15 de septiembre y la lucha indígena. Ardisa. Managua, Nicaragua. 159    
4-.Pérez Salas, J. R. (2008). EEBI: los quijotes del ocaso. La Prensa. Managua, Nicaragua. 118
5-.Selser, G. (2016). Banderas y harapos: relatos de la revolución en Nicaragua. Managua. Gabriela Selser. 323