sábado, 19 de mayo de 2012

TECNOLOGIA RADIOLOGICA EN NICARAGUA


Tecnología radiológica en Nicaragua

Lenin Fisher

El descubrimiento de los rayos X en 1895, realizado por W. C. Roentgen en Alemania, fue un gran avance científico y tecnológico. Cuando el Dr. Rosendo Rubí trajo el primer aparato de rayos X a la ciudad de León de Nicaragua, en 1902, para usarlo junto con el Dr. Luis Henry Debayle Pallais, en La Casa de Salud (1,2,3), se produjo un avance tecnológico y científico-médico en el país. Con ese primer equipo de rayos X inició la transferencia tecnológica, de tipo radiológica, desde Europa hacia Nicaragua.

Pasaron siete años, después del descubrimiento de los rayos X por Roentgen (1895), para que esa tecnología llegara a Nicaragua, bajo la iniciativa del Dr. Rosendo Rubí. Y tuvieron que pasar 19 años para que el primer tomógrafo axial computarizado fuera traído al país (1991), como parte de la actividad emprendedora del Dr. Enrique Jiménez Quezada, después de que fue instalado el primer tomógrafo en Londres, Inglaterra (1972). Asimismo, pasaron entre 20 y 23 años para que un grupo privado trajera al país el primer resonador magnético (1997), después que esta tecnología comenzó a obtener los primeros resultados en Escocia (1974-1977). Vino relativamente más rápido el primer equipo de rayos X que el primer tomógrafo axial computarizado y que el primer resonador magnético (siete años contra veinte), a pesar de que en la década de 1990 el transporte y las comunicaciones eran más eficientes que en la década de 1900. Si los siete años entre 1895 y 1902 fueran un parámetro, entonces, el primer tomógrafo computarizado debió estar en Nicaragua en 1979, y el primer resonador magnético en 1981 ó 1984.  La guerra, en sus diferentes etapas, seguramente influyó en gran parte. (4,5)

La reflexión arriba mencionada, hecha en conjunto con el Dr. Malcolm Fisher Chavarría, nos sugiere que ante tecnología más compleja nuestro atraso es mayor por los costos más altos, por lo que, en cuanto a esas dos técnicas diagnósticas podemos decir que tuvimos por lo menos dos décadas de atraso en el uso de dicha tecnología, ya que en la producción de la misma no hay nada que señalar, porque no somos un país productor de tecnología. El atraso en el uso de tecnología moderna en el sector de la salud pública es mucho mayor cuando se compara con los servicios médicos privados. (4,5)

El Dr. Enrique Jiménez Quezada fue el primer médico y radiólogo nicaragüense que utilizó la técnica arteriográfica de Seldinger, inventada en 1953. El Dr. Jiménez Q., aplicó por primera vez en Nicaragua la técnica de Seldinger, en 1978, en el Hospital Occidental del INSS -hoy llamado “Antonio Lenín Fonseca Martínez”-, que fue el primer hospital del país en poseer equipo fluoroscópico telecomandado. Pasaron 25 años después de que Seldinger inventó la técnica angiográfica percutánea femoral, en Europa, para que se aplicara en Nicaragua por primera vez. El retraso crónico y proverbial ha oscilado entre 20 y 25 años en las diferentes técnicas médico-radiológicas. (4,5)

En 1993, en el sistema de salud pública (27 hospitales y 80 unidades de salud), había más de 7 mil equipos médicos;  estaban en buen estado el 56%; inactivos el 23%; funcionaban irregularmente el 10%; y estaba descartado el 11%. Se calculaba, en 1994, que más del 90% de la fuerza laboral de nivel técnico o de ingeniería electrónica en Nicaragua era empírica. La Dirección de Desarrollo Tecnológico del Ministerio de Salud tenía un déficit de 86 técnicos para mantener y reparar los equipos hospitalarios, en 1994. (6)

La tecnología debe adquirirse en base a las necesidades de salud y no en la tecnología misma. Es decir, no en base a la aparición de los nuevos modelos, del último modelo (6).  No existe ministerio de salud pública, hospital,   clínica privada, ni radiólogo individual que en un país subdesarrollado, pueda estar gastando tanto dinero al comprar todo nuevo modelo de equipos de diagnóstico sofisticado; nadie puede comprar el modelo del año cada año. La avalancha tecnológica, con sus aparatos cada año más modernos, tiene un alto precio, que ni el Estado, ni los empresarios privados, en Nicaragua, pueden pagar; y consecuentemente, la mayoría de los pacientes no pueden asumir. El subdesarrollo y la pobreza del tercer mundo no permiten ir al ritmo del avance tecnológico, lo cual es una verdad de Perogrullo. (4,5)

Eso explica por qué la mayoría de los tomógrafos computarizados y resonadores magnéticos que han funcionado en el país han sido comprados a pesar de ser usados, es decir, de segunda o tercera mano, o mejor dicho en lenguaje de mercadeo más técnico, han sido vendidos y comprados con la característica de ser “refaccionados”o “refurbish”. En otras palabras, después de haber funcionado en un hospital de país desarrollado, donde le han sacado el máximo provecho, el tomógrafo o el resonador, es descartado o entregado en forma de pago a la compañía productora y vendedora, para ser sometido a una revisión y mantenimiento total y exhaustivo colocando piezas o repuestos vitales, nuevos. En mecánica automotriz le llamarían a este proceso “over-haul” o reparación general. (4,5)

Inversión grande en equipos grandes, no es factible en Nicaragua, decía un directivo de Casa Terán en 1994.  No hay médico que pueda hacerle frente a la inversión ni pacientes que la paguen, porque es realmente cara, añadía. En 1994 Bolsa Médica señala: “Ya existe experiencia de médicos que con esfuerzo propio o en grupo han traído equipo usado que al poco tiempo de operar quedó inhabilitado y sin repuestos en el país ni en el exterior.” (6)

El Dr. Luis Romero, de origen argentino, Presidente del Colegio Interamericano de Radiología (CIR), en abril de 1994, durante su visita a Nicaragua, dijo que la Radiología, como especialidad médica, está en estricta correlación con el adelanto tecnológico, el cual va en progresión geométrica. “Sin embargo, la tecnología es muy buena, pero también es muy cara y en países emergentes como Nicaragua, Argentina o cualquier otro de Latinoamérica, el acceso a este tipo de tecnología es un poco complicado.” (7)

“Entonces, hay que tratar de equiparse y compatibilizar con la economía del país. Eso es de vital importancia porque tampoco debemos caer en el excesivo consumo de la tecnología médica. La correcta utilización de la tecnología implica que ésta esté al servicio de la sociedad, que no sea una tecnología de élite.” (7)

“Un radiólogo está inserto en un contexto social y no puede escapar de él, entonces tiene que estar adecuado a la realidad sanitaria del país, a la realidad social del país.” (7).  Y parte de la realidad real, no virtual, son los precios de los equipos nuevos: aparato de rayos X ($50-70 mil); ultrasonido con doppler color incorporado ($80-85 mil); mastógrafo ($50-60 mil); tomógrafo computarizado ($500 mil-1 millón); y resonador magnético ($1-1.5 millones). (4,5)

Los países desarrollados destinan hasta el 10% del costo de instalación para el mantenimiento de los equipos. Una cama hospitalaria debidamente equipada e instalada cuesta $100 mil por lo cual hay que destinar $10 mil para su mantenimiento. En 1994, había en América Central casi 7000 camas en los hospitales públicos; pero como no hay fondos suficientes, los equipos se deterioran aceleradamente. Un hospital adecuadamente balanceado invierte hasta el 40% de su presupuesto en equipamiento técnico; el resto es para infraestructura. (6)

Japón donó, en 1993, una gran cantidad de equipos médicos, valorada en alrededor de 200 millones de dólares, la cual representó el 7% del total de equipos médicos instalados en ese momento en el sistema de salud pública; donación que incluyó equipos de mamografía para el Hospital “Bertha Calderón R.” (6)

Otro elemento a tomar en cuenta es que: “...a través de donaciones ha entrado al país una amplia cantidad de equipos muy heterogéneos en marcas y tipos, lo que hace complejo y caro el mantenimiento porque a veces se encuentra tecnología descontinuada o los equipos vienen en no muy buenas condiciones.” (6)

La donación más reciente en equipos de diagnóstico por imagen fue la realizada por el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, en 2007, la cual fue valorada en alrededor de 5 millones de dólares y consistió, entre otros equipos médicos nuevos, los siguientes: un resonador magnético, un tomógrafo computarizado multicorte, un equipo de rayos X telecomandado con fluoroscopía, un equipo de rayos X digital y dos ultrasonógrafos, los cuales constituyen el eje central de lo que se llama Centro de Alta Tecnología, ubicado en el Hospital Escuela “Antonio Lenín Fonseca Martínez”, en Managua. (4,5)

El mantenimiento del tomógrafo, marca Philips, y del resonador, marca Siemens, tiene un costo relativamente alto; pero es más caro reparar cada pieza o tarjeta digital que se deteriora. Durante los dos primeros años de funcionamiento (abril 2008–abril 2010), el Ministerio de Salud no había firmado contratos de mantenimiento formal y sistemático con las compañías respectivas, a pesar de la existencia de los fondos de la cooperación venezolana a través de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de América (Alba) y las  empresas mixtas binacionales conformadas por Nicaragua y Venezuela. (4,5)

Son pocos los países latinoamericanos que tienen una política nacional de selección y uso de tecnología de la salud, incipiente o declarada, de acuerdo al VIII Informe de la Situación Sanitaria Mundial (6). Nicaragua no es la excepción.

Referencias bibliográficas:

1. Montalván, J. H. Breves apuntes sobre deontología médica e historia universal de la medicina. Hospicio. Universidad Nacional Autónoma. León, Nicaragua. 1960. 231
2. Espinosa Rodríguez, L. J. Contribución a la historia de la radiología en Nicaragua. Bolsa Médica.  No. 25; Sept. 1995: 3-9
3. Corea Fonseca, E. Historia de la medicina en Nicaragua. La Prensa. Managua, Nicaragua. 2000: 296
4. Fisher, L. Historia de la radiología en Nicaragua: la senda de la luz invisible. Universitaria. Managua, Nicaragua. 2010: 316
5. Fisher, L. Historia de la radiología en Nicaragua: la senda de la luz invisible. 2da. ed. Universitaria. Managua, Nicaragua. 2011: 428
6. Bolsa Médica. Radiología: un costo que vale la pena invertir. No. 9; May. 1994: 22
7. Bolsa Médica. Tecnología médica en Nicaragua. No. 6; Feb. 1994: 8-12


Managua, Nicaragua, 19-5-2012.

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